El
llamado canciller de las FARC hoy caído en desgracia, se ha
convertido en una suerte de bomba de tiempo, un arma de
destrucción política masiva. No solo por la crisis creada entre
Venezuela y Colombia a raíz de su captura, sino que, con el paso
de los días van apareciendo nuevos escándalos que de ser ciertos
dan fe que Ricardo Granda era un verdadero canciller, el cual no
solo atendía asuntos en Paraguay, sino que tal y como señalara
recientemente el diario El Tiempo, Granda en el marco de sus
atribuciones se habría reunido con el embajador de Francia en
Caracas, para atender lo relativo a la liberación de Ingrid
Betancourt.
Según
confirmaron fuentes diplomáticas a El Tiempo, el supuesto
encuentro de Granda con el embajador francés ocurrió en Caracas
en abril del 2004.
Así mismo, éste
nuevo escándalo en torno a Granda estalla justo cuando se
cumplen 3 años del secuestro de Ingrid Betancourt y su esposo,
Juan Carlos Lecompte acaba de publicar el libro “Buscando a
Ingrid”, a través del cual le exige a Uribe que diga la verdad
de los hechos, al tiempo que
revela
algunos detalles de las diversas tentativas de liberación de
Ingrid.
El
gobierno colombiano a través del alto comisionado para la Paz,
se encargó inmediatamente de desmentir lo señalado por El
Tiempo, ya veremos si el gobierno francés emite comunicado
alguno.
Pero si
hurgamos un poco, encontraremos que lo señalado por las fuentes
diplomáticas de El Tiempo no es tan descabellado. Ingrid
Betancourt, quien era candidata presidencial por el partido
ecologista colombiano y a su vez goza de la doble nacionalidad
franco-colombiana, una vez secuestrada por las FARC, el para
aquél entonces canciller francés Dominique De Villepin, se tomó
el dossier Betancourt como un asunto personal. El flamboyant
político francés, hoy ministro de Interiores, cuando joven había
vivido en Caracas, estudió en el Colegio Francia de Campo Claro,
habla perfecto español y en París donde siguió su formación
universitaria se dice que incluso fue compañero de facultad de
Astrid, hermana de Ingrid Betancourt.
La implicación
de De Villepin llegó al extremo de haber enviado el 9 de julio
del 2003 a Manaos en Brasil un avión Hércules, el cual se dice
llevaba a bordo un comando de los servicios especiales franceses
dispuesto a rescatar a Ingrid Betancourt de la selva amazónica.
Una acción secreta, la cual no era del conocimiento ni de las
autoridades colombianas, ni brasileñas. Sin embargo, el
periódico brasileño “Carta Capital” al mostrar en esos días y en
primera plana unas fotos del Hércules francés en el aeropuerto
de Manaos, la operación inmediatamente dejaba de ser secreta, y
la prensa brasileña va más lejos al dejar entender que París
intercambiaría con las FARC a Ingrid por armas. Raudamente el
gobierno francés a través del propio presidente Chirac desmintió
lo dicho por la prensa brasileña, y señaló – ante la evidencia –
que se trataba de una acción estrictamente humanitaria y que en
el avión viajaban solamente médicos cargados de medicinas. Por
su parte el entorno de Ingrid Betancourt le echó la culpa al
presidente Uribe y las propias FARC a través de un comunicado
culparon a los servicios secretos colombianos, del fracaso de la
operación. Así mismo, cabe señalar que para la época las
relaciones franco-norteamericanas se encontraban en su mas bajo
nivel histórico, y el culpable de ello a los ojos de Washington
era De Villepin, por lo que no es de extrañarse que en París se
piense que los servicios secretos norteamericanos muy activos en
la zona fronteriza entre Brasil y Colombia hayan también tenido
su participación en el fracaso de la llamada “Opération
Betancourt”.
Como quiera que
sea, meses mas tarde una vez capturado Saddam Hussein, Chirac
envía a De Villepin al ministerio de Interiores y la actual
reconciliación franco-norteamericana post guerra en Irak,
explica si
no la necesidad al menos la clarividencia de Chirac en
los cambios hechos dentro de su gabinete.
Pero en lo más
profundo de la política interior francesa, existe la tesis de
que el fracaso de la operación rescate de Betancourt tiene que
ver con la encarnizada competencia que existe entre los
emergentes líderes de la derecha francesa, De Villepin y Nicolás
Sarkozy, éste último para la época del affaire Betancourt,
ocupaba la cartera de Interiores. El entorno de De Villepin
sospecha muy en privado, que Sarkozy habría sido quien difundió
los detalles de la expedición, muy a pesar que el propio
Ministro de Interiores, quien debía estar al menos notificado de
la expedición no lo estaba.
