Los
hermanos Kennedy,
entre proezas y tragedias -
Roberto Palmitesta
domingo,
21 noviembre 2004
A
fines de noviembre de cada año, el mundo rememora el magnicidio de
John F. Kennedy y la prensa abunda en artículos sobre el
misterioso asesinato, por lo que el apellido Kennedy se pone otra
vez en la palestra. Esto, a pesar de que sobrevive actualmente uno
solo de los arrojados hermanos Kennedy, Edward ‘Ted’ Kennedy,
quien – incidentalmente - es el colega demócrata del ahora famoso
Senador John F. Kerry en el estado de Massachussets. Es
interesante recordar ciertos aspectos y vivencias de esta
importante familia, que ha llenado a menudo -durante tres
generaciones- los titulares de los medios por sus proezas,
triunfos, escándalos y tragedias.
La
peligrosa misión de Joseph Kennedy Jr.
Hace poco se cumplieron sesenta años de una importante
misión militar de la Segunda Guerra Mundial, en la cual murió
Joseph Kennedy Jr., el hermano mayor de John F. Kennedy y a quien
el padre de ambos ambicionaba preparar para llegar a la Casa
Blanca después de ese conflicto bélico. La misión, en agosto de
1944, fue una de las más arrojadas de la guerra y Joe Jr., como lo
llamaban familiarmente, se había ofrecido como voluntario para
pilotar un bombardero que se iría a estrellar en una base de
lanzamiento de cohetes V-2, recién construida por los invasores
nazistas en el norte de Francia, diseñada para enviar dos cohetes
explosivos por hora a Londres. Era la última carta de Hitler para
obligar a Churchill a rendirse o negociar, ya que la invasión a la
Europa continental había empezado con dos meses antes con el Dia
D, y ya era cuestión de tiempo la derrota del Tercer Reich.
Ya
anteriormente Londres había sido azotada por unas 3500 bombas
voladoras tipo V-1 y 1150 cohetes explosivos V-2, que causaron
cerca de 10.000 muertos y 24.000 heridos entre 1943-44, sólo en la
capital inglesa, aunque otras ciudades de Gran Bretaña, Bélgica,
Holanda y Francia también fueron golpeadas a fines de 1944. Eran
lanzados desde Peenemunde, una isla alemana del Báltico, base que
fuera tardíamente semidestruida por una misión aliada con 600
bombarderos.
La
base francesa que era blanco de la misión de Kennedy representaba
un gran peligro para Inglaterra, pues ahora las bombas voladoras
vendrían desde más cerca y con mayor frecuencia, y puesto que no
había protección contra los cohetes –que llegaban a velocidades
supersónicas- sólo quedaba destruir la base de lanzamiento,
construida bajo un espeso domo de concreto en las afueras del
pueblo de Saint-Omer, cerca de Calais, al otro lado del Canal de
la Mancha.
La misión comprendía equipar un bombardero mediano
cargado de 10 mil kilos de explosivos, que luego despegaría del
sur de Inglaterra y sería pilotado por Joseph Kennedy Jr. hasta
que la nave estuviera en camino a Francia, pero luego éste se
lanzaría en paracaídas -junto con el copiloto- en territorio
inglés, antes del Canal, activando primero la carga explosiva para
que ésta fuera detonada al golpear el avión la base de los V-2 en
Saint-Omer, donde llegaría por control remoto. Días antes unos
bombarderos ingleses habían arrojado bombas contra la misma base
pero se desconocía si habían afectado su operatividad. Era
menester asegurarse con un impacto más certero, de ahí la
importancia de la misión destructora comandada por Joseph
KennedyJr., que convertiría al bombardero cargado de bomba en un
verdadero misil dirigido a control remoto.
