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Veinte
años de la
"mano de
Dios"
El País
jueves, 22
junio 2006
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La
mano de Dios, que sigue generando debates y polémicas,
cumple hoy 20 años desde su aparición en escena en el
legendario estadio Azteca del Distrito Federal de México,
donde Diego Armando Maradona rompió todos los moldes.
Ocurrió el 22 de junio de 1986, cuatro años y ocho días
después de la capitulación argentina ante los ingleses en la
guerra por las Islas Malvinas. Se jugaban 51 minutos del
partido de los cuartos de final del segundo Mundial
organizado por México cuando Maradona no encontró mejor
manera de superar en un salto al gigante portero inglés
Peter Shilton que estirar su brazo izquierdo para darle un
puñetazo al balón.
Gol. ¿Gol? Sí, gol. Porque el árbitro tunecino Alí Bennaceur
señaló el centro el campo y se mantuvo firme en su decisión
pese a las protestas de los jugadores dirigidos por Bobby
Robson. Hubo sorpresa, confusión. Delirio en un sector del
estadio colmado por 114.000 personas e indignación en otros.
Un gol ilícito que ha quedado como muestra inigualable de la
colección de transgresiones de una personalidad del deporte
que ha desatado por igual idolatría y rechazo.
"Cuando pienso en Inglaterra, no puedo sacarme de la cabeza
a los pibes que murieron en la guerra de las Malvinas",
había dicho el 'pelusa' días antes del aquel encuentro.
Horas después del partido, cuando el asunto ponía rojos de
bronca a los ingleses y a los defensores del fair play,
Maradona dijo que había marcado el tanto "con la mano de
Dios".
10 segundos
Pero cuatro minutos después de aquel hecho, el pibe de
Fiorito mostraba al mundo su obra cumbre, de la que también,
por supuesto, se cumplen 20 años. El gol más bello en la
historia de los Mundiales.
La jugada duró 10 segundos, en los que Maradona recorrió 60
metros con el balón dominado, eludió a seis jugadores
ingleses y tocó suavemente el balón ante la salida de
Shilton. No han sido pocos los que aseguraron que aquel gol
blanqueaba el anterior. "Sufrí el gol más bonito que a uno
le pueden hacer. Hasta lo sufrí como amante del gol que soy,
porque debe ser el mejor de la historia de los Mundiales",
dijo al día siguiente el goleador inglés Gary Lineker.
"Hice toda la jugada para pasarte la pelota, pero me
encerraron y no tuve otra alternativa que seguir", comentó
Maradona a Jorge Valdano en el vestuario. "No lo puedo
creer", atinó a decir éste. "Hizo todo lo que hizo y además
pudo ver que yo iba por la izquierda del ataque. No lo puedo
creer", añadió.
Dos goles y una asistencia
Maradona decoró su faena en aquel Mundial con dos goles a
Bélgica en las semifinales y con otra genialidad en la final
ante Alemania. En esa ocasión el jugador símbolo del fútbol
de Argentina midió magistralmente el espacio y la situación
para meter un pase antológico a Jorge Burruchaga, también en
el Azteca, cuando el partido estaba igualado 2-2 y faltaba
muy poco para el pitido final del árbitro brasileño Romualdo
Arpi Filho.
Burru tocó la pelota con clase, el guardameta Schumacher
quedó desairado, el resultado quedaba consagrado con un 3-2
para el equipo albiceleste y minutos después Maradona alzaba
la segunda Copa del Mundo lograda por los argentinos en la
historia.
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Artículo publicado originalmente en El País,
edición del 22 junio 2006 |
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