En
una memorable escena de la igualmente inolvidable película “La
Sociedad de los Poetas muertos “, Robin Williams,
interpretando el papel de un inspirador Profesor de
Literatura, ironiza acerca de la errónea interpretación del
autor del texto oficial de poesía utilizado en el Colegio,
según la cual un poema puede ser valorado como una curva
matemática, por el área que forman, algo así como su mensaje y
la riqueza del lenguaje, mientras mayor ambos, mayor el área y
el valor del poema.
Acto seguido, el personaje-profesor le pide a sus discípulos,
que arranquen totalmente las páginas de introducción del
libro, y le dice que la poesía es muchísimo más que eso.
Probablemente la designación del novelista turco Orhan Pamuk,
como premio Nóbel de Literatura 2006
sea correcta, es bastante factible (en base a los innumerables
elogios que, ha recibido en el país, de parte de valiosos
intelectuales, el autor de “El astrólogo y el Sultán “, “Me
llamo Rojo”, pareciera ser así ) que se lo merezca. Es
altamente probable.
Sin embargo, queda
siempre un extraño sabor a política en la designación, que
hacen los académicos suecos. ¿Por qué (por ejemplo) antes de
a Pamuk, no conferirle el premio a un escritor como Vargas
Llosa, quien para 1984, fecha en la que el novelista turco
publica su opera prima, tenía ya una
obra cimentada a nivel mundial y un Premio ganado como el
Rómulo Gallegos, en su primera edición?
Cuando se producen
estas decisiones, sin desmeritar, en absoluto, la obra que
pueda tener (y que al parecer tiene) Orhan Pamuk, no dejo de
pensar en los criterios válidos o no que tenía el escritor de
ese texto oficial de la referida película.
En todo caso,
felicitaciones Señor Pamuk!
Trataré de leerlo.