Pareciera
que las grandes líneas que seguirá la política suramericana
en el año 2007, quedaron debidamente registrada en los
hechos que por dos días tuvieron como escenario a la ciudad
de Cochabamba en la II Cumbre
Presidencial de la Comunidad Suramericana de Naciones
(CASA), apenas la semana pasada.
Los ausentes en Cochabamba
Tres
mandatarios suramericanos faltaron a la cita de CASA. El
colombiano Alvaro Uribe transita por el que quizás es el más
difícil momento de estadía en el Palacio de Nariño. El
escándalo por los vínculos el
paramilitarismo con la “política oficial” está
minando la capacidad de acción de Uribe, y ha abierto
espacios incluso para un eventual enjuiciamiento del
mandatario. Los dos caballitos de batalla de la agenda
internacional de Uribe (el libre comercio regional y la
lucha contra la narcoguerrilla) se han debilitado ante el
cambio de correlación política en el Congreso de EEUU. Uribe
junto a México, Chile y Perú tenderían a formar el llamado
“arco del Pacífico” para fortalecer su presencia comercial,
y hacer contrapeso a las tendencias anti libre comercio en
la región.
Dos asuntos
vecinales tienen pendiente Uribe para los últimos días del
2006 y principios del 2007. La renovación del pacto de no
agresión con Hugo Chávez, tras la reelección de ambos. Y la
definición de un modus
vivendi con Rafael Correa. Ya
Uribe y Correa han tenido diferencias públicas por el tema
de la condición terrorista de las FARC. La orden de Uribe de
fumigar la frontera esta semana, anticipándose a la llegada
de Correa al poder, adelanta probables encontronazos entre
ambos gobiernos.
Néstor
Kirchner tampoco viajó a Cochabamba. El mandatario argentino
confirma su poco gusto por reuniones presidenciales masivas,
y ratifica su apego a la fórmula de los pequeños sanedrines.
Kirchner acaba de reunirse en privado con Hugo Chávez en
Buenos Aires, al parecer, el tema de la integración según
Kirchner, sería un tema para debatirlo entre los grandes, es
decir, con Brasil y Venezuela. Por otra parte, Kirchner
mantiene su pleito fronterizo con Uruguay, cuya gravedad ha
hecho que el Rey de España fracasara en su intermediación, y
que Brasil ofreciera esta semana sus buenos oficios.
El liderazgo del proceso
Mediante la
transmisión de TV, los brasileños pudieron observar un
desencuentro entre Lula y Chávez, desarrollado durante la
plenaria de la Cumbre de Cochabamba. Chávez insistía en
aprobar la creación de una organización que ejecute las
decisiones de la CASA. Chávez llamaba a acelerar los
procesos, al punto de recomendar el uso de
viagra para apurar la
integración. Lula, con el apoyo de Chile, frenó los ímpetus
de Caracas y sólo accedió a la creación de una instancia
temporal, de tamaño reducido, que operará en Río de Janeiro.
De esta forma, Lula abortó la aspiración boliviana y
venezolana de crear una secretaría permanente con sede en La
Paz.
Lula, sin
llegar a extremos poco probables de confrontación con
Chávez, comienza a pulsear por el liderazgo de los procesos
regionales.
Por su parte,
el venezolano se dispone a darle su propio ritmo al esquema
suramericano. No quedó conforme con posponer la
consideración de puntos de la agenda que considera sus
cartas principales, para la próxima reunión presidencial
pautada para algún momento entre noviembre y diciembre del
2007 en Cartagena de Indias. El tema energético es la carta
de Caracas y pretende exprimirle todo el provecho político
posible. De allí que antes de la cumbre de Cartagena, se
realizaría una cumbre presidencial suramericana para tratar
es teme específico de la “integración energética”. La idea
de esta cumbre especial fue de Chávez y su sede será
Caracas.
Compras y alianza militares
El tema
militar llegó para quedarse en la agenda latinoamericana, y
especialmente en Suramérica. Continuarán las compras de
equipos militares, que oficialmente ningún gobierno reconoce
como una “carrera armamentista”, pero que está impactando a
los mayores países de la sub-región.
