Al
acercarse el centenario del nacimiento de Uslar Prieti, el
16 de mayo, diversas instituciones convocan a una reflexión
sobre su legado intelectual. Uslar fue un pensador
prolífico, cuya obra también abarcó el campo de la economía
en un país donde no existían estudios formales de esta
disciplina, hasta la creación de la Escuela de Estudios
Libres de Economía, hoy Escuela de Economía de la UCV, que
él contribuyó a fundar a finales de los años treinta.
La primera
preocupación económica de Uslar fue el efecto del petróleo
en la economía, expresado en el hecho de que una moneda
fuerte, el bolívar de la época, estaba ayudando a liquidar
la base agrícola del país, fuente de riqueza permanente
según Uslar. Esto es lo que hoy se denomina la enfermedad
holandesa, por efecto negativo que sobre la industria de
Holanda tuvo la explotación de los yacimientos de gas a
comienzo de los ochenta. También fue preocupación temprana
de Uslar la necesidad de elaborar dos presupuestos, uno con
los ingresos ordinarios y otro con recursos petroleros, los
cuales, por su carácter perecedero, debían dedicarse
exclusivamente a la inversión. De ahí derivó su tesis que lo
hizo famoso: la siembra del petróleo. Participó igualmente
Uslar en la creación del BCV durante el gobierno de López
Contreras, al ocupar varias carteras ministeriales. Esto
sugiere que Uslar tuvo meritos como pensador en el campo de
la economía. Nadie parece acordarse de estos aportes. Ni
siquiera el BCV, que ahora organiza eventos para discutir
asuntos intrascendentes. El año pasado, sin embargo, el
instituto emisor realizó dos jornadas para debatir el legado
de dos economistas latinoamericanos de quilates mundiales:
Raúl Prebisch, padre de la teoría de la dependencia, y Celso
Furtado, quien escribió sobre el desarrollo de América
Latina.
Sería
aconsejable que el BCV también rindiera tributo a la memoria
de Arturo Uslar Prieti, quien independientemente de la
valoración integral de su actuación y pensamiento,
contribuyó a la creación de los estudios de economía en
Venezuela y colocó en la agenda temas de discusión todavía
vigentes. El sectarismo político e ideológico no puede
borrar la obra de los hombres de letras y talento, tan
escaso en estos tiempos.