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El creador de los Fantoches
por José Alberto Medina Molero
miércoles, 5 julio 2006

 

“..en los lugares fríos y apartados,
una escritura tensa, de ayer,
con sus fuegos vivientes
convoca allí donde silban
las altas sombras de la noche
a una vieja historia…..”

Francisco Pérez Perdomo
(Círculo de Sombras)

Con su sabia y sabrosa prosa, Oscar Yanez, nos rememora sus últimos instantes: “ El enfermo sigue cada vez más grave, y el día catorce pierde el conocimiento a cada momento; los médicos han dicho que no llega a la noche, y amigos y familiares se agitan en torno a la cama, él los mira y sigue sonriendo. 

-          ¡Brandy!. ¡Denle brandy, por favor!- exclama con voz ahogada, un señor, mientras Leo mueve la cara lívida, de un lado a otro y lentamente baja los párpados. 

-          ¡Pónganle un poquito de agua!- interviene una dama, indicando la conveniencia de mezclar la bebida, para hacerlo reaccionar del desmayo.

-          ¡Ya me van a echar a perder mi último palito!- fue la protesta aguda que como un dardo rompió la solemnidad impuesta por la cercana presencia de la muerte...” 

No podría ser otra la actitud, de ese gran ser humorista y mejor ser humano, que fue Leoncio Martínez, conocido ampliamente como Leo, a secas, como certeramente vivida fue su existencia: “la savia de su vida!” , en sus propias palabras.  

Leoncio Martínez, (Caracas, 1888 -1941) no sólo desarrolló una meritoria labor como dibujante, caricaturista, dramaturgo y hombre de humor   (antecesor, junto a Job Pim, de todas las generaciones de humoristas, que tiene hoy en Zapata, Rayma, Fonseca y Weill, entre otros, dignos herederos), sino que representó en la oscura y larga noche del gomecismo, una brillante antorcha, una vibrante voz de dignidad y entereza. Aunada a esa labor, (a la que contribuyó en mucho la fundación de la Revista            “Fantoches “en 1923, previo a la irrupción en escena de la famosa generación del 28). Supo Leo, crear arquetipos literarios, representados en su libro de Cuentos “Mis Otros Fantoches “(1932) y una selección de versos titulada,   “Mis poesías “(1943 y 1944, de hecho, póstumas). En sus cuentos, Leoncio Martínez, dejó destilar su portentosa imaginación, la cual puso al servicio de ese drama existencial, que nos acomete a los venezolanos, a esa insegura liviandad, unas de las características de nuestro ser nacional. Ejemplo típico de esto, lo construye su relato “El Atronado”, donde dibuja todo el desenfado criollo, rayano en la irresponsabilidad, aunque regado de profundo talento natural y bonhomía, un retrato de mucho de lo que debemos corregir como sociedad, y que, cristalinamente presenta ese breve cuento de Leo. 

Escribir sobre Leo, sin duda ( ya lo han hecho los biógrafos con mayor autoridad y tino ) es obra difícil, pues abarcó muchos campos, entre los menos mencionados, la escenografía y la publicidad ( la realización de esquemas novedosos para  anunciar ), en este sentido  Leo fue pionero en Venezuela de los aviso luminosos ,  cubriendo muchas de las famosas  y legendarias esquinas caraqueñas, con bombillos, luces pintadas, y telas intercambiables . Tampoco escapó a esa desbordante manera de generar creaciones la música: leo escribió la letra para canciones como “Dama Antañona” y “La musa del joropo “. 

En los versos finales de su Poema “Balada de un Preso Insomne”, Leo escribió algo, que por diversas razones resulta curioso: 

“¡Ay, quién sabe si para entonces,
 ya cerca del año 2000,
esté alumbrando libertades
el claro sol de mi país! “ 

Sí nos diéramos a seleccionar, los grandes venezolanos de todos los tiempos, de seguro que el nombre de Leoncio Martínez, no se lograría escabullir de la mente agradecida. Sus obras fueron muchas, pero quizá su mayor legado, fue dejarnos siempre la sonrisa de la esperanza, la mágica algarabía del  buen humor, que tanto reconforta el espíritu cansado agobiado.

Ese fue Leo, el creador de Fantoches, el gran ser humano que supo exprimir a la vida hasta la última gota de savia.

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