Venezuela
vive nuevamente momentos tensos, y en la atmósfera se respiran
aires similares a los que corrían en febrero 2002, cuando se
inició el llamado goteo de los militares.
Sin embargo, después de los sucesos de abril 2002 hasta el
presente, Hugo Chávez no hizo otra cosa que acumular poderes, al
punto que logró alcanzar proporciones históricas. No obstante,
esa nueva condición de todopoderoso de la que el presidente se
vanagloria públicamente, no le está sirviendo para calmar el
creciente descontento dentro de sus propias filas; una rabia
cada vez mas palpable, la cual no es un goteo, sino una enorme
filtración dentro de la revolución que de no ser controlada con
urgencia, corre el riesgo de socavar las bases de ésta
postmoderna epopeya bolivariana.
El país entero ha visto como en las últimas semanas se han ido
expandiendo los conflictos sociales, han aumentado las
reclamaciones entre los partidarios del gobierno luego de la
conformación de las planchas electorales, se ha vuelto casi que
cotidiano el enfrentamiento entre las bandas armadas que apoyan
al presidente y las recientes protestas a las puertas tanto de
la Asamblea, como de la sede del canal de TV del régimen,
tuvieron como protagonistas a partidarios del chavismo.
Las encuestas cuando son hechas por gente seria, muestran la
creciente impopularidad que asedia al líder máximo. Medidas
recientes como el ataque a la propiedad privada han sido
rechazadas de forma unánime por la población, así como también
se generaliza el rechazo a la cubanización del país. De manera
más amplia, las estadísticas muestran que la pobreza ha
aumentado y que tanto el desempleo como el problema habitacional
se han vuelto cruciales.
Mientras todo eso sucede, el silencio y la ausencia de planes de
la oposición, vuelven la situación aún más confusa y
desesperante.
De seguir así las cosas, éste creciente, incontrolable y
generalizado sentimiento de angustia podría terminar por
movilizar a la población. Si bien, la retoma de la calle nadie
puede predecir cuando, ni como será; lo que si parece seguro es
que el poder de las masas una vez retomada la calle servirá por
una parte; para darle un parado a la entronización de la
dictadura militarista de izquierda que Hugo Chávez lideriza y
por otra servirá para sancionar la falta de coherencia y de
coraje político de los llamados líderes de oposición.
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