Así
mismo el eurodiputado Alain Lipietz, quien tiene en común con
Ingrid Betancourt el hecho de haber sido igualmente candidato a
la presidencial de su país por el partido ecologista, escribió
en agosto del 2003 un artículo publicado en Le Monde, en donde
analizaba el fracaso de la operación Betancourt. Cabe resaltar
que Lipietz estuvo recientemente de visita en Caracas al frente
de una misión de eurodiputados, y Lipietz a decir de sus
declaraciones demostró haber descubierto en Venezuela el
verdadero mar de la felicidad, pero muy a pesar de la miopía
evidente del eurodiputado francés en el fugaz análisis que sobre
la complicada y explosiva realidad venezolana realizó, éste en
su artículo del año 2003 hace señalamientos que
sorprendentemente van en el mismo sentido de los aparecidos en
la edición del diario colombiano El Tiempo de fecha 22 de
febrero 2005.
Por ejemplo
Lipietz señalaba para aquél entonces que a pesar del fracaso en
las gestiones en favor de la liberación de Betancourt la
diplomacia secreta seguiría su curso. Al tiempo que criticaba lo
que para él constituye la ambivalencia de las autoridades
colombianas en cuanto al manejo del tema de los secuestrados.
Continua
Lipietz, las gestiones adelantadas por los camaradas del Foro de
Sao Paulo – Lecompte igualmente habría asistido a la versión
2005 de dicho foro – el cual reunía a la izquierda
latinoamericana, no lograron nada ante las FARC. Cuando Lipietz
habla de la izquierda latinoamericana se refiere al Partido de
los Trabajadores brasileño de Lula, al movimiento indígena
ecuatoriano Pachakutik, al propio Lucio Gutiérrez y al
movimiento bolivariano de Hugo Chávez. Todos estos
intermediarios según Lipietz habían perdido las esperanzas de
poder ayudar ante las FARC en favor de Betancourt, y en
consecuencia el propio presidente Chirac habría contactado
directamente al presidente Chávez, a los fines de avanzar en las
aparentemente estancadas gestiones en favor de la liberación de
Betancourt.
¿Por qué
Chávez, qué sabía París de Granda, era tan poderoso el canciller
de las FARC que se daba el lujo de negociar la liberación de
rehenes directamente con gobiernos extranjeros, se había tomado
tan en serio su función de canciller despachando cómodamente
desde Caracas y dando entrevistas a los ecuánimes y objetivos
periodistas de Le Monde Diplomatique?
Estas
interrogantes puede que nunca nos sean aclaradas, pero del
análisis podemos deducir que, de lo escrito por Lipietz hace
casi dos años y de lo que señalan hoy las fuentes diplomáticas
de El Tiempo, todo encaja perfectamente dentro del rompecabezas
Granda.
Así las cosas,
en noviembre pasado había en París la sensación de que las
negociaciones con las FARC estaban muy bien encaminadas, pero la
detención de Granda el 13 de diciembre en Caracas lo echó todo a
perder.
Ahora bien, de
la detención propiamente dicha de Granda, son muchas las piezas
que faltan y en ese sentido se barajan diversas tesis, de ellas
sobresale que el presidente Chávez habría negociado la entrega
de Granda, tesis ésta muy bien expuesta por Manuel Malaver en un
excelente artículo titulado ¿Quién detuvo a Ricardo Granda?
publicado el sábado 8 de enero 2005 en el portal
webarticulista.net
Así pues,
habiendo en la actualidad ya pasado la tormenta y retomado su
curso el intercambio comercial colombo-venezolano, Granda está
preso e Ingrid Betancourt sigue secuestrada al igual que otras
4000 personas que actualmente corren la misma suerte de la ex
senadora colombiana. Así mismo, en las últimas semanas las FARC
han matado mas de 50 soldados colombianos en el marco de la
arremetida que los guerrilleros le habían prometido al gobierno
colombiano. En concreto con Granda fuera de servicio, las FARC
perdieron a un importante negociador, razón por la cual los
guerrilleros vuelven a concentrarse en su actividad básica, es
decir, el terrorismo puro y duro.
Por su parte el
gobierno de Hugo Chávez para distraer a la galería
ha enfilado
sus baterías retóricas – que no son pocas – en dirección del
disco rayado que canta una historia que le ha traído muchos
beneficios a Fidel Castro, es decir la eterna amenaza yankee,
cuento en el que algunos miembros de la oposición venezolana
también creen, para mayor beneficio del régimen chavista.
Y Uribe quien
debía reunirse en estos días con el presidente Chirac en París,
tuvo que cambiar su agenda por motivos de salud. Sin embargo,
muy pronto podrán encontrarse ambos líderes y en virtud que en
el contexto internacional las relaciones franco-norteamericanas
han encontrado sintonía en cuanto al tema Afganistán, los
Balcanes, Siria, Líbano y ahora Irak, no vemos razones para que
no suceda lo mismo respecto al Plan Colombia. De allí Uribe
podría obtener no solo de Francia sino de la UE un mayor y más
directo apoyo en la lucha contra la narco guerrilla.

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