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¿F-16 para
Colombia?
por Edgar C. Otálvora
lunes, 3
julio
2006
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La
compra de 24 aviones caza rusos por Venezuela -poco
coherente con los anuncios de “guerra asimétrica”-, encendió
la mecha del armamentismo regional. No hay indicios y parece
poco probable que EEUU dote a Colombia de avanzados aviones
caza, pero la prensa de Brasil ya especula con ese escenario.
El diario Estado do Sao Paulo (el conocido Estadão)
informaba en un reportaje de su edición sabatina del 24 de
junio, sobre la existencia de un documento elaborado por el
Departamento de Estado de los EEUU, referente a los planes
armamentistas de Venezuela. Dicho informe habría sido
entregado a Brasil en el año 2004, y contendría las
referencias a las adquisiciones militares que se disponía
realizar el gobierno de Hugo Chávez. Según el informe del
Estadão, los anuncios sobre compras de armas hechos por
Caracas desde entonces, han correspondido con el papel
redactado dos años antes por la diplomacia estadounidense.
Un primer elemento que surge de la información del diario
paulista, tiene que ver con la evidente existencia de una
línea de contacto oficial entre EEUU y Brasil, para el
intercambio de información sensible, en este caso, de
carácter militar. Brasilia es un reconocido interlocutor de
Washington en estas latitudes, y el documento es una prueba
de confianza entre las partes.
Lista de mercado
Según el informe, los planes de compras se proyectarían
hasta el año 2012 e incluyen dotación para elevar el pie de
fuerza venezolano hasta medio millón de hombres (con
características de un ejército regular) y un millón de
milicianos, contrastando con los 82.000 soldados que
existirían en la actualidad según la publicación.
La más reciente noticias sobre la aceleración en el ritmo de
compras militares por parte de Caracas lo constituyó el
anunció de la adquisición de dos docenas de aviones caza
rusos Sukhoi-30, dotados según los comentarios
gubernamentales, de sistemas misilísticos avanzados. El
costo total de esta compra ha sido calculado entre US$ 800 y
US$ 1.000 millones de dólares, y sobre la entrega de los
equipos se especula que podría superar los cinco años, caso
se trate de equipos nuevos.
El Estadão reitera la información según la cual, el próximo
5 de julio, con motivo del usual desfile militar de la fecha,
Caracas sería sobrevolada por dos aviones , similares a los
que Venezuela ya habría comprado. En esa ocasión o en una
fecha cercana según el diario brasileño, Caracas anunciaría
la compra de tres submarinos clase Amur, también de
fabricación rusa y con costo de US$ 200 millones. Si bien la
adquisición de submarinos ha sido comentada oficialmente por
el Ministerio de Defensa venezolano, aún no se ha producido
el anuncio definitivo, y según la fuente del Estadão, la
cantidad de submarinos deseados por Caracas podría alcanzar
a siete equipos mas.
El reforzamiento de las fuerzas terrestres, según el Estadão,
incluiría la adquisición de 800 carros blindados rusos
BTR-90, portadores de un cañón ligero, con espacio para
transportar una decena de combatientes. Esta capacidad de
movilización y fuego para el Ejército se sumaría a los
helicópteros rusos ya adquiridos, modelos 17V-5 para asalto,
35-M2 para ataque y 26T de transporte pesado, que en total
sumarían 30 aeronaves.
Toda la panoplia militar anunciada por Venezuela, se
corresponde con esquemas de guerra convencional, que no se
compadecen con la supuesta migración doctrinal de los
militares venezolanos a favor de una “guerra asimétrica” o
“de resistencia”. Incluso el crítico aspecto de la
dependencia de componentes de alta tecnología en los casos
de aviones y navíos, lejos de reducirse, en este caso se
multiplica hacia un vendedor situado al otro lado del océano.
