(A
su augusta memoria)
“La vida está llena de un potencial verdaderamente insondable
en la mayoría de los casos, lo que llamamos limitaciones
no son más que la decisión de imponernos limitaciones
a nosotros mismos”
Ikeda
Daisaku
En
el diccionario la palabra Augusto, refiere de inmediato al
Emperador Romano , que llevaba dicho nombre ( el título de
Octaviano César que, a su vez llevaron después de él , todos
los emperadores romanos y sus mujeres), pero también refiere a
lo “que infunde o merece gran respeto y
veneración”. Es ente sentido y, no en otro, en el
que debe
situarse la memoria de ese gran venezolano que, fue el Dr.
Humberto Fernández Morán. Del “Brujo de Pipe” (por su
vinculación emblemática con el IVIC y su inmensa capacidad de
inventiva y prodigiosa capacidad de armar proyectos), como
también se le conoce, se dice que obtuvo el título de
Bachiller en Venezuela, con sólo 15 años, para luego recibirse
de Médico en Alemania a los 20. Su pasión por el saber, lo
llevó a diversos campos: neurología, biología celular, física,
citobiología, microscopía electrónica.
Este compatriota, que en el terreno de la
ciencia representó, lo que Arturo Uslar Pietri en el campo del
humanismo, nació en Maracaibo un 16 de febrero de 1924, y
expiró en Suecia hace apenas 7 años (17-03-99). Su gran
inteligencia, o mejor dicho esa “sabia curiosidad a lo Goethe”
que le acompañó, legó a la medicina una poderosa herramienta:
el bisturí de diamantes, con el que pueden efectuarse
microscópicos cortes (por ejemplo dividir en su espesor un
cabello humano en más de cien partes), con amplia aplicación
en estudios de tejidos biológicos y de metales. En el campo de
la microscopía electrónica, aportó significativos hallazgos
(como el método de sustitución bajo congelamiento y el
concepto-técnica de crio-microscopía). En el área de la
Biología, demostró (mediante imágenes) la existencia de la
partícula submitocondrial,
lo que abrió nuevos campos a la investigación
celular (partícula que fue bautizada con su nombre).
Igualmente,
durante el apogeo del proyecto Apolo, el Dr. Fernández Morán,
estuvo ligado al mismo, aportado sus conocimientos en lo
concerniente al análisis de las piedras lunares y otros
campos. En 1959, fundó el Instituto Venezolano de Neurología e
Investigaciones Cerebrales, donde nace la Biblioteca
científica de Latinoamérica, este instituto posteriormente dio
paso al IVIC.
Como en todo, una
nota aciaga: su vinculación con la administración de Marcos
Pérez Jiménez, le granjeó no pocas aversiones durante el
llamado período democrático (las actitudes sectarias, no son
monopolio exclusivo del actual régimen) al punto, de execrarlo
de la vida científica y pública de Venezuela. Mientras tanto,
fuera de nuestras fronteras, el Dr. Fernández Morán era
ampliamente reconocido y apreciado, debido a ello, ocupó
importantes cátedras en las afamadas Universidades “George
Washington”, MIT, Harvard, Chicago y del Instituto “Enrico
Fermi”. La Universidad de Cambrigde, le otorgó el Premio al
“Médico del Año”, igualmente recibió un reconocimiento oficial
de la NASA, por sus contribuciones al Proyecto Apolo.
Por estos datos,
logros y reconocimientos, y por otros, que sin duda valdría la
pena reseñar, es tan augusta la memoria de este insigne
compatriota y hombre Universal: Fernández Morán, el “Brujo de
Pipe”.