Si
se perdió la guerra, no importa que el pueblo perezca.
No cuenten conmigo, para derramar ni una sola lágrima.
El pueblo no lo merece.
Adolf
Hitler, 1945
En
septiembre pasado se estrenó en Alemania la película, “Der
Untergang" (La Caída, español) del realizador Oliver
Hirschbiegel, con la actuación de Bruno Ganz y Alexandra María
Lara. Un film de 2 horas 30 minutos de duración, que relata lo
sucedido entre el 20 de abril y el 2 de mayo de 1945, es decir
los 12 días finales que vivió Hitler y sus cercanos
colaboradores en el bunker ubicado en los jardines de la
Cancillería en Berlín.
Todo
un éxito de taquilla en Alemania, así como también una enorme
polémica, por cuanto el excelente actor que es Bruno Ganz en su
interpretación de Hitler, presenta a éste último como un
personaje casi ordinario, un humano común y corriente. Algunos
críticos hablan de la bestia humana.
En
Francia, el film en cuestión de estrenó el pasado miércoles 5 de
enero y luego de haberlo visto me atrevo a decir que se trata de
una película lineal, dinámica, nada lírica, con mucha sangre,
tripas, sesos, manos cortadas, con un excelente sonido e
impactos visuales, propios de un film moderno, hecho con un alto
presupuesto. “La caída” comienza y culmina con la imagen de la
enamorada e inocente secretaria de Hitler, excelentemente bien
interpretada por la actriz Alexandra María Lara. Numerosos
cronistas cinematográficos critican el film, por cuanto
consideran que el mismo tiene su centro de gravedad en la
historia de una secretaria desconcertada por el crepúsculo de su
sustituto paternal, en fin de su dios. En consecuencia el film
en el fondo no sería mas que un melodrama, donde el realizador
sin duda fascinado por Hitler voltea la cámara justo al momento
en que éste se suicida junto a Eva Braum, y no se atreve a
mostrarle al público la sangre del personaje principal. Hasta
aquí el comentario estrictamente cinematográfico.
Desde
el punto de vista histórico, el escándalo se alimenta del hecho
que en el film se muestra tanto al pueblo alemán, así como a su
ejército, generales incluidos, como unas simples víctimas. Un
pedazo de historia contado de manera sobria pero muy simple. Ya
que no se habla ni de los aliados, ni de los campos de
concentración, ni de países invadidos. Sin embargo, “La Caída”
le permite al público descubrir que Hitler no trabajaba solo, y
en ese sentido se muestra en detalle cómo era la pareja Goebbels,
cuyos 6 hijos llevaban todos nombres que comenzaban por la letra
H, en honor a Hitler.
Así
mismo, me parece positivo el hecho que el film exponga a Hitler
como el hombre que tenía gran piedad consigo mismo, pero que era
extremadamente cruel con el resto de la humanidad. Un Hitler
patético, incoherente e incompetente; ésta última semblanza debe
ayudar en especial a que los jóvenes neonazis comprendan que la
proyección que ellos tienen de Hitler es irreal, que los afiches
que estos jóvenes colocan en sus cuartos, así como los tatuajes
que se hacen en el cuerpo, no muestran ni la miseria, ni la
monstruosidad del personaje, al cual estúpida y oníricamente
admiran, y en éste último particular “La Caída” hace un trabajo
que podría ser de utilidad pedagógica.
Desde
el punto de vista meramente social, muchos se preguntaran que
sentido tiene seguir hoy 60 años mas tarde seguir debatiendo
sobre el tema Hitler. No obstante, en Alemania se da la
particularidad que los jóvenes no tienen grandes hábitos de
lectura, pero sí acostumbran ir al cine, y la ocasión es ideal
para que descubran el mal causado, además que “La Caída” es de
las pocas producciones alemanas que se atreve a mostrar imágenes
de la terrible destrucción que padeció Berlín.
Así
las cosas, la película podría además de la polémica suscitada,
establecer un puente entre esa Alemania que quiere pasar la
página de la historia de Hitler con el pretexto que ya se sabe
mucho sobre el tema del 3er. Reich, y la otra Alemania que se
opone a olvidar por cuanto consideran que en la actualidad, un
numero importante de ciudadanos alemanes es muy poco lo saben
sobre el 3er. Reich.
En
fin, “La Caída” es un film que no se limita solo al lado
nacionalista e histórico, sino que le permite al público mirarse
frente al espejo de las contradicciones propias de todos los
seres humanos.
Así
pues, descubrimos a un Hitler claustrofóbico y suicidiario, a
través de una película que podría convertir a Hitler en un
producto de consumo masivo, bajo el formato de complemento
histórico. En todo caso, sobran las interrogantes en cuanto a si
“La Caída” sería un film revisionista o negacionista.

|