Lo
que para algunos era evidente se hizo visible para todos:
la gestión financiera del Banco Central de Venezuela
arroja cuantiosas pérdidas que colocan a esta institución
en su peor crisis después del colapso del sistema
financiero en 1994 y que motivó a que el ente emisor de
Venezuela otorgara auxilios financieros masivos a la banca
con el objeto de evitar una cesación de pagos en la
economía, al tiempo que provocó la inflación más elevada
de la historia de Venezuela. Al contrario de lo sucedido
en 1994, en esta oportunidad lo más grave es que a parte
de estar significativamente endeudado, al Banco Central se
le está despojando de su principal activo financiero, las
reservas internacionales.
La diferencia
fundamental entre un banco comercial y un banco central
estriba en el hecho de que cuando una institución
financiera privada pierde sus activos o sus deudas exceden
a sus activos, el banco va a la quiebra a menos que los
accionistas realicen un aporte de capital para que pueda
seguir manteniendo sus operaciones. La disminución de los
activos hace que el banco no genere ingresos para cubrir
sus costos todo lo cual se traduce en pérdidas que acaban
liquidando el patrimonio de la institución financiera en
referencia. Si esa situación específica de un banco se
generaliza, se produce entonces una crisis financiera. En
contraste, lo bancos centrales tienen una facultad que no
tienen los bancos comerciales y que marca una diferencia
esencial: la capacidad de emitir dinero prácticamente a
muy bajo costo para financiar dichas pérdidas, hasta que
el público continúe aceptando voluntariamente ese dinero
emitido. Más técnicamente, el banco central podrá sortear
su desbalance mientras exista una demanda de dinero
positiva. De esta manera, cuando un banco central pierde
parte de sus activos o aumenta su endeudamiento, como es
el caso del BCV, ello se refleja en pérdidas patrimoniales
cuantiosas que permite concluir que el Banco Central de
Venezuela perdió todo su capital.
La causa
Voceros
oficiosos del BCV han querido confundir a la opinión
pública al afirmar que las pérdidas del BCV, que ellos
reconocen, se debe al costo de la política monetaria,
motivado en el hecho de que el Instituto emite deuda que
adquiere la banca, la cual debe ser cancelada con sus
respectivos intereses. Se les olvida a estos funcionarios
que en buena contabilidad hay que distinguir entre
pérdidas en operaciones y pérdidas patrimoniales. En el
caso del BCV, las primeras se originan en virtud de que el
flujo de ingresos es inferior al gasto que genera la
gestión financiera del banco. Pero las segundas, vale
decir, las pérdidas patrimoniales, se causaron por la
transferencia de US$ 10.200 millones de los activos del
BCV a un fondo del Estado para financiar el gasto público
(Fonden), sin que el BCV recibiera la contrapartida de tal
transferencia. Por esa razón, no obstante, los trucos
contables acordados entre el Directorio del BCV y la
Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones
Financieras (Sudeban), el patrimonio del instituto emisor
hay que deducirle esa cantidad, con lo cual el mismo se
torna negativo. Por tanto, el origen de las pérdidas del
BCV reside en una disminución de sus activos por US$
10.200 millones y un aumento de sus pasivos,
principalmente con la banca nacional por US$ 16.800
millones al cierre de abril de 2006. Debe advertirse que
hay que esperar por la publicación del estado de
resultados (ganancias y pérdidas) para apreciar si la
contabilidad creativa de las autoridades del BCV hace el
milagro de generar ingresos financieros como resultado del
ajuste y valoración de las reservas internacionales por
efecto cambiario, en un contexto en el cual el tipo de
cambio ha estado fijo. Una contabilización precisa de las
pérdidas totales del BCV se presenta en el cuadro.
Pérdidas
acumuladas del BCV entre junio de 2005 y abril de 2006
(Millones de
Bs)
Pérdida declarada
abril 2006
|
- 305.091
|
Pérdida no declarada traspaso Fonden
|
- 9.114.500
|
Resultado financiero
ajustado
|
- 9.419.591
|
Pérdida acumulada en
2005
|
- 11. 346.556
|
Pérdida total Junio
2005-Abril 2006
|
-20.766.147
|
Fuente:
Balance del BCV. Cálculos de Jesús Rojas Díaz
La
consecuencia
En vista de la
magnitud de las pérdidas acumuladas, el Directorio del BCV
debe negociar con firmeza frente al Gobierno y exigir la
reposición completa del patrimonio del Instituto y no
confirmarse con un pago, por parte del Ejecutivo, en
cómodas cuotas. Conviene recordar que cuando el BCV
generaba ganancias al día siguiente se las traspasaban al
Gobierno, ahora, sin ambigüedades, debe haber
reciprocidad. Así de simple. Pero dada la baja reputación
de las autoridades del BCV para defender a la institución
hay que hacer como Santo Tomás: ver para creer.
Las
consecuencias de estos resultados, financieramente
negativos del BCV tienen sus impactos en la economía como
un todo y sobre la población, especialmente la de menores
ingresos. El hecho de que el BCV tenga un patrimonio
negativo siguiere que no cuenta con activos suficientes
para respaldar los pasivos que emite, es decir el dinero
primario. En consecuencia, esos pasivos monetarios del
BCV, conocidos como billetes y monedas, que circulan se
están quedando sin el sustento adecuado para que sean
aceptados por el público como medio de pago. Cuando a una
moneda se le erosiona su respaldo ello es un anuncio
anticipado de que vendrá un ajuste de los precios, que en
Venezuela comienza con una devaluación del bolívar. Así,
la consecuencia inmediata de estas pérdidas que acusa el
BCV será una tendencia a la devaluación de la moneda, con
un doble propósito. Por una parte, proveerle mayores
recursos al BCV para limpiar sus pérdidas y por la otra
que el Gobierno obtenga mayores ingresos fiscales. Pero
como ya es suficientemente conocido en Venezuela, la
devaluación empobrece a la sociedad y enriquece al
Gobierno.