Cumpliendo
con el ritual de ley, el ministro de Finanzas presentó ante
la Asamblea Nacional el proyecto de Ley de Presupuesto
correspondiente al año 2007. En la Exposición de Motivos se
aprecia una continuidad y a la vez una profundización
respecto al presentado el año anterior al enfatizarse el
tránsito hacia una economía socialista. Aunque los
estilistas del Ministerio de Finanzas y la Oficina Nacional
de Presupuesto (Onapre) parecieran no entender adecuadamente
de qué hablan cuando se refieren al socialismo del siglo XXI,
lo cierto es que a lo largo de la parte expositiva de este
instrumento legal, la referencia a esta doctrina es
abundante. Todavía más, afirman que el etiquetado
“socialismo del siglo XXI” se inspira en el pensamiento
bolivariano y que este presupuesto que entrará en vigencia
en 2007 responde a esos criterios conceptuales. Semejante
atrevimiento, el de igual bolivarianismo con socialismo,
cuando se sable que Simón Bolívar fu un connotado liberal,
que no tuvo a su alcance el pensamiento socialista utópico
ni mucho menos el marxista, solo es posible en un proceso
político y en un Gobierno donde reina una mezcla peligrosa
de confusión e ignorancia.
Según la Onapre, el proyecto de Ley de Presupuesto se diseña
en armonía con los Lineamientos del Plan de Desarrollo
Económico y Social 2001-2007, lo cual es totalmente falso
toda vez que en el citado plan que la opinión pública
desconoce, no se habla del socialismo del siglo XXI sino más
bien de un cambio estructural de la economía, entendiendo
por tal una economía más diversificada y menos dependiente
del petróleo, de ahí no pasaron los propósitos de ese plan,
ahora archivado, a la cual intentan denominar como Nueva
Etapa de la Revolución Bolivariana.
Cuando se definen los preceptos del socialismo del siglo XXI,
la generalidad se transforma en simpleza. Así, de acuerdo
con la Onapre, las bases económicas y sociales de ese
socialismo serían: la utilización razonable de los recursos
naturales y la reactivación sustantiva del campo, la
necesidad de ordenar la economía y la sociedad para que no
prevalezcan las fuerzas del mercado y la democracia
protagónica, entre otros elementos. Todos esos propósitos
éticos pueden alcanzarse o suscribirse sin mayores problemas
sin necesidad de adosarle el epíteto de socialista a una
sociedad. Lo relativo al nuevo modelo de economía socialista
se articula en torno a tres elementos. En primer lugar, un
sistema de propiedad social conformado por cooperativas y
empresas de producción social del cual se derivan una
institucionalidad financiera que a través de entidades
financieras públicas apoya esa supuesta estructura
productiva nueva. En segundo término, Las cadenas
productivas, la sustitución selectiva de importaciones y la
promoción de las exportaciones y finalmente los llamados
grandes proyectos estructurales y los ejes de desarrollo
regional como el ya olvidado “eje Orinoco Apure”.
Un análisis algo más detallado del proyecto de Ley de
Presupuesto sugiere que en el fondo no se busca la
estructuración de formas de producción social sino más bien
de reforzar el capitalismo de Estado que actualmente
prevalece en Venezuela. En realidad de lo que persiste
detrás del monumental gasto público que está ejecutando el
Estado venezolano es el reforzamiento de la propiedad
estatal sobre los medios de producción. Ello se expresa en
erogaciones previstas para 2007 que superan en 32,0% el
gasto acordado para 2006, concentrado primariamente en el
financiamiento de empresas de propiedad Estatal que nada
tiene que ver con la socialización de la propiedad, la cual
no pasa de ser una consigna sin contenido. Una prueba
fehaciente de ello lo representa el hecho de que en las
empresas de los proyectos energéticos que pretende adelantar
el Gobierno de Venezuela en forma comanditaria con empresas
igualmente estatales o para estatales de los nuevos socios,
no aparece para nada la propiedad social. De esta manera
cuando el Gobierno se habla de socialismo del siglo XXI en
los hechos se está refiriendo a la ampliación del ámbito del
Estado en la economía, dejando a las empresas cooperativas y
de producción social labores económicamente marginales por
su importancia en el valor agregado de la economía, como el
ornato, los servicios de vigilancia, la recolección de
escombros y la limpieza y reparación de aceras y cunetas.
