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Caracas: centro de especulación financiera
por José Guerra  
jueves, 27 julio 2006

 

El ministro de Finanzas, Nelson Merentes, anunció que la ciudad de Caracas se transformará en una especie de Wall Street latinoamericana, donde se crearía un vigoroso mercado para los títulos de la deuda de la región, lo que propiciaría que la capital de Venezuela se convirtiera en el centro del desarrollo del mercado de capitales de Sur América. De esta manera, las economías de esta parte del mundo no tendrían que recurrir a los fondos del imperio para enjugar sus necesidades de financiamiento porque en la meca de la revolución hallarían los recursos frescos para tales propósitos.

Sucede que el llamado socialismo del siglo XXI tiene una guerra verbal declarada contra el capitalismo, hasta el punto que el mismo presidente Chávez ha sugerido volver al trueque como medio transaccional para con ello exterminar al sistema capitalista. Ante unos adolescentes del Liceo Fermín Toro de Caracas, que le plantearon que el producto excedente de la siembra de algunos frutos estaba siendo vendido, Hugo Chávez les dijo que ello era capitalismo y que más bien deberían intercambiar esos excedentes por otros artículos.

Mientras el Presidente de la República reprendía a unos muchachos inocentes por comercializar el producto de su trabajo, en una reunión realizada en Sudeban, el ministro Merentes se acordaba con un grupo de banqueros nacionales y extranjeros para realizar la práctica más detestable del capitalismo más salvaje: la especulación cambiaria, de ganancia elevada, segura y sin riesgo. En esas pláticas entre el ministro y el grupo de banqueros se propusieron varias iniciativas, pero quienes asistieron al cónclave salieron con un sobre bajo el brazo: la asignación de US$ 5 millones en bonos de la deuda colombiana adquirida previamente por el gobierno de Venezuela, con el objeto de que sean negociados en el mercado de divisas paralelo que ha creado el Ministerio de Finanzas, siguiendo la práctica iniciada con los bonos argentinos. Pero como no hay almuerzo gratis, Merentes planteó a los banqueros un menú de posibilidades, varias de cuales dan la oportunidad para la obtención de ganancia rápida, pero otras pueden implicar pérdidas.

Una de la propuesta que no gustó a los banqueros fue la consistente en la compra de la factura petrolera originada en el Acuerdo de San José para fuese negociada en el mercado secundario. Anunció el ministro la disposición de negociar con los banqueros bonos de veintidós (22) países siguiendo la metodología de los títulos argentinos, es decir, se compran esos papeles de deuda al equivalente de Bs/US$. 2.380 y se venden a Bs/US$ 2.600. Una propuesta salida de la encerrona que luce interesante es el bono binacional o el denominado “bono del sur”. Se emitiría este título de la siguiente manera: un dólar en bono de deuda argentina por un dólar de la deuda interna venezolana a la tasa de interés fija con un rendimiento de 7,0% anual. De esta manera, el bono argentino se podría transar inmediatamente en el mercado secundario para realizar la ganancia en tanto que el título venezolano sería mantenido hasta su vencimiento. También salieron los banqueros con la promesa del ministro de que se aprobaría la Ley de Pensiones, en la cual se establecería un sistema mixto donde los bancos que se porten bien y cumplan sus deberes podrían participar como administradores de los fondos captados por el régimen pensional.

Todas estas proposiciones han surgido tras la exitosa colocación de los bonos argentinos en Venezuela mediante un circuito financiero en el cual el gobierno venezolano actúa como un vulgar especulador cambiario al adquirir esos bonos a Bs/US$ 2.150 para venderlo rápidamente a Bs/US$ 2.380, en promedio. El ministro tuvo la osadía de afirmar que esos tipos de cambios se determinaban “mediante un modelo econométrico”. Se conoce que esos títulos argentinos están siendo adquiridos en New York por Lehman Brothers, Merrill Lynch y Smith Barney, entre otros bancos de inversión, en operaciones absolutamente lícitas. Estas instituciones actúan como compradoras de un título donde puedan obtener una ganancia para sus clientes, no hay, por tanto, nada pecaminoso ni censurable en esas operaciones. Donde si la hay es en las transacciones que realiza el gobierno de Venezuela, quien ingeniosamente ha creado un mercado de cambio diferencial para aprovechar el diferencial cambiario entre el precio oficial de la divisa y la cotización en el mercado conformado a partir de la negociación de las acciones de la CANTV.

