Durante
mucho tiempo pensar en el idioma español en el deporte era
hacer referencia a un ámbito empobrecedor del vocabulario,
un foco de uso irresponsable de los diferentes niveles de la
lengua y una fuente de hechos dirigidos a la diversión en
vez de al desarrollo de la inteligencia.
Hablar de idioma y deporte era un tema de difícil
aproximación y riesgo, un trabajo de combate lingüístico
desde la grada que se ha convertido en un fenómeno social,
histórico, político y tecnológico.
Por poner un ejemplo de fútbol, en los tiempos del cine
mudo, los atletas del otro lado de la línea de banda iban a
presenciar un match de football entre dos teams compuestos
por un goal-keeper, dos backs, tres half-backs y cinco
forwards. Y bajo la mirada de un referee, el tiempo pasaba
en el field entre corners, dribblings, kicks, penalties,
rushs, shoots... para terminar en un score con varios goals.
En los tiempos de las autopistas de la información, el
fútbol en España -convertido en espectáculo de Sociedad
Anónima Deportiva- hace posible que ese mismo aficionado
pueda presenciar cómo su tridente hilvana un pregol que
culmina en gol, autogol, contragol o nogol y si sólo anda
cerca se quede en un vicegol. Si el encuentro acaba en
empate a cero habrá presenciado un partido con gafas,
probablemente debido a un exceso de tontifútbol. Habrá
disfrutado con las filigranas de algún jugador
desequilibrante que haya dado algún pelotazo y rematado con
un zapatazo o un talgo. Habrá visto cómo el asistente y el
árbitro han consultado su reloj para poner tiempo añadido
sobre el tiempo reglamentado mientras el cuarto árbitro
pelea con los entrenadores en la zona técnica.
Se habrá podido enfadar con las broncas de los presidentes
en la zona noble o las acciones violentas de los jugadores
en un partido trabado cuyo resultado incierto lo transforme
en un encuentro agónico. Y hasta se habrá podido enfurecer
en colores mediante una pañolada para protestar con pañuelos
blancos contra jugadores, entrenador o junta directiva y una
pañolada negra, si dirige su crítica contra las actuaciones
parciales del árbitro. En cualquier caso habrá vivido
intensamente la labor de un bosque de jugadores que portaban
su equipación habitual o su uniforme de respeto, corriendo
por el campo detrás del balón con el afán de rematar dentro
de la portería o cerca, ahí donde pastan las vacas.
Del riesgo al estudio científico
A finales del siglo XX la comunidad lingüística del deporte
se halla ante un nuevo panorama en el que la Carta Olímpica
y la Carta Europea del Deporte plantean un enfoque humanista
de alianza con la cultura y la educación, hasta el punto de
incluirse el idioma deportivo en las ciencias del deporte
con unos códigos temáticos específicos en el Thesaurus
Sport.
Todo ello obliga a crear puntos de vista para su análisis,
para superar el error de las instituciones lingüísticas de
entender por lenguaje deportivo su norma estándar de
difusión periodística y para establecer unas relaciones
entre ciencia y medios de comunicación, basadas en trabajos
totalmente distintos, y a su vez, complementarios. Lo
científico se basa en el método, la reflexión y el triunfo
de usos consagrados; mientras que la comunicación se basa en
el dinamismo de unos hechos en los que no suele haber tiempo
de reflexión y se tiende a valorar más la pasión y las
anécdotas.
Un buen ejemplo de ello es la reciente Liga de las Estrellas
en España. Las hazañas de Rivaldo, Ronaldo, Suker, Mijatovic,
etc. han hecho que los periodistas deportivos hayan creado,
sólo en un año y para una disciplina deportiva, 21 nuevas
aportaciones que superan todas las convenciones establecidas
ya en los libros de estilo específicos. Ver glosario adjunto
con la relación completa:
Asistente .- Juez de línea.
Bosque .- Grupo numeroso. Ahora se dice un "bosque" de
jugadores, cuando tradicionalmente se decía una nube de
jugadores.
Certificar .- Marcar gol.
Desequilibrante .- Jugador de alta calidad.
Equipación .- Vestimenta.
Pañolada .- Protesta que se hace con pañuelos blancos para
mostrar disconformidad con los jugadores, el entrenador o la
junta directiva de un equipo.
Pañolada negra .- Protesta que se hace con pañuelos negros
para censurar las actuaciones parciales de los colegiados.
