En
la medida en que avanza la política del Gobierno más
difícil será la realización de negocios por parte del sector
empresarial. La visión del Gobierno sobre el modelo
económico es tan clara que no debería albergarse dudas sobre
el derrotero hacia el cual transita Venezuela. El camino
está claro: minimizar el espacio del sector privado,
arrinconarlo en un apartado lugar de la economía venezolana.
Quien no quiera ver que no vea, pero es evidente que el
control de precios es una restricción fundamental que está
cortando la posibilidad de una expansión mayor de la
producción y al no ajustarse los precios durante más de diez
y ocho meses, algunas empresas han cerrado ciertas líneas de
producción. La escasez no ha aumentado de forma apreciable
por dos razones: la amplia disponibilidad financiera del
Gobierno para importar y además porque muchos empresarios
temen que si dejan de producir algunos bienes perderán
definitivamente sus empresas.
El control total
Claro, el gobierno puede el
darse el lujo de importar bienes alimenticios y venderlos
por debajo de su costo debido a la holgura que le
proporcionan sus elevados montos de divisas. También es
obvio que las regulaciones legales tales como la solvencia
laboral le está cerrando el acceso a los dólares
preferenciales a muchas compañías, mientras que las empresas
estatales están exentas de este requisito y nada tienen que
informar al Ministerio del Trabajo. Adicionalmente, las
restricciones que se han anunciado para que Cadivi entregue
divisas presagia un endurecimiento si los solicitantes no
cumplen todos y cada uno de los requisitos exigidos, aunque
las oficinas del gobierno no sean diligentes en la entrega.
Pero a quien más ha afectado estas medidas han sido los
sectores industrial y comercial. Por estas razones es que se
está copando la capacidad instalada y muchas empresas
trabajan al máximo, pero no hay ampliaciones de la frontera
de producción y la inversión privada y el empleo permanecen
postrados.
En una economía donde la
liquidez monetaria ha dado un salto espectacular como se
documenta en el cuadro, es obvio que el crédito se ha
convertido en una pieza importante para que la banca
mantenga la ganancia en un entorno en el cual los
rendimientos sobre los certificados de depósitos emitidos
por el BCV han reflejado una disminución significativa.
Siguiendo las instrucciones del Gobierno, el 26 de abril de
2006, el BCV procedió a regular las tasas de interés activas
y pasivas al tiempo que estableció algunas pautas para el
cobro de las comisiones bancarias. Con ello sonó la primera
campanada de lo que vendrá. Igualmente, con el
establecimiento del Banco del Tesoro, el Estado cuenta con
un instrumento muy poderoso para obligar a la banca privada
a seguir al pie de la letra las pautas financieras que fija
Miraflores, relativas a la ampliación de la cartera de
créditos para aquellos sectores favorecidos por el Gobierno.
Solamente el uso de la amenaza de que el Gobierno retiraría
sus depósitos de algunos bancos es lo suficientemente
peligroso para ciertas instituciones financieras.
Ahora la banca
Arrinconado los sectores
industrial, comercial, ganadero e inmobiliario por las
regulaciones de precios y demás normativas legales, le llegó
el turno de la banca. Se está acabando la luna de miel
disfrutada con las colocaciones de fondo y la compra de
bonos de la deuda pública y del BCV que proporcionaron
buenos beneficios.
Hay grupos dentro del
Gobierno que han planteado la nacionalización de la banca
para con ello facilitar sus planes ulteriores. Esa posición
por ahora es minoritaria, pero expresa que ante un cambio en
la correlación de fuerzas ella podría adquirir el vigor que
hoy no tiene. En cualquier caso, el Gobierno va a comenzar a
pasarle la factura a los bancos y a los banqueros por los
favores recibidos en el pasado. Algunos, como es usual,
moverán sus fichas dentro de las altas esferas del tren
ejecutivo y la Vicepresidencia de la República para
minimizar el impacto de las acciones del Gobierno.
Por lo pronto el Gobierno no
puede arriesgarse a una medida nacionalizadora, tanto por
los efectos internos como por las repercusiones a nivel
internacional en un contexto en el cual Venezuela busca
apoyo para asegurar posiciones en organismos multilaterales.
