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¿En
vísperas
del
entierro
oficial?
por Juan F. Benemelis
jueves, 3
agosto
2006
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Hace
apenas un par de meses se anunció en Cuba la reorganización del
Secretariado, el órgano administrativo del Partido Comunista
(PCC) que fuera desmantelado por Fidel Castro en los albores del
Período Especial para poder asumir el mando absoluto de su
revolución en crisis a través de su Grupo de Apoyo.
Ese Secretariado, desde las estructuras del PCC, significaba un
nuevo orden ungido por el Comandante en Jefe. Cuando Raúl Castro
habló hace poco, en irrefutable discrepancia con Felipe Pérez
Roque y Ricardo Alarcón, sobre el protagonismo y la misión
histórica del Partido de preservar el legado del máximo líder y
continuar su labor, confirmó al Secretariado como una especie de
Consejo de Estado en ciernes. Dentro del Partido, todo; fuera
del Partido, nada.
Ahora se le presenta al pueblo de Cuba, en el último segmento de
la novela brasilera de turno, un cambio de mando temporal en
boca de un insignificante Carlos Valenciaga, y con formato de
arenga política. Los organismos que están para eso —el Buró
Político y la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano
designado en la Constitución de Cuba para la ratificación de
cualquier cambio de gobierno— brillan por su ausencia. No se
anuncia que son el Buró Político y el Secretariado quienes
llevarán estas riendas temporales del país, sino una mínima
lista de raulistas que han de apoyar al Número Dos.
El anuncio sería innecesario si no hubiera una crisis real
dentro de la élite de poder. La noticia de un grupo provisional
de mando carece de todo sentido, ya que las estructuras para un
pase de mando están diseñadas de antemano. La lectura de un
documento de nombramientos provisionales supuestamente firmado
por el Comandante tiene todos los símbolos de la permanencia,
por mucha temporalidad que quieran haberle dado.
¿Dónde está el equipo quirúrgico para ofrecerle al pueblo ánimo
y confianza en la recuperación del Comandante? ¿Por qué no hay
un parte médico oficial? ¿Dónde está la reafirmación de "estoy
entero" como hubo cuando la operación de la rodilla? ¿Por qué la
súplica de que no se lleven a cabo los festejos de su 80
cumpleaños el próximo día 13 de agosto?
Si notable es la ausencia de Ricardo Alarcón —la figura de la
constitucionalidad, de la legalidad—, lo es aún más la de los
comandantes de la revolución, la jerarquía histórico-militar más
alta del país: Ramiro Valdés, Juan Almeida y Guillermo García.
Ninguno es gente de Raúl.
En un momento de sustituciones provisionales, hay que tener en
cuenta que la ausencia de Almeida carece de explicación, ya que
es la tercera figura del país, por jerarquía. Cuando el desmayo
en El Cotorro hace unos años, los tres asumieron presencia
inmediata en la tribuna para dar una imagen de estabilidad y
confianza. Lo que nos lleva de nuevo al anuncio en sí, y al
portador del mensaje: Fidel Castro no cometería ese desliz.
No obstante, hay otros detalles que tampoco permiten decir que
este escenario haya sido elaborado por Raúl Castro. La
composición del grupo provisional no es del todo "Raúl": Esteban
Lazo y Carlos Lage no son gente de su confianza. Valenciaga —el
comunicador— viene del Grupo de Apoyo del Comandante, a quien
Raúl verdaderamente no traga.
Claro, que podríamos estar ante una simulación de lo que haría
Fidel, orquestada por el sucesor. No está claro si estamos o no
ante un maquiavélico ensayo aprobado por Fidel, o una estrategia
de Raúl para ganar tiempo mientras consolida su mando. Lo que es
obvio es que según la composición del nuevo equipo, el Grupo de
Apoyo parece no tener a quién apoyar.
Algunos pronósticos
Los generales que fueron destituidos a razón de la Causa 1 y 2,
que fueron vejados por Raúl Castro, serán objeto de una mayor
vigilancia a partir de este momento. Entre los fieles de Arnaldo
Ochoa y el poder raulista, hay odios literalmente africanos.
Más allá de la situación interna del país, y las obvias
repercusiones domésticas, de ser éste un cambio permanente —sea
ahora, o dentro de seis meses—, los más afectados han de ser los
líderes que han estado concertando con la figura de Fidel Castro
una estrategia para América Latina. Cuando cese Fidel, los
destinos de Evo Morales y Hugo Chávez cambiarán radicalmente, a
pesar del "pase de responsabilidad provisional" para la
continuación de la política energética y de colaboración
continental.
En cuanto a la próxima conferencia de los No Alineados,
programada para septiembre, auguro que no tendrá quórum, ni
contará con la presencia de muchos jefes de Estado en ausencia
del padre virtual del movimiento.
Lo que sí puede esperarse es un hermetismo mayor. No será fácil
saber lo que transcurre detrás de esta cortina de humo si las
cosas se mantienen como están. Un zarpazo contra la oposición
—algo que el liderazgo de la disidencia siempre ha dado por
sentado— será la confirmación de que hay crisis irreversible,
que el cambio de mando es definitivo, no provisional, que la
sucesión de Raúl Castro ha comenzado no sabemos exactamente en
qué condiciones, y que estamos en vísperas del entierro oficial.
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Artículo publicado originalmente en el portal
cubaencuentro.com |
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