La
Declaración de Florida, resultante de la recién culminada
Asamblea de la OEA, sin que muchos aún se hayan dado cuenta, le
otorga al Secretario General atribuciones que le permitirían ir
del monitoreo al derecho de injerencia.
En
adelante, entre otras atribuciones por el mismo orden, el
Secretario General una vez consultado el Consejo Permanente
formulará iniciativas para hacerle frente a situaciones capaces
de afectar el buen funcionamiento de las instituciones
democráticas de los países de la región.
Dicho esto,
enseguida saltan los oponentes a la noción de derecho de
injerencia, los cuales son principalmente los Estados mismos,
particularmente los autoritarios. Puesto que para dichos
regímenes el derecho de injerencia no es mas que una ficción
jurídica creada con la finalidad de reducir sus respectivas
soberanías.
La historia de
dicho derecho comenzó en 1979 cuando el filósofo Jean François
Revel utilizó la expresión “deber de injerencia” la cual fue
luego tomada por su colega Bernard-Henry Levi en favor del
oprimido pueblo de Camboya. Pero el término “derecho de
injerencia” fue por primera vez formulado en 1988 por el abogado
Mario Bettati y el médico Bernard Kourchner. La propuesta
inmediatamente obtuvo el apoyo de los medios y las acciones
llevadas adelante por sus propios promotores (Kouchner, como
fundador de Médicos Sin Fronteras) hicieron que el derecho de
injerencia obtuviera una verdadera legitimidad. A pesar que, el
estatuto jurídico aún siga siendo tema de discusión, por cuanto
el derecho de injerencia expresa un nuevo concepto en las
relaciones internacionales el cual no sería del todo coherente
con algunos principios del derecho internacional.
Así las cosas,
con la llegada del llamado nuevo orden mundial; democracia,
estado de derecho y respeto de los derechos humanos, pasaron a
ser asuntos de primer orden. Dentro de ese nuevo precepto, tanto
en centro como en Suramérica las dictaduras fueron
desapareciendo del mapa y en su lugar resurgieron regímenes
democráticos prácticamente en todo el continente, a la excepción
de Cuba.
Dicho nuevo
orden exige que las nuevas democracias deben fortalecerse y las
llamadas democracias estables no solo deben apoyarse en una
alternancia basada en elecciones creíbles, sino igualmente en
instituciones sanas y sólidas. En el caso particular de
Venezuela, una vez que Hugo Chávez accediera al poder gracias a
unas elecciones creíbles, el mismo se ha dado a la tarea de
desvirtuar el fin de las instituciones democráticas, poniéndolas
al servicio único y exclusivo de sus intereses personales, de
manera tal, que los venezolanos se encuentran hoy despojados de
sus derechos ciudadanos.
La necesidad de
prestarle socorro al necesitado pueblo venezolano, le impone a
los organismos internacionales el deber de asistir a dichos
ciudadanos, así se traspasen las reglas jurídicas tradicionales.
Claro está que
la injerencia propiamente dicha es un derecho que debe ejercerse
en estado de extrema necesidad. Antes de llegar a dichos
extremos, se ejerce la llamada diplomacia preventiva. Dicha
diplomacia de anticipación puesta en practica por su creador, el
ex secretario general de la ONU Boutros Boutros-Ghali en 1992,
ha permitido que muchas ONG concluyan importantes labores,
habiendo las mismas jugando previamente un importante papel
interviniendo directamente allí donde los ciudadanos mas lo
necesitan. En ese orden, surgieron y gozan hoy de gran
notoriedad ONG de vocación puramente humanitarias como es el
caso de Médicos sin Fronteras, entre otras, pero igualmente han
surgido ONG cuya labor se focaliza en la protección de los
derechos ciudadanos, tal es el caso de la organización Súmate.
Dicho esto, queda demostrado que lo que en un primer tiempo se
conoció como deber de injerencia nació a través de las ONG.
En cuanto al
caso Venezuela, siguen latentes muchas interrogantes, a pesar de
lo acordado por la OEA en Fort Lauderdale. De seguir Hugo Chávez
adelante como todo parece indicar, con su plan de afianzamiento
en Venezuela de un régimen autoritario ¿estarían las naciones
vecinas dispuestas a traicionar el llamado derecho de
injerencia, a cambio de algunos negocios?
En el pasado
reciente, desde capitales de sociedades desarrolladas, como New
York, Londres y París, se manifestó de forma multitudinaria en
contra de la política del presidente Bush hacia Irak; sin
embargo, esas mismas masas no tuvieron tiempo o no quisieron
escuchar al oprimido pueblo iraquí. Quedando claro que para esa
gente lo político prevalecía sobre lo humano.
En ese sentido, el
ala izquierda de la oposición venezolana no debe caer en la
trampa discursiva del régimen. El espaldarazo de Bush a Súmate,
debe ser bienvenido como un gesto de valor de parte de la mas
grande y sana democracia del planeta. Bush no es el enemigo,
nuestros verdaderos adversarios – entre muchos otros - son el
autoritarismo, el militarismo, el castrismo, la corrupción, la
pobreza y el desempleo.
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