A Josema
Hay
un viejo adagio en el béisbol: “ Nunca un equipo se ve tan bien
como cuando va ganando, y nunca se ve tan mal como cuando éste
va perdiendo “. La Serie Mundial, que acaba de concluir, a
juicio de los expertos, estaba hecha a la medida de Los Tigres
de Detroit. Luego de aniquilar, a los siempre temibles YANKEES,
eran ampliamente favoritos, tanto por su ofensiva como por ese
bien balanceado cuerpo de abridores, Pero, la pelota es redonda.
Muchos argumentarán que los Cardenales, se vieron beneficiados
por el jugar de seguido (y Los Tigres perjudicados por ese
descanso prolongado antes de comenzar el clásico), sin embargo
así es el béisbol, juego de pausas, descansos, pero también de
esfuerzos extremos (como los extrainnings y doble tandas), de
maratones.
Un sinnúmero de factores se combinan siempre para otorgar la
victoria y la derrota en las series cortas. Los Nuevos
Campeones, Cardenales de San Luis, supieron ganar los 11 juegos
de la postemporada (y convertirse en el equipo, que se ciñe la
corona, con menores triunfos en la temporada regular). A los
Tigres, le faltaron tres triunfos para alzar el trofeo, estos
triunfos se extraviaron entre lo mojado de su pólvora, la
pérdida del “time”, los errores al campo, y las aciagas formas
que toma el albur, esa caprichosa manera (como en los poemas de
Homero) en la que los Dioses (en este caso del béisbol),
inclinan la balanza de un lado o de otro.
jamedina11@gmail.com