Que la especulación financiera y cambiaria la realice y promueva un ente privado no es extraño, porque al fin y al cabo para ello es el mercado bursátil, donde accionan no precisamente los provenientes de la orden de los carmelitas descalzos, inspirados por la caridad y el amor al prójimo sino linces cuyo móvil es la ganancia, tal como el personaje que personificó Michael Douglas en la monumental película Wall Steet. Estos agentes financieros compran y venden, una veces ganan y otras pierden, así es el mercado. Pero el propiciador de esta actividad especulativa en Venezuela es nada más y nada menos que el Ministerio de Finanzas, de un gobierno que pregona el socialismo, cuya actuación carece de una de las virtudes del mercado de capitales: la transparencia. Por ello, en vez de haber sido el presidente Chávez quien diera las lecciones de economía a los alumnos del Fermín Toro ha debido concurrir más bien el ministro Merentes para que esos jóvenes comprendieran lo que parece ser la especialidad del titular de las finanzas públicas de Venezuela: la multiplicación del dinero.

La IV internacional

Se reunieron en Caracas la semana pasada, se supone financiado por el gobierno, los partidos comunistas del mundo, o mejor dicho lo que queda de ellos. La I internacional comunista se formó a instancias de Marx y Engels para agrupar a los nacientes partidos y movimientos obreros. Con la muerte de Marx desapareció la internacional al trasladarse su sede a los Estados Unidos. Luego se creó la II internacional la cual fue dominada por los partidos socialdemócratas, bajo la inspiración de Bernstein, el mejor discípulo de Engels según sus últimos escritos. Luego, bajo el mando de Stalin se revivió el carácter comunista y se estructuró la III internacional que en América Latina tenía su sección, llamada el Buró del Caribe. Ese Buró dictaba desde Moscú la línea política para sus partidos afiliados, que fungían como especie de agregadurías consulares del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Los partidos latinos no tenían criterio propio, solamente seguían las instrucciones de Moscú. Derrumbado el muro de Berlín y disuelta la Unión Soviética, se agotó la fuente de ingresos y de inspiración política y los partidos comunistas quedaron huérfanos. Con esa reunión caraqueña se pretende resucitar partidos que en ningún país representan algo importante desde el punto de vista conceptual o de fuerza de masas, como lo fueron en su tiempo el partido italiano, francés y chileno.

El precio del petróleo

Tras los sucesos recientes del Medio Oriente y la escalada del conflicto, las cotizaciones del petróleo han roto los límites admisibles y amenazan con seguir su ascenso. Afortunadamente, las hostilidades no han llegado a Irán o Siria, lo que haría suponer una interrupción de los suministros petroleros principalmente a Europa, en vista de que el primer ministro iraní amenazó con usar el petróleo como arma política. En el caso de que persista el aumento de los precios, el efecto sobre la economía mundial puede traducirse en una recesión tal como ocurrió después de 1973 con la guerra del Yom Kipur entre Israel y algunos países árabes. Persiste la incógnita sobre Arabia Saudita donde existen núcleos fundamentalistas importantes que pueden acabar con la estabilidad de ese reino, lo cual crearía un estremezón en el mercado petrolero internacional. Actualmente es muy poco lo que puede hacer la OPEP para estabilizar los precios porque al desequilibrio entre oferta y demanda se añade la incertidumbre sobre los suministros. Por ello la moderación del mercado debe provenir de un acuerdo político que haga posible la convivencia pacífica entre el Estado de Israel y sus vecinos.

Cadivi restringe

La amenaza se está materializando. El jefe de Cadivi, Coronel Barroso comenzó a restringir los bienes que se pueden importar, siguiendo las instrucciones dadas por el presidente Chávez de “no otorgarle dólares a la oligarquía”. Comenzaron con ciertas bebidas alcohólicas y vehículos. Luego puede ocurrir cualquier cosa porque la discrecionalidad es la norma de los controles de cambio. Hay que imaginarse el inmenso poder que tiene un Estado dueño y señor de las divisas para estrangular a empresas y decidir que consume la población. Al poder ya de si magnificado de recaudar impuestos y tomar parte del ingreso de quienes trabajan, de fijarles el salario mínimo, de establecer las tasas de interés y los precios, ahora se suma la asignación de divisas según criterios del jefe del Estado. Pero ello crea un problema con la liquidez excesiva, a la cual el coronel le coloca un torniquete aumentando de esta manera las dificultades para el BCV.

 
 
 
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