Faltando
apenas horas para que se inicie el juicio contra Saddam
Hussein, sus cómplices y sus múltiples satrapías; el pueblo
iraquí ha demostrado por segunda vez en lo que va de año, que
está dispuesto a través del voto, a desafiar el martirio al cual
se han visto sometidos por parte de los cobardes terroristas que
operan en territorio iraquí.
A
primera vista el éxito del referéndum del pasado sábado 15 de
octubre se traduce en el fracaso del grupo terrorista de Al
Zarqaoui, el cual había amenazado a la población civil iraquí
con una serie de sangrientos atentados, si esta acudía a las
mesas de votación. Con una participación cercana al 70% del
electorado, no cabe duda que el martirizado pero corajudo pueblo
iraquí desafió de manera exitosa la amenaza, que nuevamente deja
al descubierto las verdaderas motivaciones de los terroristas,
las cuales no son otras que servirse de Irak como frente de
combate en la Yihad contra los EE.UU.
De
igual forma la jornada refrendaria sirvió para que los iraquíes
se pronunciaran sobre una ley fundamental, la cual debe
otorgarle legitimidad a las elecciones legislativas de diciembre
próximo, escrutinio éste de donde saldrá electo el primer
gobierno realmente independiente después de la huída de Saddam
Hussein. La ocasión de las legislativas de finales de año, será
igualmente propicia para que los sunitas, se convenzan que
adhiriéndose a ésta naciente comunidad democrática, estarían
evitando una potencial guerra civil.
Así
las cosas, aunque el proyecto federalista iraquí a los ojos de
muchos no es la panacea, por cuanto el mismo podría favorecer
tentaciones regionalistas, en un cuadro donde la soberanía sigue
aún en entredicho; de momento y tras el exitoso referéndum
constitucional, le tiene que haber quedado definitivamente claro
a la comunidad internacional, que el tenaz pueblo iraquí a
través de claras y reiteradas señales, nos ha enseñado que su
primera prioridad es reemplazar de manera categórica del mapa
político iraquí a una de las mas atroces dictaduras que la
historia moderna haya conocido.
Mientras lo logran, la comunidad de naciones en pleno,
especialmente aquéllos países que no forman parte de la
coalición, deberían cambiar su indiferente actitud y decidirse a
apoyar de manera efectiva al valiente pueblo iraquí.
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