El
27 de abril pasado aparecieron en El Universal y Últimas
Noticias sendos avisos de participación del fallecimiento del
CAPITÁN DE NAVÍO Simón Guillermo Malavé Méndez. Sus padres,
hijos y demás familiares informaban que el alto oficial había
muerto el día anterior “en la Federación Rusa en la ciudad de
Ulan-Ude (Transbaical, Siberia, Rusia) ”. La participación
finalizaba anunciando el traslado de sus restos al país, para
avisar “oportunamente la fecha del sepelio”.
Curiosamente, la burocracia del Ministerio de la Defensa no se
había sentido obligada a dar cuenta del deceso de un oficial de
tan alto rango –y si lo hizo– debe haberla metido entre los
avisos clasificados de los periódicos porque por más que la
hemos buscado no hemos podido dar con ella. ¿Omisión deliberada?
¿Desorden burocrático? ¡Vaya uno a saber! En todo caso, es raro,
porque el oficial murió no propiamente al voltear la esquina
sino nada menos que en Siberia, donde alguna misión poco banal
debía estar cumpliendo.
Sin embargo, el 5 de mayo, el Ministerio de la Defensa publicó
en El Universal un pequeño obituario, lamentando el
fallecimiento e informando del entierro del CONTRALMIRANTE Simón
Guillermo Malavé Méndez. El mismo día, en otros diarios,
apareció un obituario proveniente de la Presidencia de la
República y otro de la Dirección del Despacho de la Presidencia
(el director es el vice almirante Torcatt Sanabria), expresando
su pesar por el duelo que aflige a la familia del CAPITÁN DE
NAVÍO Simón Guillermo Malavé Méndez. Llama la atención que el
ascenso post mortem al grado inmediatamente superior no
solamente no haya sido informado al público, como es usual, sino
que, por lo visto, ni siquiera fue comunicado a la presidencia
de la República. De paso, ¿quién lo ascendió? Este tipo de
ascensos en el caso de oficiales superiores, es realizado por el
Presidente. Puesto que éste no se encontraba en el país para la
fecha, pudiera haberlo realizado el vicepresidente, encargado de
la primera magistratura. De haber sido así, ¿por qué no se dio
cuenta de ello al Presidente a su regreso, para evitar la
publicación de obituarios con grados distintos para el oficial
fallecido, -quien seguramente merecía el ascenso?
No son éstas las únicas inconsistencias llamativas. Da la
casualidad que el capitán de navío (¿o contralmirante?) Malavé
Méndez es el segundo alto oficial vinculado a la compra de armas
rusas que perece. El 11 de enero de este año, el Ministerio de
la Defensa informó, en brevísima nota de prensa, de la muerte
del general Tomás Moncanut Abella en un “accidente de tránsito”
ocurrido dentro de Fuerte Tiuna.
Moncanut y Malavé habían sido designados (Gaceta Oficial del 6
de julio de 2004) como integrantes del equipo negociador del
material bélico ruso, cuyo coordinador sería el general Verde
Graterol, jefe del Estado Mayor Conjunto. Cabe recordar también,
a propósito de estas coincidencias, que hace unos meses fue
detenido un tal Fernán Altuve Febres, acusándosele de haber
intentado cobrar en Moscú las comisiones por las compras de
armas. Después se le puso en libertad y se dijo que más bien
Altuve había tratado de impedir el pago de tales comisiones.
¿Las hubo? ¿No las hubo? No vamos a invadir los terrenos de John
Le Carré porque no tenemos modo de ir más allá de la exposición
de los hechos. Pero, dada la casi total falta de transparencia
que rodean los actos del gobierno, la imaginación tiene rienda
suelta.No terminan aquí los “misterios” de Fuerte Tiuna. El 11
de mayo pasado, mientras Chávez estuvo en Brasil, fueron pasados
a retiro el almirante Orlando Maniglia - para el momento, como
Inspector General de la FAN, segundo hombre en el line up
militar-, y veintitantos oficiales más de la Marina. La
decisión, muy anticipada con respecto a los procedimientos
habituales de pase a retiro, que tienen lugar a lo largo de
junio, no podía sino estar firmada por el ministro García
Carneiro y el vicepresidente Rangel, encargado de la silla
miraflorina. Regresó Chávez de Brasil y de inmediato echó atrás
la orden. García Carneiro “explicó” que fue un “error”.
¡Menudo “error” ! Pero no habría sido el primero de esta
naturaleza. Ya antes, en marzo, había pasado lo mismo con el
general Quintero Viloria.
Chávez estaba en La Habana y aquí, mediante un “resuelto”, que
sólo podía estar firmado por el ministro y el vicepresidente, en
ausencia del Presidente, se le pasó a retiro. El Presidente
retornó de Cuba, revirtió la disposición y nombró a Quintero
Viloria general en jefe de la Reserva, bajo su mando directo. ¿
“Error” también? ¿O es que le están jugando quiquirigüiqui a
Chávez? ¿Tendrán algo que ver estos “errores” con la sucesión de
García Carneiro? ¿Fue un tanteo para sacar del juego a Maniglia,
ministro in pectore? ¿Qué pensará Baduel de todo esto? ¿Qué le
dirá el I Ching? La Quinta República no se salva de las
tribulaciones de la Cuarta en cuanto a cambios militares toca.
Pero elevadas al cubo porque ahora Gobierno y FAN la misma cosa
son.
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Artículo publicado en el vespertino
Tal Cual, edición del
lunes 16, mayo 2005 |
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