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La Herramienta del Miedo
por Lucy Gómez
sábado, 16 abril 2005

 

Disfrazados de militares cubanos y  con  una manera de desfilar   que evoca a las  películas sobre el régimen nazi o   el ejército maoísta, los integrantes de la reserva venezolana  se desplegaron el 13 de abril con la idea de atemorizarnos.

El gobierno necesita  armar  un contingente que defienda “ el proceso revolucionario ”  de toda amenaza interna o externa. Es decir, crear un ejército para darle un brazo armado  al partido cuyo jefe es el Presidente de la República.

Es una amenaza lo que  sienten los  venezolanos de la  oposición cuando ven  el desfile de la reserva por TV, porque  estiman muy  distante una  intervención militar gringa, que es con lo que se justifica ante el mundo la creación de  este ejército particular.

Los  Estados Unidos, como gobierno y sus líderes  de ONGs de derechos humanos, tipo Jimmy Carter,  no ayudaron ni siquiera en lo político a los opositores cuando se dio el revocatorio  presidencial de agosto pasado. Los líderes de la oposición parecían  unos huérfanos   explicando como  el sistema electoral venezolano funcionó completamente a favor  del gobierno de una manera obscena,  lo que, si se hubiese producido en mínima parte  en democracias del primer mundo tipo Estados Unidos, Francia o Inglaterra, hubiese ocasionado protestas y acciones judiciales sin cuento.  Los argumentos sólo provocaron encogimientos de hombros  y  algunas unas reacciones  vergonzantes, ya que  para los militantes de la oposición en el tercer mundo,  exigir  trato democràtico y  decisiones jurídicas  favorables en los organismos internacionales, aunque luchen contra  un gobierno  evidentemente autoritario, es una ingenuidad .

Lo único que entienden los gobiernos de  la comunidad internacional en estos casos, es el uso de la violencia por parte de una oposición sometida por las malas y con trampas. Así que  la invasión de marines  con desembarcos en La Guaira y Puerto Cabello, parece una comiquita. Tanto,  como la lucha guerrillera milímetro a milímetro,   contra el invasor extranjero con la que se extasían hablando algunos líderes de este gobierno.

Los niveles de intimidación

Me imagino que la idea con esto de las reservas y con las persecuciones  sectoriales que se emprenden hoy, es mas bien funcionar con  varios niveles de intimidación. En sentido general, se  intenta  con las reservas  el control  militar del grueso de la población. No se confía en que  las fuerzas armadas venezolanas funcionen automáticamente a favor de un partido político, aunque sea el de gobierno, si se da un alzamiento.

Mientras mas lo pienso,  mas me convenzo que estamos frente al primer partido  en la historia de la democracia venezolana  que ha armado un ejército propio para combatir a un enemigo interno. Porque las historias del partido Comunista de Venezuela y las FALN no cuentan. Cuando se armaron en los años sesenta,  no eran para sostener  al  partido de gobierno, sino simplemente fachadas políticas y militares de un partido  que estaba en la subversión.

La persecución a la disidencia  se establece hoy  también sectorialmente. Se trata de callar a quién  siga peleando, que en estos momentos evidentemente  no  es la dirigencia  de  los partidos políticos, resignada a participar como sea en las elecciones de comparsa del gobierno, sabiendo que perderá, que la aplastarán y que además el gobierno   tomará  su participación como ejemplo de que realmente  existe una sociedad democrática en Venezuela. La lucha está dirigida contra quiénes son realmente los dirigentes de la oposición hoy: los periodistas, los luchadores por los derechos humanos, los militares disidentes y los educadores.

Se ataca  a las cabezas visibles  de la disidencia  con la figura de la imputación o con la muerte civil.

Uno  de los detalles negros de este “proceso revolucionario” es  la enorme contradicción que  existe cuando se proclama la existencia de  una  revolución  humanista  en Venezuela y las ejecuciones extrajudiciales   por parte de la policía van por 3655  en los últimos 5 años, de acuerdo al balance de la propia Fiscalía.

Cuando  se impide el trabajo a quiénes aparecen en las listas de opositores al gobierno,  facilitadas desde el mismo Consejo  Nacional Electoral  a los  organizadores  de las delaciones en masa.

Los medios d e comunicación  denuncian  todos los días hostigamiento, persecución, prohibición de acceso a la información oficial y  ataques sistemáticos a golpes a sus reporteros.  Este gobierno pasará a la historia porque sus partidarios hicieron cambiar a tiros el equipo  convencional de los reporteros, haciéndoles incluir además del grabador, la  libreta y las  cámaras fotográficas o de tv, los chalecos antibalas y los cascos de kevlar. Los profesores y maestros   fueron los primeras víctimas del gran delator.

Enjuicia, que algo queda

Entonces, para  que, por ejemplo, se callen los militantes de derechos humanos, procesan   a  Carlos Ayala Corao que ha sido nada menos que ex presidente de la Corte Interamericana de los derechos Humanos  y es el  actual presidente de la Comisión Andina de Juristas. 

La idea es que si le hacen eso a él, le pueden hacer lo mismo a cualquier activista,  desde Liliana Ortega, jefe de Cofavic,  para abajo. Los ministros de policía y de información, que frecuentemente confunden sus roles en los regímenes autoritarios, piensan que basta con negar que existen  violaciones a los derechos humanos  y encerrar a  los militantes de las ONG que las investigan y las hacen conocer, para que desaparezca la evidencia de  esas violaciones. Es como en Cuba, donde el  presidente Fidel Castro protesta  porque el voto de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas denuncia las     largas sentencias a prisión contra  los líderes de la disidencia .  Castro  y su canciller, contestan diciendo que los gringos  violan los derechos humanos en Abu Graib.  Y uno se pregunta, ¿donde será que se enteraron de eso?  No será precisamente en Gramma ni en Juventud Rebelde,  que reflejan un país oasis donde nadie conoce la tristeza, la pobreza  ni la muerte, sino las virtudes heroicas del jefe màximo.

