En
el 2005 tocó la gloria, en el 2006 el feroz infierno. Esos
disímiles lugares, son parte de la compleja personalidad
de este gran estratega, de este ser humano que es figura
pública. Aquellos jugadores que están con él, en la cueva,
en los entrenamientos, en las jugadas que hacen la
diferencia, disfrutan un mundo con su calidez, con esa forma
muy suya de tratarlos, de hacer “coaching”, de animarlos en
dar el “extra” que, convierte un derrota en victoria y una
eliminación en un torrente de champaña, fría, espumosa,
gloriosa como el éxtasis. También conocen los que lo
rodean, esa otra faceta, esa soterrada y muchas veces
liberada arrogancia, la locuacidad de sus dardos, dicterios
recubiertos de curare. La animadversión y saña que en
ocasiones deja colar. Toda esta habilidad natural, y
proverbial exceso en un solo cuerpo, en una sola mente.
En
un programa para ESPN, Guillén dijo algo así como “ a muchos
puede que no le guste, muchos me odiarán, pero todos tienen
que respetarme”. Probablemente ese respeto futuro, dependerá
del hecho de quien gane entre esos dos “Guillén”, que
batallan en la expansiva personalidad de este gran Manager.
Por el bien del béisbol (y naturalmente de Oswaldo Guillén
), esperemos que prevalezca esa persona que, hace deshacer
en elogios al gran Jim Thome,: “Formar
parte de un equipo en que el manager es Ozzie (Guillén) es
estupendo. Él ha creado un ambiente muy agradable en el que
provoca salir a jugar todos los días y dar lo mejor.
Trabajar para él es estupendo. Yo lo disfrutó mucho…Desde
que llegué al equipo, en el spring training Ozzie de lo que
nos hablaba era de ganar, de ganar y ser campeones. Eso fue
lo que tratamos de hacer durante toda la temporada pero no
se pudo. De nada sirvieron los 40 cuadrangulares que logré
conectar esta temporada porque no somos nosotros los que
estamos disputando la Serie Mundial. Pero Guillén al
terminar la zafra nos dijo que pasáramos la página para el
próximo año”