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El Acuerdo De Taif:
“La decadencia política institucional actual del Líbano”

por George Chaya
domingo, 22 octubre 2006

 

El estado de parálisis y de completa incoherencia del régimen político predominante en Líbano no es solamente debido a la calidad de la clase política dirigente, mas allá de ello, es generado por la mala calidad del sistema libanés aun basado en el acuerdo de Taif que convirtió el sistema político en un sistema polifacético y escandaloso que conspira contra la democracia en el País de los Cedros. 

Desde 1.989, momento en que se promulgara, muy pocos y escasos han sido los analistas políticos internacionales que se han percatado de esta anomalía y de los peligros de este acuerdo y su impacto negativo en la vida política libanesa. Infortunadamente, muchos políticos insistieron en apoyarlo, claro que desde el punto de vista de sus propios intereses. Lo cierto es que hoy, el país se encuentra en un enorme callejón del cual virtualmente es imposible salir airoso en el fortalecimiento de las instituciones democráticas y las libertades públicas.  

La clase política sobreviviente aun defiende ese vetusto acuerdo bendecido por la –prehistórica- Liga Árabe en el año 1989 en la ciudad Saudita de Taif, particularmente los diputados prosirios del parlamento sostienen que había consenso y un marco propicio dentro del pueblo y la dirigencia para que se genere el mencionado Acuerdo, y continúan repitiendo esto en tanta ocasión como les resulta posible. Lo cierto es que los hechos demostraron que el pueblo libanés no tuvo opinión ni decisión alguna en este acuerdo y el consenso estuvo en manos de un reducido circulo de parlamentarios de ese tiempo, pero que habían perdido su calidad representativa después de que una enmienda constitucional que habían propuesto, fuera rechazada por el 50 % del pueblo y la clase política libanesa, por tanto, no podían, y se encontraban deslegitimados en ese punto para representar la voluntad de la gente.  

El Acuerdo de Taif no concluyo con ninguna Guerra Civil en El Libano 

Quienes defienden ese Acuerdo, sostienen que Taif termino con la “guerra civil libanesa" y aun hoy repiten esta idea, cuando en verdad es totalmente inexacta por varias razones, entre ellas: 

Primero: La guerra no era una guerra civil, fue una guerra delegada por Siria a manos de los grupos palestinos contra Israel, no hay margen de error si comparamos a Hezbola y su guerra de julio pasado contra el Estado de Israel, a la guerra de los grupos palestinos apoyados por Siria a finales de los ‘70 y principios de los ’80. 

Segundo: El final de la guerra se debió a la bárbara y aplastante invasión Siria del 13 de Octubre de 1990 y a la eliminación de los últimos focos de la resistencia libanesa, tomando siria el completo control del Líbano en el Este del país y en las únicas regiones en que la resistencia cristiana se mantenía rechazando tanto a siria como a los palestinos y demás grupos árabes prosirios. 

Tercero: También algunos analistas sostienen erróneamente, que este acuerdo devolvió un frágil equilibrio a las deterioradas instituciones constitucionales libanesas, cuando el hecho real es que causó una  profunda fractura en esas instituciones, particularmente en el nivel de las tres presidencias-Presidencia de la Nación ejercida por un cristiano maronita; Primer Ministro: musulmán sunnita y la Presidencia del Parlamento: musulmán chi’ita-; e inflamó y acrecentó más lejos -más que atenuar- conflictos sectarios y confesionales como vemos hoy, y creó un sistema oligárquico, que sin temor al error podemos etiquetado como la troika predominante, por no mencionar el hecho de que se estableció formalmente la interferencia definitiva de Siria en los asuntos internos libaneses.  

Debe ser observado también que Siria fue en ese tiempo quien apadrino ese acuerdo en la persona de su vicepresidente Abdel K. Khadam –hoy refugiado en Paris luego de desertar del régimen del Baath en 2005-, quien supervisó cada palabra en el bosquejo previo de tal Acuerdo.  

Esto confirma y ratifica que el acuerdo de Taif carece de credibilidad desde lo fundacional puesto que la naturaleza anexionista y hostil del régimen sirio hacia el Líbano deslegitima y quita entidad legal a cualquier tratado en el pasado y el presente promulgado con la influencia de ese país, sencillamente porque nunca reconoció al Líbano como Estado independiente y soberano, por lo cual, mal se puede esperar que Siria vele por los intereses del Pueblo libanés.  

Hoy, después de que el acuerdo de Taif ha fallado en su letra y su espíritu algunos analistas políticos y también varios gobernantes y funcionarios de la comunidad internacional han comenzado a rever sus posiciones de 17 años atrás. Esto es saludable para la democracia libanesa y la paz de la región, y conforma un paso muy positivo hacia este objetivo de pacificación regional, es de esperar que crezca y aumente el número de voces que se opongan al acuerdo de Taif de modo que se lleven adelante las enmiendas que inmediatamente requiere tal Acuerdo para poner salud democrática y sentar las bases fundacionales para un sano gobierno en el Líbano. Aunque a nadie escapa que la solución ideal a la problemática libanesa de este tiempo, es decidamente una vuelta a la constitución básica después de separar del Estado a las sectas religiosas representativas de las diferentes comunidades y establecer el Federalismo en el sistema político libanés.
 

 

Periodista y Analista Político para Medio Oriente.  Miembro del Consejo Mundial de la Revolución de los Cedros e integrante del Comité Libanés Internacional.  Director General y Vocero del Bureau de Informaciones Libanesas para América Latina. 

 
 
 
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