El Seniat planteó una reducción de algunos
impuestos y el aumento de otros. Pasada la coyuntura
electoral se verá la verdadera cara de la propuesta
tributaria: un incremento de la carga impositiva a los
venezolanos para seguir financiando la expansión del Estado.
¿Vale la pena que los contribuyentes transfieran más
recursos de sus bolsillos a un gobierno que ha
despilfarrado los ingresos fiscales más elevados de la
historia de Venezuela?
Cuando los
habitantes de las colonias del Norte de América se
sublevaron contra la corona inglesa lo hicieron con una
frase: “No taxation without representation”, es decir, no al
pago de impuesto al Rey de Inglaterra sin que los
contribuyentes tuvieran representación en el parlamento. No
estaban dispuestos los americanos norteños a continuar
financiando a un monarca que no los tomaba en cuenta. Con
este postulado los habitantes de lo que posteriormente
serían los Estados Unidos de América lograron triunfar en
una rebelión, independizarse y construir en pocos años la
nación más poderosa del planeta. Se hicieron grandes, entre
otras cosas, porque detrás de aquella consigna subyacía el
principio de que los gobernantes deben servir a sus pueblos
y que la representación es consustancial con la
responsabilidad de los ciudadanos de contribuir con el
Estado, en el financiamiento de sus gastos.
Era una vez un país
En Venezuela,
hace rato que se acabó la laxitud fiscal. Ahora el aporte de
los venezolanos a los gastos del gobierno supera a los
realizados por la industria petrolera. Como un simple
ejemplo puede citarse el hecho de que en 2005, los impuestos
no petroleros alcanzaron Bs. 43.651 millardos (14,9% del
PIB), mientras los de origen petrolero se situaron en Bs.
42.763 millardos (14,6% del, PIB). Con esta fuerza
contributiva de los venezolanos se multiplican sus derechos
de exigir cuentas claras y oportunas sobre el gasto que
realiza el gobierno.
La evolución de
la recaudación no petrolera en Venezuela tiene nombre y
apellido: el impuesto al valor agregado (IVA), el cual fue
instituido al principio como un impuesto a las ventas en
1995 y luego evolucionó a su forma actual como imposición al
valor agregado. Aproximadamente la mitad de la recaudación
no petrolera proviene de ese impuesto. La contabilidad de la
contribución de los venezolanos al gobierno sugiere que ésta
se ha incrementado sostenidamente, como se presenta en
cuadro anexo.
Cuadro
Recaudación no
petrolera de Venezuela
|
Ingreso no petroleros (Millardos de Bs) |
Ingreso no petrolero (Millones de US$) |
Ingreso no petrolero
(%
del PIB) |
2000 |
7.659.581 |
11.265 |
9,3 |
2001 |
9.573.603 |
13.229 |
10,5 |
2002 |
11.886.539 |
10.239 |
11,0 |
2003 |
15.166.556 |
9.428 |
11,3 |
2004 |
25.765.674 |
13.651 |
12,5 |
2005 |
43.651.927 |
20.664 |
14,9 |
Fuente: BCV
Con este
esfuerzo fiscal es hora de que los contribuyentes reciban
más en la forma de bienes y servicios provistos por el
Estado venezolano, en lugar de que se aumente la carga
tributaria a los sectores de menores ingresos.
¿Para qué más impuestos?
El Seniat ha
lanzado una propuesta tributaria que hay que examinar con
sumo cuidado para no alucinarse, toda vez que se ha
esgrimido que se plantea una reducción de los tributos y un
aumento a los sectores de mayores rentas. Con un gasto
fiscal desbordado, el gobierno tiene que incrementar la
recaudación de impuestos tanto petroleros como no
petroleros. Con relación a los de tipo petrolero, en la
medida en que más recaude el fisco, menos podrá gastar Pdvsa
en inversión y en el financiamiento de las misiones. Por
tanto, el dinero entra por un lado al fisco sale por el
otro. Eso no ocurre con la recaudación de impuestos no
petroleros, que deben pagar los venezolanos. Un Estado como
el venezolano que está gastando casi US$ 45.000 millones
entre el gasto presupuestario y el no presupuestario, tiene
forzosamente que afincar la mano impositiva contra el sector
privado, tanto al pequeño como al mediano y grande.
La eliminación
del impuesto a los débitos bancarios obedece a la coyuntura
electoral. La oferta de reducir el IVA en dos puntos
porcentuales apunta en la misma dirección toda vez que el
gobierno con esa medida estaría renunciando a por lo menos a
US$ 2.774 millones, equivalente al sacrificio fiscal de esa
reducción. Un gobierno con la vocación de gasto del actual
no abdica fácilmente a semejantes recursos.