En un Gobierno verdaderamente democrático e impersonal las
decisiones son objeto de un debate público. Pero ese no es
el caso de Venezuela donde el peso específico de la voluntad
del Presidente de la República no tiene paralelo. Por tanto,
es dable esperar que por intermedio de la Sudeban y el BCV
se estrechen los controles y regulaciones sobre el sistema
bancario nacional, mediante una serie de medidas. Entre
ellas destacarían, una disminución de la tasa de interés
sobre los cerificados de depósitos del BCV sin que ello se
traduzca en una caída de la tasa de interés pasiva.
Similarmente, el Gobierno forzaría a la banca a aumentar la
gaveta de créditos destinadas al financiamiento de las
empresas de producción social y las cooperativas, sin que el
sistema financiero pueda recomponer sus ingresos con mayores
tasas en otros sectores para mitigar el mayor riesgo.
Finalmente, el Gobierno va a limitar el cobro de comisiones
bancarias para evitar aumentos de la tasa efectiva de
interés.
Con la orientación y las
políticas que está siguiendo el presidente Chávez en su
intento por prefigurar un socialismo etiquetado del siglo
XXI pero con políticas del siglo XIX, no era difícil
imaginar que tarde o temprano la mano poderosa del Gobierno
alcanzaría a la banca. Le tocará a los banqueros realizar su
mejor esfuerzo por innovar y ofrecer productos financieros
atractivos para que los depositantes mantengan su dinero en
las instituciones y no concurran a buscar refugio en el
activo más seguro de Venezuela: el dólar.
Indicadores monetarios
(Millardos de Bs)
|
Abril 2006 |
Diciembre 2000 |
Liquidez monetaria |
77.773 |
16.284 |
Certificados de depósitos del BCV |
36.191 |
114 |
Fuente: BCV
La anti-política
Durante años, en Venezuela
ciertos sectores jugaron peligrosamente a fomentar la anti-política.
Con argumentos válidos, como la corrupción, satanizaron a
los partidos y a quienes se dedicaban a la política. Con
ello crearon un sentimiento de aversión hacia la
participación en los asuntos públicos y estimularon la
emergencia de liderazgos mesiánicos que acabarían con los
políticos. El resultado: les salió el tiro por la culata y
ahora no encuentran como quitarse de encima a Chávez. Este
sentimiento de culpa es mayor en quienes ayer apoyaron al
comandante. La desesperación ha creado la otra modalidad de
la anti-política: la abstención electoral, sabiamente
estimulada por el Gobierno, quien calcula los beneficios que
de ella se derivan, al menos en estas condiciones. La
abstención en Venezuela ha sido un estruendoso fracaso y los
ejemplos sobran: cuando los adecos llamaron a no votar
cuando el plebiscito de Pérez Jiménez y los comunistas
cuando la lucha armada. Para que un movimiento de abstención
electoral adquiera fuerza debe provenir de una fuerza social
y no al revés, construyendo esa fuerza con el llamado a no
votar. El Gobierno no va a ceder un milímetro en las
condiciones electorales con el objeto de que algunos se
acojan mansamente a la abstención y con ello dividir a la
oposición. La tarea es alcanzar una mayoría visible y
hacerla valer en la calle con o sin elecciones. La
abstención desmoviliza.
PDVSA se endeuda y plagia
Increíble pero cierto. PDVSA
está considerando lanzar al mercado una emisión de bonos por
US$ 3.500 millones. Nadie conoce a ciencia cierta el objeto
de ese endeudamiento. Si es para financiar proyectos de
inversión, ello sugiere que la situación financiera de PDVSA
no es la mejor toda vez que con un precio del petróleo que
excede los 60 dólares por barril la empresa no debería tener
problemas para usar sus recursos propios. Sin embargo, se
conoce que el gasto social de PDVSA es mayor que el gasto en
producción de petróleo, con lo cual la empresa se ha
desdibujado totalmente. En el caso de que la emisión sea
usada para drenar liquidez, esto pone en cuestión la función
principal del BCV. El hecho es que desde estas páginas fue
donde en agosto de 2005 por primera se propuso que se
cubrieran las necesidades de financiamiento utilizando el
excedente de liquidez monetaria existente en el mercado, con
lo que se abriría una oportunidad a los ahorristas
venezolanos de participar en el mejor negocio de Venezuela.