“Nuestra recompensa se encuentra en
el esfuerzo y no en el resultado, un
esfuerzo total es una victoria completa”
Gandhi
“Torrealba aprendió en su vida a decir
la verdad y a producir el generoso
engaño de la mentira piadosa”
J.A. Ron Troconis
Dos
anécdotas definen muy bien, la compleja, humilde y pintoresca
personalidad del Dr. José Francisco Torrealba, descubridor de
la causa del mal de Chagas. En una de ellas (bastante
conocida) se cuenta, que en una oportunidad se le esperaba en
una sala de la Universidad Central de Venezuela, de forma que
diera una conferencia sobre la enfermedad tropical. El Dr.
Torrealba, de vestir humilde (casi siempre de kaki) llegó
algo tarde a la cita. La conferencia se retardó aún más,
cuando el vigilante, al ver la inusual vestimenta del Dr.
Torrealba, no le permitió la entrada al recinto. Sin perder la
calma, el sabio se sentó en la acera, lugar desde donde fue
rescatado por uno de los galenos, quien impaciente había
salido a la puerta a indagar por la tardanza del
conferencista. La otra anécdota, lo identifica también, como
ese ser especialmente excéntrico y transparente que fue: En
San Juan de Los Morros, caminando por la calle fue sorprendido
por un viandante, quien le preguntó acerca del porque estaba
usando un zapato en un pie y, una alpargata en el otro. El Dr.
Torrealba lo vio, y muy serio y le contestó: “¡Esos, son los
dos extremos de la humanidad, la opulencia y la pobreza!”. Así
de puro, genuino y conmovedoramente ingenuo, era este gran
científico venezolano, nacido en Santa María de Ipire
(Guárico) en 1896 y fallecido en Caracas en 1973.
Formó el Dr. Torrealba, una extraordinaria
junta con otros científicos venezolanos, como Enrique Tejera,
Arnoldo Gabaldón, Pablo Anduze y Miguel Suárez, para mejorar
ostensiblemente la salud de la población en general, aportando
en su caso al mundo (y particularmente a Latinoamérica, cuyos
campesinado padecía mucho de esta enfermedad) la cura contra
el mal de Chagas. En este sentido, fue calificado por el gran
poeta, Pascual Venegas Filardo, como “héroe legítimo de la
nueva Venezuela “ . Otro aporte indudable del Dr. José
Franciso Torrrelba, por vía de la herencia genética y el
ejemplo, es el de su hijo, el Dr.
Witremundo Torrealba, igualmente científico y además docente,
preocupado por la buena marcha de la educación.
Un
ejemplo claro de esa combinación, de férrea voluntad y,
sorprendente inteligencia, que acompañó al sabio Torrealba ,
se encuentra en el hecho de cómo aprendió alemán en forma
autodidacta, en menos de tres meses ( con unos discos a
guisa de curso formal ) , para así poder viajar a tierras
germanas, y hacerse entender por los representantes en ese
país, de la empresa fabricante de la aspirina, con quienes
sostuvo una diatriba científica.
Un
formidable científico y ser humano irrepetible, el Dr.
Torrealba.