A
decir de los
politólogos, los sondeos de opinión no ejercen una influencia
directa en los electores. Señalan que, los efectos son
generalmente indirectos y de tipo compensatorio, es decir,
aquéllos que votan a ganador lo harán por el que esté de primero
en las encuestas, al tiempo que otros votan por quienes están
por debajo en los sondeos, de manera de nivelar las
oportunidades de triunfo. Influencia ésta que a medida que se
acercan las elecciones se hace mas palpable, junto al hecho que
los medios al reproducir lo que dicen las encuestadoras,
conlleva a que el electorado absorba dicha información y luego
acuden a votar con una idea más o menos precisa de la relación
de fuerzas entre los candidatos.
La historia de los
sondeos políticos es relativamente reciente, los primeros
tuvieron lugar en los EE.UU. durante el período que transcurrió
entre las dos guerras mundiales. En 1935, George Gallup fundó el
instituto que lleva su propio nombre y ante los resultados de
las elecciones norteamericanas de 1936, la naciente disciplina
de los sondeos aportó una sorprendente demostración de la
validez de las encuestas pre electorales. En Francia se
estrenaron los sondeos en 1938, el primero tuvo que ver con los
acuerdos de Munich, 57% de los interrogados aprobaba dichos
acuerdos.
Sin embargo, no
todos los sondeos políticos se hacen públicos. Partidos y
líderes políticos, una vez que han encargado sondeos de opinión,
se guardan para sí los resultados. Dichos sondeos
confidenciales, mayoritariamente cualitativos, sirven para ir
afinando la estrategia de los actores políticos, una vez probada
la reacción de la opinión pública ante tal o cual, medida a
tomar. El presidente Chávez, es un gran consumidor de éste tipo
de sondeos.
El régimen, conoce
con lujo de detalles las cotas de confianza que el electorado
venezolano le otorga al actual CNE, así como también sabe, lo
bajo que está el nivel de aceptación, que los electores tienen
por quien ha estado estos 7 años al frente de la caótica
administración bolifascista. Revertir ésta situación, no es una
tarea fácil.
En ese sentido, Hugo
Chávez, en lugar de escuchar lo que dicen los politólogos,
prefiere darle oídos a lo que dicen los publicistas.
Evidentemente que todo político en campaña electoral busca
seducir, inventando, ofreciendo y hasta mintiendo
deliberadamente, ello forma parte del juego político. Pero, para
que dicha táctica, eminentemente propagandística rinda sus
frutos, la misma debe ser de calidad. Eficacia ésta que un
político como Chávez, que ha acumulado tanto poder y con tanto
dinero a su disposición, podría muy bien hacer suya.
Es así, como desde
noviembre pasado personeros del alto gobierno se han hecho eco
de unos datos emitidos por la encuestadora North American
Opinion Research (NAOR), los cuales anunciaban una amplia
participación en las pasadas elecciones legislativas. A
principios de éste año, la misma encuestadora señaló que el
electorado en su gran mayoría tenía confianza por el trabajo del
actual CNE, así como también según NAOR, el 66% de los
venezolanos reelegirá a Chávez en diciembre, éste último sondeo
fue citado por el propio presidente Chávez, en una de sus
múltiples intervenciones televisivas.
La campaña está en
plena marcha, la maquinaria está - en apariencia- tan bien
aceitada, que hasta la agencia española de noticias EFE, retomó
lo señalado por NAOR y agregó en uno de sus despachos emitido
desde Caracas, que la encuestadora en cuestión con sede en
Pensilvania (EEUU) estaba instalada en Venezuela desde 1997.
Pero, ni Chávez, ni
sus aliados internacionales, ni mucho menos - cuanta falta les
hace Miquilena - sus nuevos tartufos electorales, contaban con
el acucioso trabajo del venezolano Alek Boyd, quien desde su
portal digital, www.vcrisis.com, logró poner al descubierto el
último juguete electoral del bolifascismo.
Entre lo señalado
por Boyd, resalta el hecho que la empresa NAOR no existe ni en
Delaware, ni en Pensilvania, tal y como sostenían algunos
chapuceros del régimen, que se hacen pasar por voceros. La
empresa, sigue Boyd, fue finalmente inscrita en el registro
mercantil de la Florida en marzo del 2004, bajo una dirección
que mas tarde se comprobó era falsa. Por si esto fuera poco, las
personas que registraron a NAOR en los EE.UU. al parecer
tendrían relaciones comerciales con la industria petrolera
venezolana a través de una empresa denominada PetroTulsa, y
remata Alek Boyd, anunciándonos que tanto NAOR como PetroTulsa,
comparten oficinas en Caracas.
Una vez hecha
pública la noticia, los directivos de ambas empresas publicaron
el pasado 9 de marzo, un extenso anuncio, en el diario Ultimas
Noticias, éste a su vez, convertido en la cartelera oficial del
bolifascismo; a través del cual exhortaban directamente al
presidente Chávez, a que ordenara a todos los cuerpos de
seguridad del Estado, a que abrieran sendas averiguaciones por
algo que los directivos de NAOR y PetroTulsa, entre disparate y
grandilocuencia catalogan como “conspiración”. En fin, todo un
absurdo jurídico.
Así las cosas, en el
incoherente y extravagante anuncio, lejos de contradecir lo
señalado por Boyd, se le ataca directamente junto a Gustavo
Coronel, así como también se menciona con nombres y apellidos a
la casi totalidad de los editores de la prensa digital
venezolana. Un selecto grupo, en el cual fue incluido quien
escribe estas líneas.
No hay que ser un
genio, para determinar que una vez que quedó al descubierto ante
la insumergible opinión pública venezolana, la fantasmal
encuestadora que siempre daba como ganador - por amplia mayoría
- al régimen; ahora se pretende, callar a los crecientes e
independientes medios digitales venezolanos, una vez amordazados
los medios tradicionales, junto a la incesante persecución a
periodistas, hostigamiento del cual, por solo mencionar dos
casos pueden dar fe Patricia Poleo y Gustavo Azócar.
¿Logrará el bolifascismo callar a los medios
digitales?