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Maldades electorales 
por Lucy Gómez
sábado, 17 septiembre 2005

 

Cuando conocí a Carmen Alicia Beaujon, a mediados de los ochenta,  no me imaginaba que existía en mi país un grupo de personas, como aquel en que ella era dirigente,  con una visión tan moderna de la política y a  la vez, tan práctica. Era una dirigente de  movimientos ciudadanos de clase media alta, como se le decía entonces, en Prados del Este y tenían mas de 10 años  en ese trabajo, haciendo crecer un movimiento que siempre fue  mal visto por los partidos políticos de toda laya. Tal vez una de las expresiones que mas define ese desprecio de los profesionales de la política fue la frase “ ¿ con que se come la sociedad civil?” de don Luis Miquilena, ex ministro de Chávez, cuando aún estaba en el gobierno.

Bien,  Carmen Alicia también  fue una de las primeras  mujeres venezolanas que se graduó en la universidad. También  compró y condujo una de las primeras camionetas  que hubo en  Caracas.

Con una personalidad exuberante, pero al mismo tiempo  celosa  de su sencillez y su humildad,  fue una de las inspiradoras y creadoras de un gran movimiento  vecinal que anunciaba una Venezuela mucho más democrática, participativa, mucho más digna  y respetuosa de la individualidad humana , que aún no llega pero que  no quiero expulsar  aún del corazón.

Carmen Alicia,  siempre ha votado. Siempre  lo consideró un derecho inalienable, tema con  el que muchas veces  no he estado de acuerdo. Al contrario, apelando a mis realidades, voto cuando  lo creo necesario e importante y me parece que desvalorizo mis derechos cuando los ejerzo en condiciones putrefactas para  mi formación ciudadana.

Pero en fin, esto no se trata de mis diferencias  sobre como se ejerce la democracia en un país  tan  heterodoxo en esa materia como este, sino en como el espíritu humano sobrevive a constantes atentados en todo momento, condición y edad.

Ella se mudó  de Caracas a Valencia con una de sus hijas hace algunos años y como ha votado desde joven,  cincuenta años después pensó que  para hacerlo de nuevo, la diligencia  sería  una simple operación de cambio de domicilio. 

Pues no, la borraron del Registro Electoral, porque (supongo yo) porque  por su número de cédula ( 68795) presumieron que se había muerto. Como muchos de ustedes saben, Carmen Alicia no se quedó con esa. Llamó a Alo Ciudadano, donde declaró por teléfono  dos veces, fue a los periódicos nacionales  y a Notitarde donde publicaron sus protestas. Pero nada, nunca apareció en el RE. “No se dieron por enterados”.

Pues bien, se presentó en su silla de ruedas el día de las votaciones municipales, con un cartel  donde exigía votar. Muchos de ustedes la vieron con su  valentía y  su actividad de provocación ciudadana que nunca perderá,  en una foto que publicamos. Al día siguiente.

Alguien le dijo entonces, que el asunto era inscribirse como nueva votante y  punto. Y aun con la repugnancia de cederle  su memoria de votante pionera  al CNE actual , lo hizo: volvió  y trató de inscribirse.

¿ Y ustedes saben cual fue la respuesta del funcionario representante esta inhumana sociedad en la que vivimos?.

“No la puedo inscribir, porque usted está muerta. Tiene que traerme  una fe de vida”.

Es decir, un ser humano, en silla de ruedas, no está vivo si no lo dice un papel, aunque vaya con su cédula a  exigir su derecho.

Así estamos. No hablemos de la increíble crueldad de  tratar así a una mujer mayor y enferma,  porque Carmen Alicia no necesita que le tengan lástima. Por sí sola es un ejemplo . Lo que ocurre es  que ella no es el único caso.  Así tratamos nosotros a nuestras ancianos, a las  viudas, a  los enfermos, sólo porque los vemos débiles. Las maltratamos. Veámonos en esta Venezuela y que democrática, que tiene unos funcionarios completamente deformados, deshumanizados y tramposos.. Por eso, ¿ de que nos extrañamos cuando vemos denuncias de fraudes, de trapisondas, de  robos de derechos, de maltratos sin límite?. La medida de salud de toda sociedad es como trata a sus niños, a sus viejos, a sus enfermos. No hubo un solo funcionario del CNE, de cualquier altura, que reaccionara a las denuncias publicadas y televisadas acerca de las injusticias cometidas contra Carmen Alicia Beaujon, No esperaba menos de ellos. Esa es su catadura. Pero parece que no tienen límite.

lucgomnt@yahoo.es

 
 
 
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