Después de la pérdida de influencia política de los
militares argentinos tras la “guerra de Las Malvinas” y la
caída de la dictadura militar, ahora en el gobierno de
Néstor Kirchner pareciera que han logrado convencer a los
civiles sobre la necesidad de actualizar el armamento.
Francia y Rusia ya han sido contactadas para la adquisición
de material bélico. Y el Brasil del reelecto Lula sigue el
mismo camino. Compra de aviones de combate, construcción de
submarinos, reinicio de programas nucleares, relanzamiento
de su propia industria militar con vistas a la exportación,
son parte de los componentes aportados por Brasil al nuevo
esquema bélico regional
Las alianzas
militares serán otro tema en la mesa. Venezuela insiste en
la formación de una organización militar combinada de los
países suramericanos. En ese propósito cuenta con aliados en
posiciones relevantes en los actuales gobiernos de Brasil y
Argentina. Si bien el tema se había mantenido fuera de las
declaraciones presidenciales de la CASA, en la Declaración
de Bariloche, Venezuela logró meter el tema, enunciando “la
cooperación
en materia de defensa” como uno de los objetivos de la
integración. Si bien el tema fue genéricamente incluido, los
socios suramericanos se niegan a darle alas a esta idea, y
no el tema militar no fue incluido entre las comisiones
temáticas que a lo largo del año 2007 deberán estudiar las
líneas a seguir regionalmente.
Por otra
parte, el arribo de Rafael Correa a la Presidencia de
Ecuador pareciera que obligaría a un reordenamiento del
esquema de seguridad regional. Estados Unidos, se vería
forzado a replantear su esquema de actividad militar en la
región, ya que el nuevo gobierno de Ecuador se opone a
cooperar con el Plan Colombia, y adicionalmente, Correa se
dispone a poner fin a la presencia militar estadounidense en
Ecuador.
El “factor Chávez”
La revista
brasileña Veja dedicó la tapa de su más reciente edición a
Hugo Chávez. La ilustración de tapa es uno de los muñecos
que en Venezuela se comercializan con la imagen de Chávez.
La sombra que el muñeco proyecta es la imagen de Fidel
Castro. Y el texto de tapa es “Chávez no es un juguete”. El
artículo correspondiente a la portada termina con una frase
de alta tensión:
“Los
venezolanos ya perdieron la guerra contra Chávez. Ahora, él
precisa ser contenido antes que consiga “construir el
socialismo” y destruir más países en América Latina.” Esta
posición sin duda “confrontacional” por parte de la
publicación del grupo editorial brasileño Abril, coincide en
el tiempo con posiciones “convivenciales”
con Chávez. El más notorio y reciente ejemplo de ello lo
constituyó el publicitadísimo encuentro del presidente
peruano Alan García y Chávez en Cochabamba aprovechando
momentos cuando los fotógrafos pululaban alrededor.
Desde su
triunfo electoral, García había expresado que no se proponía
liderizar un frente contra
Chávez, posición que ya antes han expresado diversos
mandatarios regionales. Pero el activismo internacional de
Chávez, pese a que en el 2007 no habrán procesos electorales
presidenciales (salvo en Argentina), tiende a generar
automáticos rechazos en sectores de los países vecinos.
Terminando el año y ante los conflictos autonomistas
bolivianos, ya Caracas ha entrado en una nueva onda de
choque contra los sectores democráticos bolivianos. El
Embajador venezolano habría ofrecido el envío de tropas para
enfrentar a los enemigos de la revolución boliviana, en
tanto la oposición exigía la expulsión del diplomático.
Mientras
Bolivia ratifica su condición satelital de Caracas, aún se
mantiene la incógnita sobre la clase de alianza que
establecerá el ecuatoriano Rafael Correa con Chávez. Sus
recientes visitas a Brasilia y Lima, y su muy medida
figuración en Cochabamba, pudieran indicar que el nuevo
gobierno ecuatoriano preferirá jugar con Caracas como un
amigo cercano pero no como un aliado incondicional de la
revolución bolivariana.
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |