Inicio | Editor | Contáctenos 
 

 Webarticulistas

Manuel Malaver

 

Eli Bravo

 

Luis  DE LION

 

Roberto Palmitesta

 

Lucy Gómez

 

Alexis Márquez Rodríguez

 

Ted Córdova-Claure

 

Antonio Sánchez García

 

Aníbal Romero

 

Charles Cholaleesa

 

Agustín Blanco Muñoz

 

 

 

 

Miguel Otero Silva, una vida constructora
por José Alberto Medina Molero
martes, 15 agosto 2006

 

                                                      (para Alberto Medina Valor, in memoriam)

“La muerte que yo canto es una sombra constructora
de blancas mariposas que crucen los caminos del viento,
de tallos que entremezclan la pulpa maternal de la tierra,
de claros manantiales que sacudan las entrañas del mundo“

                                                           
Miguel Otero Silva


N
os hizo  con cruenta claridad, entender (que al decir de Borges es lo más sublime en el hombre)  ya entrado el siglo XX, como una ola tardía en el país, el honor y la desventura de los estudiantes que, frente al Tirano hicieron resistencia, así como la angustiosa y triste muerte de un pueblo (que bien pudiera ser la de todo un país): casas derruidas, yertas de desesperanza. También, nos permitió contemplar el nacimiento de esa otra nación, la que comenzaba a explotar el maná negruzco y prodigioso, en el marco de la segunda Guerra Mundial.

Asistimos a los avatares de la política y la cárcel de conciencia en la memoria  (todo ello   aumentando una palabra en el título, para señalar la secuencia numérica de su imaginación), nos mostró la tomografía de la sociedad venezolana de los años 60, a través de tres jóvenes de idéntico nombre y, destino curiosamente igual, aunque diferente en esencia. Nos volvió testigos, de las andanzas y crueldades, de un personaje execrable y singular, un príncipe “de la libertad”, para rematar, con su visión de reverencial ternura, de aquel rabí de Galilea, de aquel pescador de espíritus, el maestro  Jesús. Sí la obra de Miguel otero Silva,  se hubiese reducido a estas siete novelas ( cuya validez literaria le dejamos juzgar a los eruditos en la materia, solo nos quedamos con lo que nos hizo sentir y aprender), habría asegurado un sitial de honor entre sus connacionales y, demás ciudadanos del mundo, pero esa espiga henchida de generosidad y talento, prodigó muchas otros frutos, hijos que nacen  de la mágica sustancia que, componen los sueños de los hombres grandes y bondadosos. 

Es tarea sencilla escribir sobre Miguel Otero Silva, ahora que se cumplen 21 años de su desaparición física. Su obra es tan rotunda que, cuesta sustraerse a  ella. Sí algo puede afirmarse con toda seguridad y, bastante certeza de Otero Silva, es que fue uno de los venezolanos más polifacético y completos, de los que se tenga noticia. Con gracia, mucho talento  y originalidad , pasó de una actividad a otra: de la narrativa al periodismo, de la política al deporte, de la crítica de arte a la poesía, de los caballos al humorismo y de allí  a la gerencia de empresas editoriales, sin  olvidar su afición por la tauromaquia , todo ello sabroseado con extremos sibaritas (entendiéndolo como ese gusto por la vida, por la riqueza en todo sentido ,con un instinto natural para el refinamiento) y de asombrosa sencillez como ser humano, cordial, chispeante, ameno, cálido accesible. Desde esa rica personalidad, feliz y ancha, como la tierra buena, supo Otero Silva brindarnos a todos sus compatriotas, una serie de frutos maduros, de incalculable valía. MOS, entendió como una misión de vida  aportar  y ofrecer, cómo el pámpano de la parábola del Maestro de Galilea. Miguel Otero,  no quiso continuar la ingeniería civil, no obstante ( y por paradójico que pueda parecer ) nos dejó obras sólidas, , tan sólida como un rascacielo o como una audaz autopista a la imaginación infinita. 

En los tiempos que corren, jaloneados por la confusión y la diferencia insultante y violenta, no deja de ser balsámico y motivador, celebrar la vida, en lo que fue la prodiga existencia de este formidable semejante, que fue Miguel Otero Silva, el hombre y su vida constructora.

 
 
 
© Copyright 2006 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.