Cuando se examina la orientación económica del presupuesto y
su pretendida articulación con el proyecto socialista se
descubre una vocación parroquial de la economía que, al
basarse en empresas estatales, cooperativas y empresas de
producción social, está imposibilitado de concurrir al
mercado mundial para aprovechar las ventajas que se derivan
de un contexto global donde el ingreso no cesa de crecer.
Esas oportunidades las está captando China, India y en
nuestro continente Brasil, México y Chile, quienes con paso
firme incursionan en el comercio mundial. Por ello, se trata
de una estrategia de crecimiento hacia adentro como la que
predominó en América Latina durante los sesenta y setenta y
que significo un freno a la expansión de la economía por
cuanto no contemplo como su horizonte de crecimiento el
mayor de los mercados, el mercado mundial.
En lo relativo a la política fiscal, el presupuesto para
2007 continúa con su perfil expansivo para lo cual los
ingresos fiscales petroleros y no petroleros se hacen
insuficientes y por tanto hay que seguir recurriendo al
endeudamiento público aunque en menor escala. En lo relativo
a la política monetaria, a quienes redactaron el proyecto de
Ley de Presupuesto se les olvidó mencionar que bajo las
actuales condiciones de control sobre las transacciones
externas y tasa de cambio fijo, en Venezuela la política
monetaria en sentido estricto simplemente no se puede
aplicar. Finalmente, el mayor de los desaciertos se aprecia
en materia de política cambiaria. El empeño de sostener un
tipo de cambio fijo lejos de resolver los problemas de
inflación que enfrenta Venezuela los está acumulando
peligrosamente, porque ese sistema de paridad fija sin
modificaciones está causando una sobrevaluación de la moneda
nacional que afecta seriamente la competitividad del sector
industrial y agrícola y que tarde o temprano tendrá que
sobre ajustarse, con sus consiguientes efectos
inflacionarios, como siempre ha ocurrido en Venezuela.
Adictos a altos precios petroleros
Las recientes disminuciones de la producción petrolera por
parte de la OPEP sugieren que la organización no está
conforme con el ajuste a la baja que han experimentado las
cotizaciones durante las últimas semanas. Sin embargo, tales
precios son el doble de los registrados hace un par de años,
lo que implica que los países productores se han hecho más
vulnerables a lo que ocurre en el Mercado mundial de
petróleo. Venezuela es claramente un vivo ejemplo de esa
situación. El desajuste entre oferta y demanda es la base de
los altos precios actualmente, a lo que se agrega una prima
por la incertidumbre política, en particular a raíz de la
crisis del Medio Oriente y la guerra de Irak, lo que ha
avivado el sentimiento contra occidente en esa región para
países como Irán o Venezuela, altos precios del crudo son
vitales porque sus estrategias geopolíticas dependen de la
disponibilidad de recursos. Por ello es que estas dos
economías se han hecho adictas a los precios elevados y
estarán dispuestas a realizar los cortes de producción
necesarios para sostener los precios. Basta ver hasta dónde
la economía mundial puede seguir resistiendo sin que se
incentiven nuevas formas de energía, estos precios.
Menor
crecimiento, menos consumo de energía
Se espera un menor crecimiento económico mundial para 2007
lo que podría poner un freno a la demanda petrolera y
ayudaría a contener los precios, según han expresado
expertos de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE). De producirse un “menor
crecimiento económico a nivel mundial, todos concuerdan en
que habrá un ritmo menos dinámico el próximo año, la demanda
se reducirá”, argumentó José Ángel Gurría, experto de esa
entidad. La Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP) acordó un recorte en la producción de 1.2 millones de
barriles diarios, reducción que fue vista por los analistas
como un salvavidas para la credibilidad del grupo productor,
con lo cual intentan reflotar los precios.
En sus más recientes proyecciones, la OCDE, que agrupa a los
30 países
más ricos del mundo, pronosticó un crecimiento del PIB de
3.1% de sus miembros para el 2006, el cual se reduciría a un
2.9% en 2007. Los altos precios del petróleo ha afectado a
los países en desarrollo que no producen crudo e incluso
podría ser negativo para los países productores dentro del
grupo, toda vez que una vez que se ajustan hacia la baja los
precios, las naciones exportadoras de petróleo no pueden
sostener el rito del gasto y consecuentemente del
crecimiento.