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"Ya no te puedo querer"
por Edgar C. Otálvora
viernes, 25 agosto 2006

 

En un encuentro con personajes de la farándula y las artes de Brasil, en el cual sirvió de anfitrión el cantante y ministro Gilberto Gil, el presidente Lula da Silva - según la cadena O Globo-  afirmó que “No voy a hacer ningún chavismo. Primero, porque no soy Chávez. Segundo, porque este país no es Venezuela. Este es un país que tiene una tradición en sus instituciones". El calor de la campaña electoral para las elecciones presidenciales del 01 de octubre está creciendo y, pese a las encuestas que le dan altas opciones de ganar la reelección, el presidente-candidato brasileño da muestras de sensibilidad sobre algunos temas, uno de ellos sus vinculaciones con el gobierno venezolano.

El “factor Chávez

Con motivo del entusiasta apoyo de Brasilia al rápido proceso de ingreso de Venezuela al Mercosur, concretado en julio con la firma en Caracas del Protocolo respectivo, Lula fue objeto de señalamientos sobre su relación con Chávez. El ahora candidato de la oposición, el tucano socialdemócrata Geraldo Alckmin acusó a Lula de "colocar el interés político e ideológico por encima del interés nacional". Para Alckmin, el ingreso de Venezuela como miembro pleno dañaba la “seriedad del proceso de integración” ya que "Venezuela estaba en el Pacto Andino; ahora viene al Mercosur; y no se discutió nada de eso". La estatización boliviana del gas y la expropiación de los activos de Petrobras estaban muy cerca en el tiempo, y entre la clase política de  Brasil, el tema Chávez está indisolublemente relacionado con la amenaza boliviana. De las palabras del candidato-presidente se desprende que en Brasil, como ocurrió en México, Bolivia y Perú, el llamado “factor Chávez” ya ha saltado a la palestra en medio de la campaña electoral, y Lula se muestra apurado por separarse de ello nadando entre dos aguas. Mientras Petrobras confirma sus negocios con PDVSA, Lula hace que sus diplomáticos divulguen que Brasil no apoya la creación de un banco del sur, proyecto en el cual Chávez ya logró involucrar al presidente argentino Néstor Kirchner como consecuencia de la masiva compra-venta de bonos de deuda pública argentina. Esos mismos bonos que tanto complacen a Buenos Aires serían la razón para que Brasilia rechace el plan financiero suramericano de Chávez.

Al lograr posponer las negociaciones exigidas por el gobierno de Evo Morales para acordar un nuevo esquema de precios del gas que llega de Bolivia, el gobierno Lula pudo empujar la arruga hasta después de las elecciones. En un país profundamente ensimismado en sus dimensiones de gigante geográfico, un aumento en el precio del gas importado, o su eventual carencia, podría despertar el interés general de los electores en la conducción de la política exterior del país. Tema que por ahora sigue en manos de académicos, empresarios de alto rango  y algunos políticos, quienes han ido presentando una lista de los daños que la política exterior Lula habría causado al país: distracción procurando acuerdos con pequeños socios y progresiva pérdida de los grandes mercados para la exportación, estatización en Bolivia, divergencias con Paraguay sobre la generación eléctrica de Itaipú, y pérdida de la capacidad de influencia regional y global de Brasil. Esta percepción se ha reforzado ante el reciente anuncio de Washington sobre una reconsideración y eventual eliminación de las ventajas arancelarias del Sistema de Preferencias Generalizadas del que disfrutan las exportaciones brasileñas hacia EEUU. El año pasado, el 15% de las ventas brasileñas a EEUU entraron a ese país sin pagar aranceles, beneficiándose de un  programa de los años setenta para impulsar el crecimiento de países en desarrollo del cual ahora Brasil estaría a punto de ser borrado.    

Alckmin con los militares

Mientras Lula procuraba distanciarse de la imagen de Hugo Chávez, su contrincante socialdemócrata el tucano Geraldo Alckmin (del PSDB) aprovechó la oportunidad de un encuentro con militares retirados para exponer su posición sobre el tema castrense. El pasado 22 de agosto, en la sede del Club de la Aeronáutica del Río de Janeiro, y convocados por la Comisión de Interclubes Militares de Brasil,  Alckim  expresó una serie de consideraciones sobre el tema de la política militar brasileña.

Alckmin veladamente prometió un aumento en los sueldos del personal militar, tema que ha sido reiteradamente expuesto por las clases militares incluso mediante protestas públicas en los últimos años. Esto según la prensa que cubrió el evento, agradó a los presentes. Pero aparte de temas de carácter gremial, (“la recuperación del respeto al servidor público militar y civil”) Alckmin expuso una serie de ofertas electorales que de concretarse tenderían a un refortalecimiento del aparato militar de Brasil. El candidato ofreció la designación de “alguien estrechamente vinculado con el área” como Ministro de Defensa quien “revitalizará” a las Fuerzas Armadas. Alckmin mencionó de forma específica la construcción de una nueva central nuclear y la retoma del proyecto de construcción de un submarino con propulsión nuclear, ambos proyectos de alta relevancia para la Armada brasileña. En su intervención, Alckmin exaltó los logros económicos de los gobiernos militares de su país, en contraste con la política económica de Lula. Con ello el candidato socialdemócrata se sumó a una corriente nada subterránea dentro de la comunidad militar brasileña, que está procurando revalorizar el papel cumplido por las Fuerzas Armadas durante los años de las dictaduras militares de los años sesenta y setenta.

La presencia de Alckmin en un ambiente militar habría sido propiciada por el general retirado Gilberto Barbosa de Figueiredo, actual Presidente del prestigioso Club Militar de Río de Janeiro. Barbosa ha mantenido una posición altamente crítica contra la política militar del gobierno Lula. En el acto de su toma de posesión como Presidente del Club en junio pasado, Barbosa emitió un polémico discurso. Entre  los párrafos pronunciados, Barbosa afirmó: “Me preocupa la fase de turbulencia política que nuestro país atraviesa… Vivimos una época en que la corrupción dentro de los propios poderes de la República, es disimulada bajo las justificaciones mas inconsistentes; las Fuerzas Armadas son convertidas en chatarra, humilladas, mal remuneradas; la violencia aterroriza, mina la auto estima del ciudadano de bien (…); la dignidad nacional es arañada, causando perplejidad e indignación a quienes se acostumbraron a ver a nuestra diplomacia, a través de la historia, actuar con envidiado provecho, siempre en defensa de los intereses de Brasil. Y el caso  de Bolivia, que aún no se ha cerrado, es el más inquietante.

La foto del candidato Geraldo Alckmin aparece en la página web de Club Militar, en lo que pareciera la continuación de la sostenida protesta de la clase militar brasileña contra la política de Lula da Silva. Ayer jueves 24 de agosto, Alckmin calificó como “indecisa y sumisa” la conducta de Lula ante el gobierno de Evo Morales…

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  Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA

 
 
 
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