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El gran bostezo 
por Lucy Gómez
sábado, 26 noviembre 2005

 

A una semana de las elecciones, prácticamente todo sigue igual en cuanto a la campaña electoral de los candidatos a la Asamblea Nacional de Venezuela. Los políticos se repiten, sean de la oposición o del gobierno en los medios de comunicación, exclamando que hay que salir a votar.

Hacen desesperados llamados a que uno no se abstenga. El mismo mensaje de las municipales: que hay que cambiar el país, que estas   elecciones  son  definitivas para la democracia venezolana,  que si no se va a votar  cambiarán la Constitución y Chávez va a estar hasta el 2036, que  el país no se acaba el 4 de diciembre, prometen construir una nueva mayoría y un nuevo liderazgo.

Tal vez los esfuerzos más grandes han sido los de las esposas de los presos políticos. Se presentan todos los días en la TV con la desesperación en la cara, llamando a sacar a sus esposos de la cárcel votando por ellos.

El ciudadano común, mientras tanto, se da cuenta de que a los candidatos, libres o presos,   no los escogió él, sino los dedos maravillosos de las direcciones partidistas, tras una pelea a cuchillo dentro de AD, Copei, MVR, Primero Justicia, etc. etc. Ante esta lista de gente, casi todos desconocidos, que otros escogieron, se nos dice que es imperativo seleccionarlos y que nuestra existencia ciudadana depende de nuestra participación en las elecciones del domingo 4 de diciembre.

Entonces, algunos de los votantes, comenzamos a examinar los nombres. No son ningunas estrellas, ni los viejos, ni los nuevos. Casi nadie tiene experiencia administrativa ni legislativa. Los que están presos, hay que sacarlos para que no sigan presos, pero ninguno nos dice nada más. Son muy buenos policías, muy buenos perseguidos y muy buenos periodistas. Punto. No hay programas de gobierno por ninguna parte. La razón por la cual pasa eso, es que es porque todos ellos saben, que aún si la oposición alcanza una cuota ínfima de cargos en la Asamblea Nacional, tras el cúmulo de ventajismo oficial, no van a poder hacer nada, así que para que gastar papel y tinta. A los más avispados no se les ocurre sino hacer promesas grandilocuentes, algo así como salvarnos la vida democrática, cuando lo que está en juego  es que si ganan  asistan a su trabajo , saquen cuentas, vigilen al gobierno y denuncien lo que hay que denunciar, en sus respectivas esferas de competencia, en vez de estarse desapareciendo en las votaciones importantes,  dejando pasar todas las buenas oportunidades para abrir la boca y decir algo inteligente, con honrosas excepciones, cada vez que hay sesión. Eso es lo que ha hecho la inmensa mayoría de los parlamentarios todo el tiempo, cuando no desaparecerse definitivamente. 

Los partidos constituidos y algunas ONG, como Asamblea de Educación, están tan convencidos de que van a un proceso recogemigajas, que convalidan estas elecciones a cambio de nada. Ni  siquiera  representan la obra consabida, de ir “ hasta las últimas consecuencias” o exigir “sin condiciones” que se cuenten todas las papeletas contra los resultados de las máquinas, o  para que los informes  de la auditoría de los organismos internacionales  se  proporcionen inmediatamente y no  dentro de  un par de meses, cuando los reclamos  no cuenten para nada. Ni una manifestacioncita frente al CNE, nada de protestar ni en voz alta ni en voz baja. No, salieron prácticamente abrazados con el presidente del organismo, sin mayores protestas, aunque el CNE ni medio movió el cuadrito tramposo que le asignaron mantener. 

La oposición evidentemente   tiene un slogan: “pégame, pero no me mates”. Es decir, que los apaleen con tal que les permitan supervivencia política, sus principales líderes obtengan   un cargo de la Asamblea Nacional y puedan seguir oponiéndose parlamentariamente. 

Pero ese, mis amigos, es un problema de los partidos y sus líderes. Sin garantías sobre que va a pasar con el voto, la única razón para ir a las urnas es darle a los aspirantes a parlamentarios de hoy, un piso mas cómodo para sentarse en sus curules y a menos de diez candidatos en todo el país, la posibilidad de salir del trance de un proceso penal o de la cárcel. Que no es mi caso. El presente proceso no proporciona ninguna pista sobre las manipulaciones posibles en el voto de millones de venezolanos, mas que declaraciones altamente sospechosas de indignidad política, sin ninguna esperanza sobre la calidad de los electos, porque no hay como saber en este sistema por quién vota uno. Los partidos tienen listas cerradas, donde no es posible desmarcarse de lo que las direcciones partidistas escogieron.  

Así las cosas, existe   un chavismo que sabe que va a ganar, pero que no tiene posibilidad de participación. Nunca importó que esos militantes escogieran a alguien, porque el gran elector es el presidente y sus adláteres. Si no que lo digan los Tupamaros, a quiénes les hicieron trampa hasta cansarse en las municipales sus mismos jefes políticos. Así que ¿para que van ellos a las urnas? 

Y hay unos antichavistas, a quiénes se puede llamar ni ni, opositores o no saben ni le importa, quienes se dieron cuenta que en este juego político, no es el de ellos. No hay candidatos que logren reunir mas de 25 personas en una esquina, ni mítines, ni movilizaciones, ¿no se han dado cuenta? ¿Por qué a nadie le importa realmente lo que pase el 4 de diciembre? Porque verdaderamente no se juega nada en estas elecciones sino la  legitimación de uno  de los escenarios políticos  que menos corta ni pincha  en todo el país, la Asamblea Nacional,  cuyos integrantes  sólo han hecho el papel de comparsa en estos siete años y han dado toneladas de pena ajena,  tanto de un lado como de otro. Ese no es el escenario de las grandes decisiones y todo el mundo lo sabe.  

Así que peguen gritos porque a menos de una semana de las elecciones el país sigue tapizado de afiches con Chávez levantándole la mano a sus escogidos, empiecen a hacer el paro de que van a protestar hasta la muerte para contar las papeletas. Grítenle a uno que   estamos permitiendo que otros escojan por nosotros, y que el que no vote el domingo cuatro, no quiere ni a su mamá.

Probablemente recogerán como toda respuesta un gran bostezo.

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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