Un
piloto en busca de la gloria
Era el 12 de agosto de 1944, dos meses después del desembarco
aliado en Normandía, región bastante al oeste de Calais envuelta
en una encarnizada lucha frontal contra las tropas defensivas
alemanas. Pero Calais y sus alrededores estaban muy fortificadas
ya que los aliados hicieron creer que la invasión sería en esa
zona, para distraer a las fuerzas alemanas en Normandía. Así que
la base próxima a Calais estaba bien protegida y una misión
convencional con bombarderos podría ser casi suicida a raíz de la
profusión de cañones antiaéreos en la zona y una flotilla de cazas
Messerschmitt. El joven Kennedy tenía varios meses en Inglaterra y
su padre, entonces embajador de EE.UU. en Gran Bretaña, quería que
su hijo regresara a su patria para apartarse del peligro, pero
Joseph Jr. desoyó el consejo y se quedó durante la primera fase de
la invasión, esperando ser necesitado. Anteriormente, sólo había
cumplido misiones aéreas de vigilancia en el Caribe, como piloto
de la marina de guerra, pero ahora se ofreció como voluntario en
la peligrosa misión hacia Calais a sabiendas que podría no salir
vivo de la misma.
El
mismo coraje lo había demostrado su hermano John en el Pacífico,
cuando era el capitán de una lancha torpedera, la ahora famosa
PT-109, que fuera embestida por una nave japonesa en agosto de
1943. Kennedy se salvó y condujo eficientemente el salvamento de
su tripulación herida en condiciones muy precarias, por lo cual
recibió una medalla al valor. La saga de la PT-109 fue llevada al
cine con Cliff Robertson en el papel de JFK, en una cinta
estrenada poco antes de que asesinaran al presidente. Joseph Jr.
conocía la hazaña de John, ocurrida un año antes, así que no podía
ser menos valeroso que su hermano menor, acorde con la actitud
competitiva con que habían sido levantados por su ambicioso padre,
Joseph Kennedy senior.
La
misión empezó bien y el bombardero, cargado de explosivos, despegó
de Inglaterra para cumplir primero una trayectoria de distracción,
protegido por cuatro cazas, tal era la importancia de la misión.
Cerca de la costa, Kennedy había quitado el seguro a la carga y
pronto habría de saltar en paracaídas con su copiloto para que la
nave fuera conducida por radio al Canal de la Mancha, derecho a la
base alemana en Saint-Omer, Francia. Pero antes de que pudiera
saltar, el avión explotó repentinamente, desintegrándose en el
aire, y tanto Joseph Jr. como su copiloto murieron. Sólo se
encontraron partes del avión y de los cuerpos, regadas en una
amplia área de la campiña inglesa. Nunca se realizó una
investigación exhaustiva sobre las causas del desastre,
sospechándose que la carga explotó accidentalmente por una señal
de radio equivocada, cuya procedencia nunca se precisó, Pero
tampoco se descartó el sabotaje, pues la misión venía planeándose
desde hace meses y aunque era ultra-secreta, pudiera haber sido
delatada por espías alemanes.
Ironías de la política
Póstumamente Joseph Kennedy Jr. y su copiloto recibieron sendas
medallas al valor y un destructor se bautizó en su honor en 1945.
Su orgullosa familia estaría satisfecha que, al menos, el hijo no
saliera de la guerra menos condecorado que su hermano John, ahora
el vástago mayor del clan Kennedy, y quien -a instancias de su
padre- seguiría una carrera política que lo llevaría primero a ser
electo Senador por el estado de Massachussets y luego, en 1961, a
ocupar la Casa Blanca después de una aguerrida campaña contra el
candidato republicano Richard Nixon, entonces vicepresidente de la
Administración del presidente Eisenhower, popularmente apodado ‘Ike’).
Incidentalmente, Ike era el comandante supremo de las fuerzas
aliadas durante la invasión de Normandía y había aprobado la
misión donde perdería la vida Joseph Kennedy Jr. Posteriormente,
la familia Kennedy recibiría varios golpes del destino: John
Fitzgerald fue asesinado en Dallas en 1963, de manos de un oscuro
anarquista, y Robert Francis murió en 1968 en Los Angeles, de
manos de otro desquiciado, durante la campaña que podría haber
llevado otro Kennedy a la Casa Blanca. Yodas las encuestas
indicaban que Bob Kennedy, el azote de la Mafia y ex Fiscal
General de la administración de JFK, le ganaría cómodamente al
candidato republicano de entonces, nuevamente el político Richard
Nixon, en una reedición de match Kennedy Vs. Nixon de 1960, pero
esta vez con Robert como contendor.