El plan del
Seniat consiste en eliminar impuestos como el cobrado por
donaciones y sucesiones y a los fósforos, entre otros:
impuestos simbólicos. Pero también contempla la instauración
de nuevos tributos como el previsto al patrimonio, a las
ganancias sobre la tenencia de títulos públicos, al consumo
selectivo, a los juegos y a los predios rurales. Después
vendrá el cobrado a las transmisiones a la radio y la
televisión y a las ventas minoristas a nivel estadal. Con
todos estos gravámenes, con seguridad al final los
venezolanos terminarán pagando más impuestos. Esto traslada
el asunto a la correspondencia entre contribución y
retribución. Y es allí donde falla el gobierno. El
superintendente tributario, José Vielma Mora, ha realizado
un esfuerzo encomiable por hacer más eficiente la
recolección de los impuestos en su empeño por llenar las
arcas fiscales, aunque ha sido menos eficaz en las
devoluciones de impuestos a quienes le corresponde el
beneficio fiscal. Pero ¿por qué darle más ingreso a un
gobierno que todavía no ha presentado las cuentas de lo que
gastó en 2004 y 2005? ¿Por qué razón debe aumentar la
contribución fiscal de los venezolanos para la realización
de gastos discrecionales por parte del Presidente de la
República, irrespetando los controles administrativos
necesarios? ¿Se destinarán los ingresos fiscales que aportan
los contribuyentes al financiamiento de empresas públicas
como ocurrió con el Complejo Agronómico y Azucarero Ezequiel
Zamora de Barinas? La mejor reforma tributaria es aquella
que simplifica la estructura tributaria, la que con menos
impuestos recauda más ingresos y la que disminuye los costos
de la administración fiscal.
El impuesto
al patrimonio
Como parte del
paquete impositivo, el Seniat ha presentado el cobro de una
tasa entre 0,5% y 1,0% sobre el patrimonio de contribuyentes
que posean viviendas secundarias que excedan Bs. 500
millones, consideradas de lujo, a los vehículos cuyo precio
sobrepase US$ 20.000 (Bs. 43 millones), motos, yates,
aviones y otros bienes suntuarios, según la terminología del
ente tributario. Por un principio de justicia y siguiendo un
postulado fundamental de las finanzas públicas, quien más
tiene más paga. De manera que se va a presentar una
oportunidad de oro para que los nuevos ricos y la llamada
boliburguesía hagan su aportación a una patria que en estos
tiempos tantas ocasiones le ha brindado para ensanchar sus
capitales. Llegó el momento que el Estado venezolano conozca
lo que es vox populi: las fortunas de contratistas,
comisionistas, colocadores de fondos públicos, testaferros y
amigos del porcentaje corruptor, que a partir de 1999 han
tratado el patrimonio público como si se tratase de un botín
en disputa pronto a acabarse.
Crece América
Latina
La Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) actualizó sus
proyecciones de crecimiento económico para 2006, al
situarlas en 4,3% en lugar de 4,1%, como había estimado
previamente. Parte de la mayor expansión de la economía
obedece al abaratamiento del financiamiento, tanto interno
como externo. En economías como la de Chile se aprecia un
crecimiento sostenido, en otras como Argentina y Venezuela
una recuperación tras las recesiones que experimentaron
durante 2002 y 2003. El tópico más importante en
Latinoamérica no es crecer únicamente, sino hacerlo
sostenidamente, en una senda de largo plazo. Sin una
trayectoria estable de expansión, estas economías seguirán
viviendo los ciclos de expansión y contracción
característicos de la región. Lo bueno es que tal
crecimiento viene acompañado de tasas bajas de inflación,
salvo los casos de Argentina, Costa Rica y Venezuela.
Los precios
de las materias primas
La economía
mundial está en presencia del aumento más prolongado de los
precios de los productos primarios (commodities). Petróleo,
aluminio, cobre, acero y zinc reflejan alzas importantes.
Esos precios no hubiesen mejorado sin el empuje de demanda
que representa el mayor consumo de China e India, que están
actuando como una locomotora que empina las cotizaciones de
las materias primas. En China avanza un proceso de
urbanización acelerada, expresado en el hecho de que cada
año 16.000.000 de personas se mudan del campo a la ciudad
para servir de mano de obra barata en los complejos
industriales del capitalismo chino. Por su parte, en India,
6.000.000 de seres humanos se trasladan a Bombay y otras
ciudades cada año, en busca de trabajo. Se trata de los
mayores flujos migratorios de que se tenga noticia. Estos
nuevos trabajadores asalariados generan producto e ingreso y
ello impulsa la demanda de bienes y servicios en lo que
parece un auge que avizora con prolongarse. Lo que resta es
ver hasta qué punto pueden los países exportadores de esas
materias primas transformar los ingresos que reciben en
riqueza duradera.