Militares, Protagonistas Feroces - Capítulo I

 


EL GOTEO MILITAR

Por
Teodoro Petkoff

Esto, sin duda, será un aporte venezolano, innegablemente creativo, a la historia universal de los golpes de Estado: el golpe goteado y mediático. Eso de que cada cierto tiempo se vayan presentando altos oficiales, de punta en blanco, con el pecho cuajado de condecoraciones, para pedir la renuncia del Presidente o su enjuiciamiento, aparte de ser un fenómeno singular, habla de que la honda crisis política que vive el país tiene como protagonistas de excepción a los militares. No a la FAN como institución -al menos, por ahora-sino a los militares en tanto que individuos. La medida de la crisis la da la absoluta impunidad con que los señores oficiales han procedido. Tocarle el... "bolsillo" al Gobierno es casi juego de niños. Presentar como muestra de "espíritu democrático" lo que no es sino una pérdida total de autoridad sólo se le puede ocurrir a José Vicente. Ni la Constitución ni la Ley Orgánica de la FAN (Lofan) permiten conductas como las de Soto y Molina Tamayo. Pero ha sido el propio Chávez quien abrió esa caja de Pandora. Fue él quien los autorizó a romper la disciplina ("no son eunucos políticos"), a opinar y hasta a rebelarse. Cosecha lo que sembró. Entre tanto el ministro de la Defensa, cual director de los músicos del Titanic, nos dice que "todo está tranquilo", mientras el mundo se le viene encima al Gobierno.

Este, que es la variable más importante de este drama, luce paralizado e impotente y todo lo hace a medias. Cuando es la hora de las acciones audaces y determinantes, demora en ejecutar medidas que podrían abrir juego. Sacar de cuajo al gabinete económico y al recién nombrado presidente de Pdvsa (cuya designación ha sido una metida de pata), llevar a juicio a unos cuantos corruptos emblemáticos, devolver el faraónico avión que está por llegar, establecer interlocución con las instituciones políticas y económicas sin discriminación alguna, son varios de los gestos que cabría esperar en esta hora de crisis galopante. Pero Chávez está catatónico. Olvida que el tigre come por lo ligero.

De otro lado, urge crear una referencia política que articule el vasto sentimiento mayoritario que desea una solución pacífica y democrática a esta crisis y rechaza las posiciones radicales. El país no puede ser prisionero de posturas extremas, mediáticamente avasallantes por razones obvias, que generan la percepción de una confrontación entre bloques irreconciliables, que sólo por la violencia dirimirían sus diferencias. Hasta ahora, precisamente, uno de los rasgos más llamativos del desenvolvimiento de la crisis es que aquí no ha habido ni siquiera un ojo morado. Gobierno y oposición se han manejado, dentro de todo, con prudencia en la calle. Eso expresa, ciertamente, una voluntad de paz. Esa voluntad necesita puntos de referencia en el vasto y disperso mundo opositor. Porque, de lo contrario, un día de estos, gota a gota, nos aparece en las pantallas de TV una junta militar que, "muy a su pesar", se hará cargo del coroto.
 

* Artículo publicado en el diario Tal Cual, martes 19 febrero 2002
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