El
anuncio de que Venezuela quiere comprarle a la Argentina un
reactor nuclear de potencia media, negociaciones éstas que
habrían comenzado en Agosto pasado, según lo revelado
recientemente por un diario argentino, no hace sino confirmar
las nada secretas intenciones que el régimen de Hugo Chávez
tiene por hacerse de su propio programa nuclear.
En concreto, Argentina le vendería a Venezuela un reactor
nuclear de potencia media, el cual es hoy solo un prototipo que
está siendo desarrollado por la CAREM, Central Argentina de
Elementos Modulares. Los negociadores venezolanos han dejado
entrever que dicho reactor, estaría ubicado en la franja del
Orinoco y que el mismo no tendría como finalidad la producción
de electricidad. Indiscretos o extremadamente sinceros, en todo
caso los venezolanos con sus declaraciones, dejaron claro que
una nación con tanto petróleo como Venezuela no necesita
desarrollar una industria nuclear civil, mucho menos cuando
somos un país, que al igual que Irán, por razones puramente
populistas subvenciona la gasolina y si por último agregamos que
el proyecto CAREM, es de tecnología dual, es decir, que dicho
reactor pude servir para fines pacíficos o potencialmente
bélicos, entonces hemos quedado todos al corriente de que las
intenciones finales del régimen chavista en materia nuclear, no
son estrictamente civiles.
La alarma en la región tiene que haberse activado, no solo
porque se trate del piromaniaco Hugo Chávez quien, una vez más
al igual que Irán, está a la cabeza de una campaña de
desestabilización política a lo largo y ancho de América Latina,
sino porque la realidad mundial ha hecho que nuevamente las
armas atómicas vuelvan a formar parte de las doctrinas
militares.
Así mismo, la información aparecida en la prensa Argentina, se
produce casualmente al momento en que la AIEA, Agencia
Internacional de la Energía Atómica, es galardonada con el
premio Nóbel de la Paz. Si bien, es discutible dicho
otorgamiento, su finalidad no es otra que reforzar la
legitimidad y el accionar de la organización galardonada. Así
como también, el objetivo fundamental de la AIEA es limitar la
proliferación de armas de destrucción masiva. No obstante,
muchos piensan – entre quienes nos incluimos – que la AIEA no
está alcanzando sus objetivos, particularmente cuando se evoca
el fenómeno de la llamada “buhonería nuclear” el cual tiene como
precursor a Abdul Qadeer Khan, creador de la bomba atómica
paquistaní y quien confesó haber estado durante años a la cabeza
de un mercado negro como traficante de material nuclear. Entre
sus clientes, estaban Irán y Libia, a uno le vendía material de
segunda mano, al otro material ultramoderno.
Tras el fin la guerra fría, y ante el inefectivo accionar de la
AEIA, las armas atómicas han proliferado particularmente en
naciones políticamente inestables. La segunda era nuclear, la
cual comenzó en 1998 con los ensayos nucleares que llevaron a
cabo primero la India y quince días mas tarde su vecino
Pakistán; constituye una nueva era, compuesta por bombas de uso
regional, manejadas con fines populistas y religiosos. Libia,
Irán y Corea del Norte, forman parte de ese selecto grupo.
Ante ésta mundialización de la incertidumbre nuclear, y en medio
de éste nuevo - si se puede llamar – orden nuclear, es normal
interrogarse, con justificada aprehensión, en cuanto a si
personajes como Hugo Chávez estarían dispuestos a reeditar en la
región lo que en 1962 en Cuba constituyó el episodio mas
caliente de la guerra fría, es decir la llamada crisis de los
misiles.
La realidad es inquietante, Chávez goza de popularidad en la
comarca y gobiernos como el de Lula y Kirchner, otorgándole una
interesada y cortoplacista tácita complacencia a sus delirios
populistas, así como a sus estrambóticos proyectos de
integración, conforman hoy un tandem de presidentes infantiles e
irresponsables, a la cabeza de gobiernos como el de Brasil y
Argentina, naciones éstas que tendrían mucho que perder de
producirse un terrorífico desequilibrio en la región, por cuanto
nadie quedaría al abrigo ante la incertidumbre que generaría
ésta misión nuclear, desde ya la mas explosiva de todas las
archipopulistas e ideologizadas misiones del régimen militarista
bolivariano.
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