En
las últimas semanas, el debate en torno a los potenciales
candidatos presidenciales ha llevado a una resbaladiza
discusión, dentro de un país donde el Estado de derecho es solo
un recuerdo. Al tratar a los ciudadanos como simples electores,
se olvidan que el venezolano también es trabajador, empresario,
ama de casa y estudiante, entre muchas otras actividades
ciudadanas. Pese a ello, vemos hoy como el bolifascismo junto a
algunos candidatos de oposición buscan privilegiar el
fraudulento sistema electoral impuesto por el régimen en
detrimento de la moral ciudadana.
Una lamentable
situación ésta, en la que se encuentra inmersa una mente lúcida,
como Teodoro Petkoff, quien pareciera no darse cuenta del
décalage que tiene su postura candidatural en relación a la
realidad política nacional. Un desface que cuesta entenderlo de
un veterano político.
Tratando de
racionalizar dicha postura, una pléiade de articulistas,
periodistas y pseudo intelectuales, desde sus respectivas
burbujas, autoerigiéndose en directores de opinión, han venido
juzgando como un hecho ineludible la candidatura presidencial de
Petkoff. Prisioneros de un estilo calichoso y farandulero,
muchos de estos potenciales jefes de campaña, se juran
prospectivistas políticos, cuando en el fondo no son más que
unos biógrafos de Petkoff.
Están armando
un escenario que muy pronto se tornará absurdo, como
consecuencia de la interminable crisis de banalidad que padece
la izquierda sifrina venezolana. Una perenne incapacidad, que
les impide imponer ideas que vayan en contracorriente de las
ideas impuestas por la nomenklatura chavista. Como evidencia
máxima de dicha discapacidad, esta izquierda, más mediática que
política, en el colmo del barroquismo político-publicitario,
pretende hoy vendernos al veterano Petkoff cual candidato de
laboratorio.
En el fondo,
entre arrogancia y torpeza, están produciendo, por mas
paradójico que suene, una suerte de “irenización” de Petkoff.
Por cuanto, al igual que dichos laboratorios, hicieron en un
principio con la esbelta alcaldesa candidata, hoy lanzan de
candidato a un ducho político, pero sin el apoyo de partido
político alguno, siendo además Petkoff portador de un terrible
discurso anti-oposición a través del cual hace una preocupante
amalgama entre abstencionistas y golpistas, con una visión
arcaica y maniquea de lo que es la Sociedad Civil y su actual
peso específico, características que en su conjunto - al igual
que fue la de Irene Sáez - le dan forma a una candidatura
extremadamente elitesca, sectaria y cuidado si hasta
colaboracionista.
En ese sentido,
al igual que en la campaña de 1998 a Irene Sáez no se le oyó
hablar ni de economía, ni petróleo, ni de política exterior; al
Petkoff de hoy pareciera estarle prohibido todo reflejo crítico
en cuanto a la apocalíptica política exterior venezolana, y a
nuestro parecer lo más grave, es que guarde Teodoro un
preocupante respeto reverencial por el régimen castrista.
En fin, triste
realidad para un país, que además de estar sumido en un orden
dictatorial, autocrático y militarista, haya quienes pretendan
seguir haciendo política de espaldas a la realidad, a las
necesidades y exigencias de todos los venezolanos.