Cuando
el presidente Chávez, como suele hacerlo desde Aló
Presidente, regaño a la directiva del Instituto Nacional de
Estadísticas (INE), a mediados de 2005, con esa alocución se
decretó la disminución administrativa e instantánea de la
pobreza. Con el conocimiento que le es característico, Hugo
Chávez aseveró que las cifras que la autoridad estadística
elabora para medir la pobreza en Venezuela tenía un tufillo
de neoliberalismo y que había que cambiar la metodología de
cálculo. Santa palabra. Bajo esta administración lo
funcionarios públicos de alto, medio y bajo nivel dejan de
serlo para convertirse en serviles y escribientes de órdenes
verbales dictadas apresuradamente. Es vergonzante ver a
ministros y jefes de institutos como si fuesen borregos
mandados por un capataz.
Medición de la pobreza
Las medidas convencionales de la pobreza se
basan en la llamada línea de pobreza la cual consiste en
comparar el ingreso monetario que percibe una persona o una
familia con el valor de una determinada canasta de consumo.
Esta canasta puede contener exclusivamente bienes de consumo
en cuyo caso se estaría midiendo la pobreza crítica. Cuando
se trata de una canasta que además de contener bienes de
consumo incorpora también servicios, al cotejar el valor de
esa canasta con el ingreso se contabiliza entonces la
pobreza general.
El gran argumento que esgrimen las
autoridades para explicar la reducción de las pobreza es el
efecto del crecimiento de la economía, la generación de
empleo y el impacto favorable de las misiones. Cuando se
analiza el comportamiento de la economía durante 2004 y 2005
se aprecia un crecimiento económico cuantitativamente muy
importante por el orden de 17,9% y 9,4%, respectivamente.
Con tales niveles de expansión de la economía es lógico que
la pobreza se haya reducido. Lo que es cuestionable es la
disminución de diez (10) puntos porcentuales en un año al
pasar los hogares pobres de 47,0% en 2004 a 37,7% en 2005,
cuando ese año el empleo formal del sector privado se redujo
en más de 135.000 personas.
Pero más allá de las cifras puntuales de un
año a otro existe un problema metodológico importante y es
el referido al hecho de que el INE utiliza para valorar el
costo de la canasta de consumo que sirve de referencia para
la medición de la inflación su propio índice de precios, en
lugar de emplear el que estima el Banco Central de
Venezuela, el cual se emplea como referente de la inflación
en Venezuela. Esto es muy discutible porque no se conoce la
técnica empleada por el INE para el cómputo de ese índice de
precios. Por ello, el Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés
Bello (UCAB), con base en las encuestas primarias que
elabora el INE realiza sus mediciones, las cuales arrojan
resultados diferentes a los del ente oficial, como se
observa en el cuadro.
Mediciones de la
pobreza
(% de los
hogares venezolanos)
|
Según INE |
Según UCAB |
1998 |
43,9 |
49,0 |
1999 |
42,0 |
49,9 |
2000 |
40,4 |
49,5 |
2001 |
39,0 |
48,2 |
2002 |
48,6 |
41,5 |
2003 |
55,1 |
60,2 |
2004 |
47,0 |
59,6 |
2005 |
37,0 |
ND |
Fuentes: INE y Luis Pedro España: “Las
cifras de la pobreza en Venezuela. De las medias verdades a
la utilidad verdadera”
Definitivamente, las cifras del INE deben
llamar a la reflexión. Se reconoce que la pobreza no aumenta
ni disminuye de manera abrupta, salvo que ocurra un
cataclismo económico y social en un país. Los datos del INE
se mueven como una montaña rusa. En cambio, según la UCAB,
la pobreza presenta un comportamiento más estable, tanto
cuando aumenta como cuando disminuye, como cabría esperar.
Pero hay más. En 1999, la economía venezolana experimentó
una fuerte contracción al cifrarse la caída del PIB en 6,1%
mientras que el ingreso por habitante disminuyó 7,9%, con lo
cual, en promedio, el ingreso de los venezolanos cayó en esa
magnitud. ¿Cómo puede explicar el gobierno una reducción de
la pobreza de casi dos (2) puntos porcentuales en 1999
cuando el ingreso recibido por venezolanos se contrajo en
casi 8,0%? Ese milagro estadístico no se había visto en
ningún país, salvo en esta Venezuela. Pero hay todavía otra
razón para asombrarse con la contabilidad de la pobreza del
INE. En ese año, 1999, el desempleo abierto aumentó
significativamente al ubicarse en 14,5% con relación al
11,0% en que se situó ese indicador en 1998. Es muy difícil
que con cierta coherencia las autoridades del INE puedan
explicar semejante contradicción.
