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El Informe de Edgar C. Otálvora

lunes, 13 noviembre 2006

 

Aparte de las consideraciones políticas o éticas del hecho, la sentencia de pena de muerte dictada el pasado domingo contra el ex dictador  iraquí Saddam Hussein, llamó la atención por la fecha cuando fue conocida. La suspicacia ganó cuerpo a pesar que el vocero presidencial estadounidense  Tony Show, rechazó que la fecha de la sentencia hubiese sido manipulada por  Washington como un ingrediente para reforzar la posición del gobierno antes de las elecciones legislativas que se producirían pocas horas después.

Perdiendo por Irak

La aparición del presidente George Bush  el lunes para apoyar la sentencia, en medio de su agenda electoral, confirmó que sin querer queriendo, Washington se proponía sacarle provecho al caso Hussein para demostrar la conveniencia de la campaña en Irak. Habiéndose convertido la guerra en Irak en una de los temas que más afectaban las posibilidades de los candidatos republicanos, la Casa Blanca decidió jugarse la arriesgada carta de dar pruebas del éxito de su incursión en tierras mesopotámicas. El electorado no compró la mercancia y los resultados ya se conocen: el Partido Demócrata ha conquistado la mayoría en ambas cámaras, dejando al presidente Bush en una situación politicamente débil y comprometida. La oposición a la guerra de Irak y el rechazo a la firma de acuerdos de libre comercio con Latinoamérica, dos temas de política exterior, dieron al traste con el poderío republicano en el Congreso de EEUU.

Lula da lecciones

Al contrario de Bush, el reelecto Luiz Inacio Lula dió una lección de cómo aislar los potenciales impactos negativos que su política exterior pueda tener sobre los resultados electorales. Para distanciarse - al menos provicionalmente-  de la imagen de Hugo Chávez, Lula aprovechó una fiesta bohemia en casa de su Ministro de Cultura, el cantante Gilberto Gil, para decir como quien no quiere, que Brasil es muy distinto de Venezuela. Ergo: Lula es muy distinto de Chávez. Y sobre el otro problema que acarreaba Lula proveniente del exterior, el gobierno brasileño logró convencer al presidente Evo Morales para que el aumento del precio del gas boliviano sólo se produjera luego de las elecciones. De hecho, a pocas horas de la victoria de Lula en segunda vuelta, la Petrobras notificó que precio del gas que nutre fábricas y hogares brasileños subirá muy pronto...

Por ahora...nada de alcaldes ingleses

En el caso de las actuales elecciones presidenciales venezolanas, el impacto de los asuntos internacionales ha adquirido una dimensión nunca vista en estas latitudes. Por una parte, la percepción de que el gobierno de Chávez regala dinero a otros países en desmedro del bienestar nacional, es una idea que habría calado fuertemente en la opinión del hombre de la calle, según se desprende de diversas encuestas. Esto habría llevado a que el gobierno redujera sustancialmente el tema de las ayudas internacionales de la agenda de actividades presidenciales de estos días. El caso más notorio lo constituyó el desaire de Chávez al Alcalde de Londres, Ken Livingstone, quien esta semana  debió suspender su viaje a Caracas justo -según nota de prensa de la propia alcaldía londinense- cuando se disponía a tomar un vuelo desde La Habana a Maiquetía. El gobierno venezolano no hizo el menor esfuerzo para ocultar el hecho de que Chávez simplemente no recibió al inoportuno viajero inglés. Livingstone, miembro del ala izquierdista del Partido Laborista fue presentado hace algunos meses como un importante aliado de Chávez quien anunció un programa de suministro de combustible subsidiado para los “pobres” de Londres. La lección aprendida emanada desde Caracas es simple: En días de campaña, no es muy recomendable que un alcalde londinense venga a Venezuela a recoger la ayuda que el gobierno le ofreciera.

Ortega a cambio de la ONU

Pero, al igual que en el caso de Bush y sus auto-proclamados éxitos en Irak, el gobierno venezolano también ha incorporado su agenda internacional como parte del listado de ofertas electorales. La imagen de Chávez como paladín anti-Bush se encuentra entre las bondades que el candidato  ofrece a un segmento del electorado gustoso de esas epopeyas antiimperialistas. En esa línea que convierte la confrontación contra EEUU en una oferta electoral, ocupan especial espacio los auto-proclamados éxitos de la diplomacia bolivariana. De hecho, diversos comentaristas políticos extranjeros sólo encontraron razones de orden electoral para explicarse la infructuosa insistencia de Chávez de medirse en la ONU por el puesto en el Consejo de Seguridad, aún cuando ya tras las primeras quince rondas de votación era imposible que Venezuela ganara esa posición. Por cierto, el gobierno venezolano sobrevaluó (con o sin conocimiento de causa) el asiento en la ONU, suponiendo que lo ganaría y podría mostrarlo como una contundente prueba de triunfo internacional. A falta de ONU, el gobierno bolivariano ha debido conformarse con la victoria de Daniel Ortega en Nicaragua, debidamente publicitada en avisos oficiales con fotos a todo color de Chávez y el nicaragüense.

La política exterior se metió en las campañas electorales tanto en la capital del imperio como en la capital de la revolución…   

BOCADILLOS

En la década de los setenta, los sandinistas llegaron al poder en Nicaragua con el amplio respaldo financiero y político de Carlos Andrés Pérez CAP. En aquel entonces, hijos y nietos de prominentes adecos formaron parte de las fuerzas guerrilleras sandinistas que  combatieron la dictadura de Anastasio Somoza. En 1989, el segundo gobierno de CAP apoyó financiera y políticamente el ascenso al poder de la señora Violeta Chamorro, como la opción democrática entre el marxismo sandinista y la contra derechista. En 1993, una conspiración encabezada por Rafael Caldera, Ramón Escobar Salom, José Vicente Rangel, Miguel Angel Burelli Rivas y Arturo Uslar Pietri tumba a CAP, llevándolo a la cárcel precisamente por el dinero aportado para la seguridad de la señora Chamorro. Ahora, en el 2006, el sandinismo llega nuevamente al gobierno con el abierto respaldo financiero y político de Hugo Chávez. Esta es sólo una brevísima relación de los ascensos y descensos políticos de Daniel Ortega a cuenta de los petrodólares venezolanos de ayer y hoy…

 

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País

 
 
 
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