Partido con gafas .- Imagen con la que Javier Reyero,
comentarista de Telemadrid, designa el empate a cero en un
partido. (O-O, cada cero hace de lente y el quión de puente
de esas gafas supuestas).
Pelotazo .- Pase largo y sin precisión.
Pregol .- Denominación con la que el ex-entrenador del Real
Oviedo, José Manuel Lillo, definía la creación de ocasiones
claras de gol.
Rematar donde pastan las vacas .- Giro con el que Francisco
García Caridad de Antena 3 Televisión, designó un remate
raso junto a la base del poste, en el partido Real Sporting-Real
Madrid del Trofeo Villa de Gijón.
Rueda .- Hispanoamericanismo léxico con el que el entrenador
chileno del Real Valladolid, Vicente Cantatore, denomina a
cada vuelta del campeonato.
Tiempo añadido .- Tiempo de descuento.
Tiempo reglamentado .- Tiempo reglamentario de 90 minutos
que deben de durar los encuentros.
Tontifutbol .- Esquema de juego excesivamente defensivo.
Trabado .- Se aplica al partido que ha sido violento.
Tridente.- Línea de tres delanteros que juegan en punta.
Uniforme de respeto .- Vestimenta reserva que utiliza un
equipo cuando coincide con los colores de otro club con el
que se juega un partido.
Zona noble .- Palco presidencial.
Zona pobre .- Parte baja de la tabla de clasificación que
afecta a los puestos de descenso y de promoción a Segunda
División.
Zona técnica .- Zona de banquillos.
Corrección idiomática y trajes de etiqueta
En el uso de normas estándar de comunicación con
responsabilidad social hay que remontarse a 1924 y 1925
cuando en la BBC, Lord Reith afirmó que el habla de los
anunciantes crea imagen pública y estableció que hablar de
forma correcta y gastar vestuario de etiqueta constituían un
acto de responsabilidad social y respeto al público que
requieren una formación especial. Razón por la que desde
1926, la BBC convocó el Advisory Comitte on Spoken English
-formado por el poeta Robert Bridges, George Bernard Shaw,
Logan Persall-Smith, Rudyard Kipling y el profesor de
fonética de la London University, A. Lloyd James, como
secretario - para el fomento del uso correcto del inglés
estándar en todos los ámbitos comunicativos.
En España, la formación de libros de estilo específicos para
el idioma del deporte se realiza medio siglo más tarde y en
tres fases. La primera, entre 1976 y 1992, comprendió la
elaboración general de libros de estilo y las normas
consuetudinarias de redacción para responder a la necesidad
de un uso eficaz del lenguaje informativo mediante
convenciones en áreas de controversia de los diferentes
niveles lingüísticos, así como para la unificación, defensa
y salvaguardia del idioma.
En el ámbito deportivo la Agencia Efe con su Departamento de
Español Urgente puso en funcionamiento un sistema de notas
preventivas para alertar a los redactores y pasa el
resultado de sus fichas idiomáticas a la Real Academia
Española para su discusión y posterior incorporación al
Diccionario de la Lengua Española con un total de 46
convenciones que recoge su Manual de Español Urgente para
atletismo, balonvolea, boxeo, ciclismo, esquí, fútbol e
hípica. En 1989 y 1991 organizó, en colaboración con otras
entidades, los congresos El idioma español en las agencias
de prensa y El neologismo necesario en los que se
describieron las características y dificultades de la
escritura deportiva con agencias española e
hispanoamericanas de información y con representantes de los
diarios El Mundo Deportivo, Marca y Sport. Durante los años
ochenta contaron con este tipo apoyo -aunque sin libro de
estilo específico para deportes- las publicaciones
especializadas dependientes de Diario 16, sin reglas que
impidieran la presencia de modas de lenguaje, y el diario
Marca que confeccionó unas normas consuetudinarias de
redacción para la noticia y su tratamiento informativo
permitiéndose una cierta libertad con formas expresivas no
técnicas y el vocabulario de moda.
Una segunda fase, entre 1992 y 1996, se caracterizó por la
edición de libros de estilo específicos a cargo de la
Agencia Efe y del diario barcelonés El Mundo Deportivo. Con
motivo de los Juegos Olímpicos de Verano de 1992, el
Departamento de Español Urgente elaboró un léxico de los
deportes olímpicos. Completado con aportaciones de los
ponentes que participaron en el congreso El idioma español
en el deporte, se editó como una guía práctica repartida
durante la celebración de las competiciones. Recogió 435
términos para 28 disciplinas deportivas olímpicas, 292 voces
de ámbito deportivo relacionadas con los deportes olímpicos
aceptadas en el Diccionario de la Lengua Española, 50
palabras utilizadas incorrectamente o con alguna
peculiaridad idiomática, 90 expresiones tópicas y 58
extranjerismos de uso más frecuente. Además, aumentó la
presencia de términos deportivos en las nuevas ediciones del
Manual de Español Urgente e incluyó 49 voces en las dos
ediciones en formato libro del Vademécum de español urgente.