Desde una perspectiva de mediano plazo,
obsérvese estos datos. De acuerdo con el INE la pobreza
general pasó de 43,9% en 1998 a 37,0% en 2005, es decir una
disminución de aproximadamente siete (7) puntos
porcentuales. En ese mismo lapso, el ingreso real promedio
que perciben los venezolanos disminuyó a un ritmo de 0,9%
anual para una caída acumulada de los ingresos de 6,0% en
siete años, entre 2005 y 1998. Durante el mismo período, la
tasa de desempleo abierto pasó de 11,0% en 1998 a 12,2% en
2005, con todo y la creatividad estadística oficial que hace
que haya aumentado de forma importante la población
inactiva, entre otros elementos. Algo no cuadra en las
cuentas del INE. El daño que se le está infligiendo a la
credibilidad de las estadísticas en Venezuela debe ser
reparado para con ello evitar su uso como instrumento de la
política oficialista.
Rebrota la
inflación mundial
Tarde o temprano se tenía que sentir el
efecto de los elevados precios del petróleo. No obstante los
aumentos de productividad y la disciplina monetaria que
mantienen la inflación a raya, incrementos sostenidos de los
precios de la energía se reflejarían en los índices d
inflación. En los Estados Unidos, la tasa de inflación de
abril acusó un aumento mensual de 0,6% superior a la de
marzo que alcanzó 0,4%. Con ello la tasa anual de inflación
registró un ascenso de 3,5%. Durante abril los precios de la
gasolina subieron 8,5%. Si se excluye el impacto de la
energía en el cálculo de la inflación, la tasa de inflación
básica se ubica en 2,3%. Ya el Banco Central, la Reserva
Federal, anunció su disposición a continuar con las alzas de
las tasas de interés con el objeto de contener las presiones
inflacionarias. Si esta propuesta se materializa se encarece
el costo del endeudamiento para los países deudores entre
ellos Venezuela y se desvaloriza la deuda. Malas noticias en
el horizonte.
El chino
de Pedro Carreño
El diputado Pedro Carreño quiere hacer
justicia, justicia revolucionaria. Las culpas recaen sobre
Jesús Caldera Infante, ex presidente de Fogade, a quien le
imputan casos de corrupción. Así paga el diablo a quien bien
le sirve. Caldera Infante, se dedicó a perseguir y a
hostilizar a funcionarios honestos de Fogade, cuyo único
delito fue haber firmado la solicitud de referendo
revocatorio. Ahora le tocó su turno. Esta en la lista de
espera. Pero la agilidad y eficacia del capitán Pedro
Carreño para perseguir la corrupción es asimétrica. Con el
caso del Complejo Agroindustrial Ezequiel Zamora prometió
investigar hasta sus últimas consecuencias, pero el ánimo le
duró hasta que descubrió que la sede del Comando Maisanta de
la ciudad de Barinas se había financiado con los fondos
destinados al central azucarero. Después quisieron que la
cuenta la pagara oficiales de la FAN. Resultado: un cajero
de Banfoandes preso. El ímpetu investigador de Carreño es de
poco aliento. Se le mojó la pólvora cuando se topó con el
lomito: el Ministerio de Finanzas y lo relativo a la compra
de edificios con sobreprecio, la colocación de fondos en
ciertos bancos y las operaciones con bonos de la deuda
pública. Cuando Lusinchi la culpa del desfalco de la entrega
de dólares preferenciales por parte de Recadi recayó sobre
un chinito y los peces gordos resultaron ilesos. Cada
gobierno tiene su chino.
Crecimiento: realidad o espejismo
Al publicar el BCV las cifras sobre
crecimiento de la economía dos fueron las reacciones y una
la crítica. Esta última cuestiona las estadísticas que
elabora el Instituto Emisor. De todas las estadísticas
nacionales las del BCV son las mejores y son confiables,
salvo algunas dudas puntuales en ciertos indicadores. Unos
consideran que Venezuela marcha hacia un crecimiento
sostenido porque ha crecido durante diez (10) trimestres
consecutivos. Craso error. La sostenibilidad del crecimiento
hace referencia al largo plazo, cuyo ejemplo en América
Latina es Chile, cuya economía ha mantenido una expansión
durante veinte (20) años consecutivos, es decir ochenta (80)
trimestres. Otros consideran que se trata ciertamente de un
crecimiento, pero propulsado esencialmente por el gasto
público financiado con el ingreso petrolero y que además
existen dudas de que esa expansión sea sostenible. Si el
motor del gasto pierde fuerza lo mismo pasará con el gasto
privado y hasta allí llegará el crecimiento, tal como ha
ocurrido en el pasado, porque la economía venezolana ahora
es más vulnerable a los precios del petróleo. Desde otro
ángulo, el crecimiento se explica por el sector que produce
bienes transables, comercio, construcción, comunicaciones,
entre otros, lo que refleja la apreciación del tipo de
cambio real.