Las compras venezolanas de armamento ruso se producen en
momentos cuando comienzan a proliferar las sospechas
mundiales sobre la conversión de la Shanghai Cooperation
Organization (SCO) de una organización de cooperación
regional asiática a un franco pacto Anti-OTAN. En la SCO
cual participan Rusia, China e Irán (actual observador),
entre otros países asiáticos. Justamente tres de esos países
están el la lista de visitas que el presidente venezolano
hará en su próxima gira, uno de ellos es el ahora principal
proveedor bélico de Caracas.
Colombia y Brasil se arman
El mismo diario Estadão trajo en su edición del martes 27 de
junio otro informe sobre adquisiciones militares. Pero en
esta ocasión en referencia a Colombia.
Tal como Colombia anunciara hace ya varios años, sus fuerzas
militares estaban en un proceso para reemplazar sus
aeronaves livianas. El gobierno Uribe orientó sus compras
hacia Brasil, de donde recibirá 25 aviones Super Tucano A29
(turbo hélice). Los aviones comprados a la empresa brasileña
Embraer, presentarán características renovadas que le
permitirán lanzamiento de bombas guiados por láser y misiles
de largo alcance. Los equipos que está comprando la Fuerza
Aérea colombiana están claramente orientados al combate
contra grupos irregulares en tierra, en correspondencia con
la guerra interna que enfrenta Colombia.
Pero según el Estadão, las adquisiciones de armamento por
parte de Venezuela, estarían obligando a los militares
colombianos a procurar el cambio de sus equipos aéreos
pesados. La obsolescencia de los ya viejos caza K-Fir y
Mirage 5, estaría llevando a los planificadores colombianos
a considerar la renovación de sus equipos y la mirada se
habría volcado a la adquisición de aviones caza
estadounidenses. Colombia podría recibir 12 aviones F-16 de
parte de Washington. Se trataría de aviones F-16 modelos
serie bloque 50/52, ligeramente menos dotados que los
comprados por Chile, pero considerablemente más avanzados
que los F-16 en manos venezolanas. Los F-16 venezolanos son
modelos A y B, desarrollados en los años setenta. El
periódico brasileño no aclara otros detalles, salvo que
Colombia adquiriría los F-16 como parte de la ayuda militar
que le proporciona EEUU.
Así como los aviones que está comprando Venezuela a Rusia no
son para “guerra de resistencia”, los F-16 tampoco son
equipos para conflictos como el que se desarrolla en
Colombia, por lo cual de ser cierta la noticia llegada desde
Brasil, se trataría de un intento por parte de Colombia de
mantener algún nivel de equilibrio ante las compras
venezolanas. Sin embargo, la dotación de equipos F-16 por
parte de EEUU a Colombia, pareciera por ahora, una
proyección de analistas, una especulación periodística, o un
globo de prueba del mercado internacional de armas, y no un
hecho factible. La transferencia de F-16 a Colombia por
parte de EEUU, ya sean vendidos o donados, nuevos o de
segunda mano, abriría un largo debate en Washington sobre
los propósitos de ese acto, en momentos cuando el gobierno
Bush se ve con dificultades políticas para prolongar la
ayuda militar a Colombia, incluso en los estrictos términos
actuales.
En todo caso, el simple enunciado de este escenario con
aviones avanzados en manos colombianas, es una señal del
tipo de análisis que en diversos medios académicos y
militares se estarían practicando sobre el tema de la
seguridad regional. Suramérica se ha convertido en un
potencial escenario de guerra, pese a los reiterados
documentos internacionales que los mandatarios regionales
han suscrito para declarar al sub-continente como una “zona
de paz”.
En las últimas semanas, se han filtrado diversos documentos
militares a los medios de prensa brasileños. En ellos existe
una idea subyacente: el aumento de la inestabilidad regional
en Suramérica y la necesidad de actualizar el aparato
militar de Brasil. De acuerdo con informes publicados por el
Correio Braziliense a mediados de mayo, los planificadores
brasileños están trabajando para construir unas fuerzas
militares capaces de contener simultáneamente a dos
ejércitos de países vecinos, mediante técnicas de guerras
convencionales.
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