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Colombia:
¿Uribismo
sin Uribe?
por Edgar C. Otálvora
martes, 18
julio 2006
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El
día 7 de agosto, el presidente Alvaro Uribe iniciará su
segundo mandato. Luego del rally de éxitos políticos de
Uribe, logrando cambiar la Constitución y ganar holgadamente
la reelección, ahora a su alrededor se observa un cuadro
políticamente conflictivo.
El primer conato de rebelión se produjo como consecuencia de
la designación de Juan Manuel Santos como Ministro de
Defensa. Contrario a lo que afirmaron algunos analistas, la
escogencia de Santos no respondería a alguna jugarreta de
Uribe en advertencia a Venezuela dada la sostenida posición
de rechazo al gobierno de Hugo Chávez que ha mantenido el
nuevo ministro en los últimos años. Pareciera que la
decisión de Uribe de nombrar a Santos fue tomada a pesar de
esa circunstancia. Uribe -quien mantiene un pacto de
convivencia con Caracas- habría escogido a Santos como parte
de su esquema de reacomodo político interno y no por razones
directamente relacionadas con Venezuela. Pero el nombre de
Santos no sólo causó ronchas en el gobierno venezolano,
también lo hizo en el seno mismo del arribismo, en la tolda
capitaneada por el senador Germán Vargas Lleras.
Santos y Vargas, descendientes de familias históricas dentro
del liberalismo colombiano, lideraron dos de los partidos
creados para canalizar la votación uribista. Ambos son
coautores de la victoria de Uribe y ambos forman parte de la
lista de aspirantes presidenciales para las elecciones de
mayo del 2010. Vargas, jefe de una numerosa fracción
parlamentaria, no dudó en recurrir a la prensa para mostrar
inconformidad ante el reparto burocrático y, por la
preeminencia que Uribe estaría dando tanto a Santos como al
Partido Conservador el cual controlará el vital Ministerio
del Interior.
El incidente más notorio lo protagonizaron los expresidentes
Andrés Pastrana y Ernesto! Samper. Uribe en un acto con
obvio propósito rehabilitador, había designado a Samper como
Embajador en París. Como se recordará, los primeros indicios
sobre narco-financiamiento de la campaña electoral de Samper
de 1994 fueron presentados por Pastrana, el candidato
perdedor de aquellos comicios. Ahora, según un comunicado
oficial de la Presidencia, Pastrana habría condicionado su
continuidad como Embajador en Washington a la no designación
de Samper. Uribe aceptó la renuncia de Pastrana quien
aspiraría dirigir al revivido Partido Conservador, mientras
Samper optó por declinar a su designación diplomática que ya
estaba en trámite ante el gobierno francés. Crisis palaciega
mediante, la misión en EE.UU. quedó sin titular, y Uribe
anunció el envió de la actual Canciller, Carolina Barco,
como nueva embajadora en ese país. Procurando apagar el
fuego rápidamente, Uribe se saltó el ceremonial diplomático
al cual suelen apegarse los gobiernos colombianos,
informando sobre la designación de la señora Barco sin
contar con el beneplácito de EE.UU. Pareciera que Uribe
arranca su nuevo gobierno con notables dificultades para
administrar las apetencias políticas que ya se cocinan entre
sus aliados.
http://www.otalvora.blogspot.com/
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Artículo publicado originalmente en el vespertino El
Mundo |
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