Al
desaparecer RFK del panorama, Nixon derrotó cómodamente a su rival
demócrata Hubert H. Humphrey, entonces el vicepresidente de Lyndon
B. Johnson, presidente que llegó al poder a la muerte prematura de
JFK y quien decidiera no aspirar a la reelección a causa de sus
errores en la guerra de Vietnam. Varios miembros del clan de los
Kennedy murieron trágicamente en los años venideros, siendo el
caso más sonado el del hijo de JFK, conocido en la familia como
John-John, entonces editor de una revista, quien murió en 1999
mientras pilotaba un avión privado, junto con su esposa y su
cuñada. Muchos pensaban que John Jr. se dedicaría a la política y
aspiraría a recuperar eventualmente la Casa Blanca para los
Kennedy en el siglo XXI, en parte gracias a su carisma y aura de
triunfador, además del famoso nombre que le legó su malogrado
padre. Y a los medios norteamericanos les encantaría ver otra
contienda electoral con otro apuesto Kennedy al bate.
Pero, aunque la imaginación popular esperaba pacientemente otro
Kennedy en la arena política, el destino no quiso complacer las
expectativas de media nación y John Jr. moriría en ese trágico
evento, todavía bastante misterioso, al igual que los que cobraron
la vida de su padre John y sus tíos Joseph Jr. y Robert, en
valerosos intentos para servirle a su país, pues nadie negaría que
la presidencia y la campaña política eran actividades de alto
riesgo, en vista de los asesinatos de que fueron víctima dos de
los hermanos Kennedy. Una familia con un historial de proezas
militares y políticas, pero marcada por la tragedia (además de
varios escándalos amorosos y financieros), y de la cual sobrevive
todavía el anciano Edward ‘Ted’ Kennedy, actual Senador por
Massachussets y reelecto varias veces desde los años 70, ocupando
desde entonces el mismo curul que ocupaba su hermano John antes de
acceder a la Casa Blanca. El mismo Ted por poco muere cuando su
avioneta se estrelló en tierra en los años 70 y luego en un
confuso accidente automovilístico donde murió su secretaria, hecho
que lo perjudicó políticamente. Su partido quiso postularlo a la
presidencia en varias oportunidades -aprovechando la popularidad
de los Kennedy- y quizás hubiera ganado al menos la nominación –y
quizás la presidencia-, pues los demócratas tuvieron candidatos
grises en los años 70 y 80. Pero Ted Kennedy, aunque era tan
ambicioso como sus hermanos, no aceptó después de meditarlo
detenidamente en familia, pues no quiso tentar a otro asesino para
que pasara a la historia como el que remataría al último de los
legendarios hermanos Kennedy.
En
un irónico epílogo, a 44 años de la campaña que llevó a JFK a la
Casa Blanca, otro acaudalado Senador por el estado de
Massachussets y colega de Ted Kennedy, se lanzó a la presidencia.
Se trata de John Forbes Kerry, cuyas iniciales son también “JFK”,
aunque el partido no quiso utilizarlas de manera oportunista por
simple ética política, también temiendo antagonizar a muchos
ciudadanos que recuerdan con afecto al desafortunado Presidente
Kennedy, muerto -como sus dos hermanos- con las botas puestas en
campaña o en misión militar. Y todos conocen las asombrosas
coincidencias del caso JFK con el del asesinato de Abraham Lincoln,
casi exactamente cien años antes, todo lo cual parece apoyar la
creencia popular de que la historia tiende a repetirse y que el
destino no simpatiza mucho con los políticos ambiciosos,
idealistas y valerosos, cualidades muy apropiadas para calificar
el carácter de los cuatro hermanos Kennedy.
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