Cuando  los periodistas venezolanos muestran las contradicciones  que existen en  Venezuela entre un gobierno supuestamente preocupado por los pobres y  su dirigencia multimillonaria, la solución es llevar a  juicio a los más conocidos, a ver si los  desconocidos se callan. Hay  denuncias  de  asignaciones de “pockets money” de 3000 dòlares para  parlamentarios  como el presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro, cuando viaja a “ investigar” a Citgo, de  comisiones  petroleras para los traders que están con el régimen , de a  dólar por barril, denunciadas por el Nuevo Herald , sueldos  y comisiones  abusivas de parlamentarios, gobernadores y ministros, en cuanto negocio  pueden meter la mano. Probablemente no haya un régimen  en el mundo donde las diferencias entre los  sueldos de los  jefes y los porteros de la administración pública  sean abismales como en Venezuela. Pero la solución   institucional no es acabar con la corrupción, sino llevar a juicio a las periodistas  Patricia Poleo e Ibéyise Pacheco, presionar para que boten de sus trabajos a Napoleón Bravo y Marta Colomina.  ( de una manera muy efectiva, por lo demás)  Se usa el mismo razonamiento.

Hay que obligar a cada periodista a pensar que si eso le pasa a los famosos, mas ràpido le ocurrirá al “perraje”.  Es decir, hay que callarse y bajar la cabeza.

En las Fuerzas Armadas, ya se sabe. Se promociona al chavista y al que no lo es,  se le hostiga, se le persigue y se le enjuicia. Lo mas suave es negarle el ascenso.  Se incluye en el repertorio  la anulación de las sentencias que favorecieron a los militares del alto mando que evidentemente estaban contra el Presidente  Chávez el 11 de abril de hace 3 años El nuevo tribunal Supremo, no solo cambió la concepción de vacío de poder  por  golpe, sino que  la sentencia del mas alto tribunal venezolano en casos emblemáticos como el  del general Carlos Alfonso Martínez, a quién se había absuelto del cargo que lo tuvo un año en la cárcel,  también acaba de  cambiar. Se ha anulado esa absolución.

No importa  que sea inocente. El punto  tampoco es  que un general en jefe haya dicho que el presidente renunció y  el alto mando le haya buscado rápidamente un sustituto.

El caso es que lograr que todos los  militares tengan miedo   cuando les enseñen  la cabeza cortada de  los generales Martínez,  Rosendo,  Vásquez Velasco y el vicealmirante Comisso Urdaneta.

En cuanto a los maestros, a los profesores, ya se sabe. El control debe ser total. Empezaron con negarle el trabajo  en las escuelas y liceos a todo aquél que   figurara firmando en cualquier movimiento contra el Presidente. Ahora le tocó el turno a la dirigencia. Deshecha la  Junta Calificadora Nacional, una instancia elegida por la base docente, sus miembros deben devolverse a sus aulas, no importa que queden lo mas lejos posible de su casa, no importa que sea en especialidades que no son las suyas. Las horas extra deben hacerse en las misiones, Ribas o Robinson.  Hay que vestir franela roja y presentarse en los actos del Presidente. La orden es hacerlos renunciar como sea, sobre todo si son conocidos. Hay que apretarles la tuerca  a ver si se ahogan rápido.  Los sindicalistas del magisterio han resistido demasiado, hay que  atemorizar con  su suerte, a la base.

A la población  se le agita el espantapájaros de  la reserva, a los gremios  se les controla con  una inundación de  juicios  y con  la persecución: la táctica es  institucionalizar el miedo. El miedo debe ser la herramienta  mas efectiva del gobierno, porque el dinero no compra a todo el mundo, ni existe en cantidades infinitas. Y el comandante no inspira el mismo tipo de pasión en todos los corazones.

Realmente éste es un desafío interesante. Lograr  en un país formado en  el igualitarismo, cuyas instituciones democráticas  funcionaron durante  casi cincuenta años, donde el actual gobierno accedió por elecciones al poder, ese tipo de clima oscuro y temeroso, donde florece la delación,  que  fue posible alcanzar en Europa del este y en Cuba.

Todavía resuena  en mis oídos el alboroto que  se formó en la Asamblea cuando en un discurso, un opositor preguntó a los parlamentarios chavistas, incluyendo a los periodistas del proceso,  si  lo que querían era  un país  con prensa única, partido único y  pensamiento único . La respuesta fueron gritos inacabables y aplausos atronadores de asentimiento. Sí, sí, sí gritaban delirantes, eso es lo que queremos.

Si se logra o no se logra la revolución chavista en Venezuela, igual  viviremos una época  excepcional, sobre todo para periodistas como yo. Todo será noticia:   tanto si Venezuela llega a vivir  un  régimen de   partido único por  20 o 30 años mas , como  si el adorado Comandante Chávez se convierte  en otro ex presidente  militar derrotado  y proscrito, contando los viejos cuentos de su época de gloria  en algún olvidado bar suramericano.                                 
                                                                                             lucgomnt@yahoo.es  

 
 

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