Costa
de Marfil, la antigua colonia Francesa, ha puesto al gobierno de
Chirac en una difícil situación luego que el pasado sábado
aviones de la fuerza aérea – pilotados por mercenarios bosnios –
bombardearon una base militar francesa – murieron 9 soldados -
en el norte de éste país africano, una zona por cierto
controlada por los rebeldes que se oponen al gobierno de Gbagbo.
Costa de Marfil, es el primer productor de Cacao del mundo, y
así mismo constituye una de las piezas clave en la
geoestrategia de Francia en la región de Africa Occidental. En
ese sentido y a pesar que Costa de Marfil es una República
independiente desde 1960, Francia ha permanecido presente sobre
el territorio marfileño.
En 2002 comenzó una guerra civil, la cual buscaba el dominio
total de los cacaotales ubicados al norte del país, a dicha
guerra se le puso fin con los llamados acuerdos de Marcoussis
(afueras de París) en enero del 2003; de dichos acuerdos resultó
fortalecido el presidente Laurent Gbagbo, un personaje que tiene
cuentas personales pendientes tanto con el propio presidente
Jacques Chirac, como con el Ministro Dominique de Villepin; pero
al mismo tiempo Gbagbo es un consentido del Partido Socialista
francés. El pacto de Marcoussis fue sin duda un pacto muy
frágil, casi que forzado, y en la practica no se cumplió con el
desarme previsto y París acusa a Gbagbo de no cumplir con lo
pactado. Razón ésta que llevó a Francia a utilizar toda su
influencia en la ONU.
Sin embargo la inmediata reacción de Chirac éste domingo en la
madrugada al ordenar un ataque en represalia y con la finalidad
destruir a toda la fuerza aérea marfileña, deja entrever que aún
corren por las venas del gobierno francés no solo sangre
colonial, sino también su condición de potencia occidental que
impone su presencia militar en un país soberano. En fin, al
igual que los EE. UU. , a Francia no le hace falta esperar por
la autorización de la ONU para intervenir más allá de sus
fronteras.
Por su parte el presidente Gbagbo le reprocha a Chirac que su
actitud en el pasado sirvió para legitimar al movimiento
subversivo marfileño que controla hoy toda la parte norte de
dicha nación africana.
En todo caso con 5.000 soldados en Costa de Marfil, Francia es
mucho lo que se juega, mas allá de la vida de los 15.000
franceses que viven en Costa de Marfil, a Francia y que le quede
claro a la Comunidad Internacional, no le ha temblado y no le
temblará el pulso, para mantener y si es el caso aumentar su
influencia en Africa, dado que los intereses comerciales y
estratégicos son inmensos.
Y como quiera que sea, siempre los mas perjudicados serán los
pobres ciudadanos marfileños, quienes en cualquiera de los
escenarios siempre saldrán perdiendo.
En fin y como en
Francia los temas de política exterior no se debaten en la arena
pública, por cuanto al igual que en la época colonial, son
considerados como asuntos secretos aún hoy en pleno siglo XXI,
algunos países socios de la Unión Europea no han tardado en
pedir explicaciones a Francia sobre su agresiva y excesiva
actuación en Costa de Marfil. Será bueno que París responda
clara y prontamente, antes que la opinión pública internacional
descubra la incoherencia entre su posición ante la guerra en
Irak, y la presencia de soldados galos en Africa, a menos que
Chirac haya decidido sumarse a la tesis de guerras preventivas
que acuñaran los halcones neoconservadores de Washington.