En 1995 se edita el Libro de estilo de El Mundo Deportivo
que es el primer manual consensuado entre toda una redacción
especializada. Con el fin de desarrollar un lenguaje
asequible a toda clase de lectores sin descuidar las normas
básicas y esenciales del idioma en léxico, ortografía,
morfología y gramática, se organizó lingüísticamente en dos
grandes apartados. Uno dedicado a notas de estilo sobre
puntuación, signos ortográficos, numerales, siglas y
abreviaturas. Y un segundo bloque que recogió criterios para
el uso de léxico, dudas grafemáticas sobre nombres en
castellano, hispanización de nombres, topónimos y 386 dudas,
incorrecciones, expresiones y modismos del léxico deportivo.
La tercera y última fase se puso en marcha en 1997 con el
proyecto de un libro de redacción común para los países de
lengua española y con su presencia en las autopistas de la
información. Los antecedentes deportivos de un libro de
redacción único se remontan a 1991, con una propuesta
realizada por Pedro Riaño, del diario Sport, en el congreso
El neologismo necesario.
Con el Proyecto Zacatecas, ya en fase de desarrollo, se
pretende que el nivel de difusión del idioma en el deporte
alcance un acuerdo en cuestiones grafemáticas y de uso de
neologismos y extranjerismos para responder lingüísticamente
a la incipiente globalización cultural. La presencia de
libros de estilo en las autopistas de la información se
produce en 1997, con la edición electrónica del Vademécum de
español urgente -que recoge 49 dudas léxicas relacionadas
con extranjerismos, aspectos generales sobre resultado,
competición, dopaje, grupos del deporte y disciplinas de
fútbol, hípica, atletismo y ciclismo- y Apuntes para un
manual de estilo periodístico, de Ricardo Soca, en el que
propone 4 alternativas castellanizadas para las formas
ranking, record, recordman y recordista.
La formación lingüística de los periodistas deportivos
A pesar de esta preocupación profesional demostrada por los
periodistas en el uso del idioma deportivo, todavía no se
han superado recelos e incomprensiones de las instituciones
científicas de la lengua. Llegan tiempos en los que la
información y la comunicación son un nuevo modo de vivir la
lengua en sociedad, al que no es ajeno el deporte. Requiere
una formación lingüística sin complejos -solicitada por José
Luis Martínez Albertos en el congreso El Español y los
Medios de Comunicación en 1996- capaz de despertar el
sentido de la responsabilidad individual del periodista en
el desarrollo profesional de su trabajo. Exige una
corrección lingüística de textos pactada entre periodistas y
académicos, un estudio reflexivo del idioma y un trabajo
técnico de aspectos lingüísticos.
En el ámbito deportivo todo esto se complica más porque el
dinamismo de la comunciación dificulta ese estudio reflexivo
previo a la sanción de usos. Aún así, una mejora del idioma
español en el deporte pasa necesariamente por contar con las
aportaciones idiomáticas de los periodistas, ya que a ellos
se debe la formación de gran parte del leéxico de la norma
de difusión aunque sus usos no hayan sido sancionados como
correctos ni vistan trajes de etiqueta. Ir más allá de la
línea de banda y reflejar ese otro partido que se juega en
la grada para informar y emocionar a las masas es el primer
paso para que los lingüistas analicen las aportaciones con
altura de miras, valorando el conjunto y dando su justa
dimensión a los numerosos errores que se cometen cuando hay
que procesar los datos que giran en torno a un balón que
alcanza velocidades de 120 Kms/h. en un lanzamiento o las
acciones múltiples que ocurren en décimas de segundo...
En fin, el estudio científico de la lengua es una empresa
técnica más, que tal y como se planteó en mayo de 1997 en
Málaga durante el I Encuentro sobre el idioma español en el
deporte -organizado por el lnstituto Andaluz del Deporte-
puede enaltecer este ámbito del idioma en su doble tensión
entre innovación y tradición a la hora de ensanchar sus
posibilidades de expresión.