Dos
economistas, David Backus y John Driffill, argumentan que
hay dos tipos de bancos centrales: los fuertes y los
débiles. Los fuertes son aquellos que tienen como objeto
fundamental el control de la inflación, en tanto que los
débiles son los que juegan con la inflación con el propósito
de estimular la actividad económica y por tanto en lugar de
estabilidad propician inestabilidad. Bancos centrales
fuertes serían el Banco Central Europeo o el Banco Central
de Chile. El Banco Central de Venezuela es un banco central
débil. Uno de los elementos fundamentales de la banca
central moderna consiste en la definición precisa del
objetivo del banco central, centrado éste en la estabilidad
de los precios como norma básica. Para ello, se establece un
banco central independiente, se le dota de los instrumentos
para que puedan cumplir su tarea y además se nombran a unas
autoridades para que ejecuten el sagrado papel de velar por
el valor de la moneda, es decir, mantener a raya la
inflación.
Aunque la Ley del BCV en cierta medida fija
la estabilidad de precios como su objetivo esencial, en los
hechos al banco central se le presiona constantemente para
que se desvíe de su misión, como ocurrió cuando la solicitud
del presidente Chávez para que el BCV le entregase un
millardo de dólares de las reservas internacionales. Hugo
Chávez ha sido explícito al decir que ya no cree en la
independencia del BCV. Como es conocido, las autoridades
monetarias no aguantaron un round y en lugar de un
millardo entregaron diez millardos de dólares al gobierno y
ahora deben cargar con las reiteradas pérdidas reflejadas en
los estados financieros del instituto al tiempo que están
desconcertados con el aumento de la inflación que, según
algunos de ellos, los sorprendió.
Otra de las características de los bancos
centrales modernos es la autonomía para utilizar los
instrumentos de política monetaria para regular la liquidez
y el crédito y por esa vía, incidir sobre la inflación. En
el caso del BCV, cada vez que se plantea cambios en la tasa
de interés, la medida debe tener el visto bueno del
gobierno, de lo contrario se pospone la decisión. Debido a
sus indefiniciones, lo que se ha observado recientemente es
que el BCV está utilizando instrumentos de política
monetaria premodernos, como el caso del encaje legal, cuyo
uso sistemático ha sido descartado hace algún tiempo por los
bancos centrales, debido a sus efectos distorsionantes,
tales como el aumento del margen entre las tasas de interés
activas y pasivas. Las acciones que últimamente ha
emprendido el BCV son confusas y de difícil lectura por
parte del mercado y de los agentes financieros, por ello,
entre otras cosas, es que no son efectivas.
Nadie, fuera del BCV, conoce a ciencia
cierta cuáles son las variables instrumental y operativa que
utiliza el BCV para la instrumentación de la política
monetaria, si es que ésta se puede aplicar en los actuales
momentos en Venezuela. Ello remite directamente al tema de
la falta de transparencia con la cual se llevan a cabo las
decisiones del BCV. Así, en Venezuela no se publica el
programa monetario, herramienta esencial que sirve de
referencia para el seguimiento de las metas que en
determinadas coyuntura establece la autoridad monetaria.
De manera similar, la directiva del BCV no
se comunica institucionalmente con la sociedad, sino
mediante voceros oficiosos que un día dicen una cosa y al
día siguiente otra radicalmente diferente. Cuando lo hacen
es de manera oportunista, para agradar al Presidente de la
República. Al reportar el crecimiento de la economía durante
el primer semestre de 2006 no se ahorraron calificativos al
utilizar expresiones como “sostenido”, “equilibrado”,
“armónico”, entre otros. Sin embrago, acerca del aumento de
la tasa de inflación y el casi seguro incumplimiento de la
meta de inflación pautada entre 10% y 12%, no le han
explicado al país las causas de ese desvío y las políticas
que instrumentarían para hacer que la inflación disminuya.
Ello ha minado lo poco que restaba de credibilidad en las
autoridades monetarias de Venezuela. A esto se suma la
insistencia en continuar financiando el déficit fiscal
mediante la generación de liquidez, lo cual crea un círculo
vicioso por el desequilibrio que ocasiona en los resultados
financieros del instituto emisor. Un conjunto de indicadores
presentados en el cuadro adjunto permite dejar sentado el
estado de debilidad del Banco Central de Venezuela.
En consecuencia, una política económica que
en Venezuela procure abatir la inflación y con ello
restablecer el valor de la moneda pasa obligatoriamente por
el rescate del BCV, y librarlo de un manejo al servicio del
gobierno para que actúe en función de los intereses de la
sociedad venezolana.
Cuadro
Cuestionario sobre la actuación del BCV
1. ¿Cumplen las autoridades del BCV
con el mandato de estabilizar la inflación? |
NO |
2. ¿Hace público el BCV de manera
institucional su preocupación por la inflación? |
NO |
3. ¿Son coherentes y consistentes las
declaraciones de directores del BCV? |
NO |
4. ¿Tiene el BCV actualmente
independencia para usar los instrumentos de política
monetaria? |
NO |
5. ¿Financia el BCV el déficit fiscal? |
SI |
Benedicto XVI
habló
Ningún papa habla sin estar seguro de lo que
dice. Aquí no hay palabras sueltas. Citó Ratzinger en
Baviera lo que le afirmó el emperador bizantino Manuel
Paleólogo en 1391 a un teólogo musulmán: “Muéstreme lo nuevo
que ha traído Mahoma y ahí encontrarás cosas malas e
inhumanas, como haber ordenado difundir con la espada la fe
que predica. A Dios no le gusta la sangre”. Y es verdad,
ninguna religión debe fundarse en el acto de matar y de
vanagloriarse con la muerte de quines no profesan esa fe.
Después de las caricaturas sobre Mahoma publicadas
originalmente en un diario de Dinamarca en 2005 y luego
editadas a la largo de Europa, estalló la reacción de los
seguidores del Islam, quienes provocaron refriegas para
vengar la afrenta. Lo cierto es que el mundo vive una
especie de chantaje porque hay que tener cuidado con lo que
se dice para no herir la epidermis de los países donde
gobierna la teocracia musulmana. El rumbo que está
adquiriendo el asunto religioso sugiere que ahora o después
se van a volver a encontrar en los campos de batalla los
creyentes en un ser trascendental. En una sociedad abierta
y libre no puede haber tabú para hablar de cualquier tema,
así sea acerca de quien creó el universo y a nosotros
también.
Disminuye la
demanda de petróleo
La OPEP ha corregido hacia la baja en
150.000 barriles diarios su pronóstico sobre el crecimiento
anual de la demanda mundial de crudo para 2006, lo que
representa un modesto aumento de 1,38% más que en 2005.
Según el cartel, la economía mundial ha venido
desacelerándose, lo que presionará aún más hacia la baja de
los precios.
El crecimiento de la demanda mundial de petróleo se
concentra en China, 92,0% del total. El hecho es que los
Estados Unidos parecieran que están disminuyendo su consumo
de petróleo debido a la fuerte subida que éstos están
experimentando. Recientemente se ha observado una
disminución de los precios, la cual en Venezuela se ha
expresado en una reducción de la cotización de la cesta
petrolera de US$/b 6,0 en las últimas dos semanas. En un
contexto de déficit fiscal ello puede augurar dificultades
para que el gobierno continúe financiando el vertiginoso
ritmo del gasto por vías ordinarias.