La
actual crisis entre Colombia y Venezuela a raíz del caso Granda,
pone en evidencia la visión postmoderna que de la realidad
política internacional tienen dirigentes de corte autoritario
como el presidente Chávez. Sus trasnochadas ideas, lo llevan a
actuar como si estuviéramos en los tiempos de la guerra fría.
El mundo ha
cambiado mucho no solo desde la caída del muro de Berlín, sino
desde el 11-S del 2001, fecha a partir de la cual se profundizó
en una verdadera y necesaria lucha antiterrorista, de
jurisdicción planetaria, a decir por el reforzamiento de la
resolución de las Naciones Unidas existente en la materia y la
cual señala que: “actos terroristas no pueden ser justificados
por consideraciones de índole política, ideológica, racial,
étnica, religiosa u otra naturaleza similar”.
Así pues, éste
tipo de crisis solo favorecen a autócratas y dictadores, del
estilo de Hugo Chávez y el aislamiento al que buscan ser
sometidos, no solo los fortalece en lo interno por cuanto seria
una excusa para perseguir opositores, y acusar de traidor a la
patria a todo aquel que no siga sus causas suicidas, sino que
aíslan a sus respectivas naciones del contexto internacional,
encerrándose en un hermetismo, al mejor estilo del que se vive
en Libia, Birmania, Corea del Norte y Cuba, entre otros.
Es hacia allá
que pretende llevarnos Hugo Chávez con sus naftalínicas ideas.
Pero igualmente en lo interno algunos partidos políticos, no
menos postmodernos, de esos que apoyaron a Chávez en el 98 y que
hoy se supone lo adversan o al menos conforman la comparsa
opositora, no han tardado en pronunciarse en favor de la tesis
presidencial, que gira en torno a una supuesta violación de la
soberanía nacional por parte de Colombia, al momento del
aparente secuestro de Granda en territorio venezolano. A
comienzos de los 80, los socialistas franceses, también creyeron
que era un asunto de soberanía nacional proteger en territorio
francés a miembros de ETA, por cuanto los consideraban
luchadores de la resistencia vasca, víctimas potenciales de la
para aquél entonces naciente democracia española.
Así las cosas,
son demasiadas las ocasiones en que Chávez ha arrastrado a las
fuerzas políticas venezolanas, a que lo sigan; primero en su
estafa espejismo constituyente, luego provocó a la alta
dirigencia petrolera y los hizo caer en la trampa de una
ficticia crisis petrolera, y mas recientemente obligó a la
oposición en pleno a participar y así legalizar el fraude
electoral del 15 de agosto 2004. Lo que queda de oposición en
Venezuela, así como lo que queda de opinión pública y de
sociedad civil, no deben dejarse arrastrar nuevamente al
matadero a través del opaco y confuso discurso que tiene el
presidente Chávez en cuanto a lo que para él significa la
soberanía nacional. De esa manera, Chávez el torpe histrión,
estaría creando su propia crisis de los misiles, tal y como hizo
su mentor Fidel Castro en los 60.
Y si de
soberanía verdaderamente se trata, la venezolana hace rato que
viene siendo violada por los miles de agentes cubanos que operan
en territorio venezolano, y que si la oposición no los denuncia
abiertamente, será porque dichos agentes no solo no han sido
nacionalizados, ni votan, sino que son mas discretos y mas
profesionales que el nuevorico de Granda.
Como quiera que
sea, no podemos permitir que gracias a las absurdas ideas de un
presidente inexperto e ineficaz, el cual apoyado por una banda
de sanguijuelas que se escudan bajo el título de intelectuales
de la comunidad latinoamericana, conviertan a Venezuela en un
santuario de terroristas.
En la
actualidad, la lucha antiterrorista constituye una prioridad no
solo para las democracias occidentales, sino que hasta la China
y Rusia, han hecho propuestas ante el Consejo de Seguridad de la
ONU en la búsqueda de una estrategia de profundización en la
acción global contra el terrorismo. De manera pues que la lucha
antiterrorista no es solo una manía, ni una fobia de la
administración Bush.
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