El
sábado antepasado apareció en el Papel Literario del
diario El Nacional un artículo mío, en el cual hice un
recuento de los esfuerzos de la Real Academia Española, a lo
largo de su historia, por dotar a nuestro idioma de una
gramática apropiada, que recoja las normas de uso fundamentales
del mismo, en su empleo en las numerosas comunidades donde se
habla y se le tiene por lengua propia. Mencioné la Gramática
de la Lengua Española elaborada y publicada por la RAE en
1771, y reeditada varias veces con algunas modificaciones, cuya
última versión es de 1931; el Esbozo de una nueva gramática
de la lengua española, de 1973, redactado, a solicitud de la
Real Academia, por Samuel Gili Gaya y Salvador Fernández
Ramírez, destinado a servir de base de la nueva gramática
oficial de la RAE, y la Gramática de la Lengua Española,
de Emilio Alarcos Llorach, escrita por encargo de la RAE a
partir del EsbozoŠ, con el propósito de adoptarla como
gramática oficial, lo cual no llegó a realizarse por diversas
razones.
Dos amables lectores, una desde Alemania y otro desde Caracas,
me escribieron extrañados de que hubiese omitido toda referencia
a la Gramática descriptiva de la Lengua Española, escrita
por un equipo dirigido por Ignacio Bosque y Violeta Demonte,
publicada en 1999 por la Real Academia en su Colección
Nebrija y Bello, creada por la RAE en homenaje a dos
ilustres gramáticos de nuestro idioma para publicar en ella
textos gramaticales, y que fue inaugurada precisamente con la
Gramática de Alarcos Llorach.
En efecto, tal como les respondí a ambos, yo mismo no me explico
cómo se me escapó mencionar esta gramática, que utilizo con
frecuencia y no vacilo en calificarla de monumental. Es una obra
en tres gruesos volúmenes, con un total de 5.351 páginas. Fue
elaborada por un equipo de setenta y tres especialistas de
diversos países, coordinados por Bosque y Demonte, sin contar
numerosos colaboradores y comentaristas de aspectos
determinados. De modo que la obra es producto de un gran
esfuerzo colectivo, como sólo podría haberse hecho, tratándose
de un texto tan complejo y exhaustivo como finalmente resultó.
Esta nota tiene el propósito de subsanar la omisión en que, sin
darme cuenta, incurrí en mi artículo.
DOS DE EL NACIONAL
Los editoriales de El Nacional
generalmente están bien escritos, con elegancia y propiedad.
Pero algunas veces se les va la liebre. Ocurrió el pasado 22 de
abril, cuando se incurrió en dos gruesos dislates. En primer
lugar en la frase ³aquellos que siguen con sincero interés lo
que ocurre al interior del partido de gobierno², con ese
horrible al interior, en que la contracción al (a
+ el) usurpa el lugar a la expresión en el. En segundo
lugar en la frase ³Šel hecho más resaltante aún de que el canal
del Estado (Š) no se dignara a informar sobre lo que
estaba ocurriendo², donde se atravesó una a groseramente
impertinente.
INSÓLITO
En su edición de ayer, 30 de
abril, el Noticiero de Globovisión, en su versión digital,
informó sobre las honras fúnebres rendidas al gran escritor
paraguayo Augusto Roa Bastos. Días antes había anunciado su
internamiento en una clínica, a raíz de una caída accidental que
le había producido una grave lesión en la cabeza, y
posteriormente se refirió a su fallecimiento y al pesar que tan
triste hecho había causado en muchos escritores. Todo eso está
muy bien, y es plausible que en un medio noticioso se recojan
tales novedades, que suelen pasar inadvertidas o minimizadas
por los medios de comunicación. Lo insólito en este caso es que
todas esas noticias fueron incluidas en la sección Música y
espectáculos del Noticiero, como meras noticias de relleno
que no hay donde ubicar, y van a para allí, a una sección a la
que obviamente no corresponden
Hace algún tiempo había ocurrido lo mismo con el anuncio de la
muerte de otro gran escritor, el español Manuel Vásquez
Montalbán. En esa ocasión escribí por correo electrónico al
Noticiero expresando mi desagrado por esa manera irrespetuosa y
desconsiderada de tratar una noticia de esa naturaleza, y como
no me hicieron caso, me comuniqué directamente con una
importante ejecutiva del Canal, periodista de grata recordación
como alumna de la Escuela de Periodismo de la UCV. Esta
respondió prontamente a mi mensaje y prometió que se corregiría
semejante exabrupto. Lo de Roa Bastos y otros casos ocurridos
anteriormente demuestran que nada se hizo al respecto.
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