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Sin casa ni ilusión 
por Lucy Gómez
sábado, 10 septiembre 2005

 

Los últimos días de la semana pasada  en Caracas estuvieron marcados  por las manifestaciones de decenas de familias  que llegaron a reclamar las viviendas que les prometió el gobierno.

Han llegado de todo el país alentados por esa promesa. Tener casa propia, una casa decente, digna. Dejar de vivir entre los malos olores, sin cloacas que pasen abiertas ante la puerta de entrada, con los niños enfermándose cada vez de infecciones  dominadas en la segunda mitad del siglo pasado,  cuando  se hicieron las campañas contra la tuberculosis, contra la polio, contra  las enfermedades transmitidas por insectos como el chipo, o los zancudos, cuando la sarna y los piojos eran controlados en la casa y solo ocasionalmente llegaban a las escuelas en las cabezas y en el cuerpo de  los hijos de los más necesitados.

Los que manifestaron en estos días se habían sentido felices cuando creyeron que solo con entregar su nombre, su cédula y sus ilusiones a un delegado gubernamental podrían  dejar de vivir   como animales. Algunos se entusiasmaron mas todavía porque fue el mismísimo ministro  o el Presidente quién  les  dio la mano y el título de propiedad, ante todos sus amigos vestidos de rojo.

 Pero ya  hoy alcanzan la desesperación, se les nota en la voz,  aún sin querer ver el engaño que baila  ante sus ojos, porque que  la misma casa  que les ofrecieron fue  adjudicada tres veces. Y  en la mayoría de las ocasiones se les esconde, o los dejan con la palabra en la boca, No les quedó otra que venirse a dormir en cartones, con sus muchachos y su esperanza frente a Conavi, a Fondur y  hasta  el palacio de Miraflores. Lo que pasa es que el desengaño camina  lentamente. “Véngase en 20 días”, les decían cada vez  que los veían  desde las oficinas.

Hace unos tres días les han vuelto  a decir que vengan en veinte días mas. Que mas da. A los burócratas a quien les encomendaron  mentirles para sacárselos de encima, no les importa. Ellos vinieron solos,  sus papeles  no valen nada y las promesas del Presidente Chávez, la mitad de nada.

“Veinte días mas: en veinte días los atendemos”. Mientras tanto, coman aire y beban agua en los parques.  Todo el mundo sabe, menos ellos que no quieren romper  su última cadena de cariño,  que la promesa de las 200 000 casas por año se cayó de plano en Venezuela, que ya botaron por eso a varios ministros de Vivienda ,  los mismos que  trataron  de compaginar la fiebre revolucionaria con la actividad  metódica y salvajemente capitalista de construir  casas y apartamentos,  de hacer realidad proyectos de  ingenieros , arquitectos, constructores y promotores iniciando movimientos de terrenos, instalación de infraestructura, de servicios básicos, de  redes de vida,  para ponerlos a la disposición de quienes no tienen nada . Esa es  la única forma de hacer casas y apartamentos, no de veinte en veinte sino de cinco mil en cinco mil. O como les diría un norteamericano o un asiático, acostumbrados a  solucionar rápido, sobre  todo si la solución ya está inventada.¿ Porque no les dan motor homes?

Un campo  de motor homes a la gringa o a la europea se arma en menos de una tarde, están perfectamente equipados y se compran hechos. También los chinos, los japoneses y los coreanos tienen soluciones parecidas, armadas por decenas de miles. No hay que esperar  a que los de la cooperativa de vivienda aprendan como echar bloques  ni fajarse a lidiar  con quiénes se interesan nada mas que por construir su casa, porque las fajinas y las cooperativas están lejos de su experiencia vital.

No , los jalabolas,  ignorantes o atrasados del gobierno intentan compaginar  peras con manzanas: la complacencia y la sumisión al comandante que  está aprendiendo ahora como se mandan a hacer las cosas,  con la eficiencia. No puedo imaginarme que pasaría si aquí algún científico  estuviera tratando de inventar la cura del SIDA  y tuviera que preguntarle a Chávez y  al CTN  del partido de gobierno si les parece  bien la fórmula,  para obtener la aprobación definitiva de la droga. La manera de urbanizar en este mundo, donde se requiere un nivel mínimo de salubridad para cumplir con la normativa internacional no tiene nada que ver con los modelos políticos de gobierno. Si  la humanidad se hubiera puesto a opinar,  nunca  se hubieran inventado las inyecciones, ni los puentes que saltan grandes ríos y gargantas profundas y menos los aviones o los carros, aberraciones del capitalismo. Individualismos, pues .Pero la revolución venezolana es así, contradictoria, ineficiente, tratando de inventar cada vez la rueda . Cuando los ministros tienen que dar cuenta y  resulta que no han hecho mas que  un porcentaje irrisorio de lo exigido, cuando  prometen casas y no se ven por ninguna parte, a los manifestantes les cuesta mucho pensar que el error no  lo cometió el ciego, sino quién le da el garrote, un jefe de estado comprobadamente ineficiente al elegir colaboradores. La solución no es quemar un ministro tras otro. En el medio de esta comedia de equivocaciones  quién queda  atrapado es el soberano, que no quiere terminar de convencerse que se equivoca  de nuevo, que le mintieron de nuevo, que le engañan de nuevo, que   se quedó  solo de nuevo.

lucgomnt@yahoo.es    

 
 
 
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