Lo
que mas me conmovió esta semana, no fueron precisamente las
intentos de algunos jalabolas que insistieron en promover a
nuestro presidente para el Premio Nobel de la Paz, ni las
explicaciones lastimosas del vicepresidente José Vicente Rangel,
sobre la estupidez que significa que un alto jerarca del régimen
satisfaga sus anhelos de ser cowboy, asaltando una alcaldía
porque le retuvieron el arma a uno de sus escoltas. Estas
acciones solamente dan idea de lo magro que es el tejido
político de nuestro tiempo, que no hace sino repetir, en el
primer caso, lo que hizo Rafael Paredes Urdaneta, diplomático
venezolano en Hamburgo, cuando propuso a Juan Vicente Gómez para
el mismo premio Nobel en 1933, habiendo pasado antes (los
aduladores nunca se arrodillan lo suficiente) por la propuesta
de hacerle sendas estatuas a los padres del Benemérito en Mérida
y por la grandiosa idea (se la damos a los expertos chavistas)
de convertir el Bolívar en el Gómez, por el expediente de
hacerle cambiar a la casa Barre, el perfil del Libertador por el
del Presidente en la moneda de curso legal. No tienen límite.
Si los jalamecates hubiesen vivido en la China de hace 5000
años hubiesen propuesto con éxito a Chávez para Dios.
Pasa lo mismo con
la descalificación terminante que hacen los ciudadanos
caraqueños de las actuaciones de las autoridades municipales de
Libertador. Alguien que no sepa ni como limpiar las calles que
le tocan, que tenga que recurrir a hacer peroratas diciendo que
ahora convoca a la reserva en vez de poner en orden el centro de
la ciudad, no le queda otra sino hacer estas lamentables
demostraciones de abuso, donde lo mas triste no es ni siquiera
que realicen su opereta en mitad de la calle, sino que los
citadinos tengamos que convencernos tristemente que esa es la
ralea de políticos que tenemos y que tenemos que vivir mucho
tiempo mas con ellos. Son personajes de comiquita. Los
rechazamos tanto porque conocemos su arte en hacernos sentir mal
dentro de nuestra propia casa, Caracas.
En ese contexto fétido, a pesar de los pesares,
navegan opciones para practicar la ciudadanía. La protesta
sostenida de Francisco Montoya Travieso, C. I. 381 588 porque
aun sigue muerto para el REP valenciano y le impiden votar en
las próximas elecciones, el trabajo de los vecinos del sureste
caraqueño, que siguen pensando en una Venezuela mejor,
construida por gente que quiere armonía, que han trabajado por
ordenanzas ajustadas a una Caracas planificada y en paz, son
propuestas que dan la impresión de subsistir severamente
desajustadas con respecto a los radicalismos que nos agreden.
Las reuniones de cultivadores y comerciantes de orquídeas de
Miranda, así como lo hicieron en agosto en Puerto Ordaz y
próximamente en Valencia, para exponer orgullosamente sus
plantas e intercambiar experiencias sobre lo que significa
defender la naturaleza, le dan aliento a uno, para seguir
pensando que no es imposible conseguir otro país.
Les pongo como ejemplo, que los cultivadores de
orquídeas de Caroní, se encargan, como proyecto institucional,
de salvar las plantas que podrían perderse tras la puesta en
marcha de los proyectos de Edelca y no desde ahora. Son
ciudadanos de esa Venezuela civilizada que se resiste a morir
desgarrada en esta propuesta de guerra civil.
Yo estoy con esa Venezuela. Con la que insiste
en seguir trabajando de manera correcta, en lo suyo, aunque,
por ejemplo a los periodistas como yo y a otros trabajadores, de
otras profesiones y oficios, los sigan insultando y
descalificando diariamente. El último ejemplo de ese maltrato es
el que se hizo al periodista Walter Martínez, soldado del
régimen, pero el mismo mal lo sufrimos aquí desde el 99, sin
que la mayoría de los comunicadores del proceso, incluyéndolo,
se hicieran eco de nuestros dolores. No importa. Que se presione
para envolver a todo el mundo en una descalificación continua,
si no se es alfombra del régimen, no quiere decir que los demás
dejemos de pensar en como crear otra Venezuela, que incluya
también a estos desgarrados por el odio y el miedo a disentir, a
quiénes se dejan llevar por la ola de ovación al dios vivo, al
iluminado. Aunque miren para otro lado cuando nos maltratan, e
intenten compartir torpemente con nosotros, el pan de la
amistad. No excluyamos. Excluir es convertirse en la misma clase
de verdugos.
lucgomnt@yahoo.es
|