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CORREA: sismo ecuatoriano
por Edgar C. Otálvora
viernes, 1 diciembre 2006

 

El triunfo de Rafael Correa en las elecciones presidenciales de Ecuador puede representar un terremoto en el frágil equilibrio político de Suramérica. En el lado interno, el correismo procurará una reforma política de fondo, amparada en la convocatoria a una Asamblea Constituyente a la cual aspiran otorgarle carácter originario y poderes para disolver el Parlamento. En el frente externo -desde ya- Correa se asoma como la nueva pieza del rompecabezas izquierdista latinoamericano, beneficiándose de los simultáneos galanteos de Caracas y Brasilia. 

Proyecto con olor a petróleo

El epicentro de la estrategia planeada por Correa se asienta en la política petrolera. Los altos niveles de precios de los hidrocarburos serían, en remedo de la experiencia chavista en Venezuela, el garante del experimento izquierdista que Correa y sus conmilitones se proponen  imponer en Ecuador.

En primer término, el correismo entiende que el poder que brinda el ingreso petrolero depende de variables externas. En consecuencia, Ecuador reingresaría a la OPEP y adelantaría planes de “integración energética” con Venezuela. Ejemplos de esa “integración” sería la ejecución de la idea de intercambiar productos refinados (proporcionados por Venezuela) a cambio de crudo ecuatoriano. Este plan fue concebido pero no ejecutado en el 2005, al principio del gobierno de Alfredo Palacio, cuando Correa actuando como Ministro de Economía inició su aproximación hacia Hugo Chávez. El anunciado Ministro de Economía, Ricardo Patiño, fue el viceministro de Correa durante su corta presencia en el actual gobierno.

En términos internos, el correismo se propone  revisar todos los contratos de explotación de hidrocarburos que mantiene la estatal Petroecudor con empresas extranjeras. En tiempos de altos precios de hidrocarburos, Ecuador se suma a la tendencia de los gobiernos que procuran incrementar su margen de participación en los beneficios por concepto de renta petrolera. La española REPSOL figura en la lista de las empresas que deberán atenerse a las nuevas reglas que imponga Correa.

El sector petrolero durante el nuevo gobierno, será dirigido por el economista Alberto Acosta, una de las figuras más relevantes del movimiento académico-político que ideó el proyecto Correa. La designación de Acosta como Ministro de Energía y Minas ya había sido anunciada a finales del mes de septiembre.

El cuadre internacional

El nuevo gobierno ecuatoriano se inaugurará con una agenda internacional conflictiva. Aparte de las predecibles tensiones con empresas petroleras, el correismo se propone renegociar los términos del pago de  la deuda externa del país. Acosta ha puesto en tela de juicio la legalidad misma de la deuda, por lo cual la declaración de suspensión de su pago entra dentro del cuadro de posibilidades.

El correismo ha hecho carrera política utilizando, entre otras banderas, su rechazo a la firma de un tratado de libre comercio TLC con EEUU. Ya Correa anunció que no negociará un TLC, con lo cual se separa de las líneas que en ese sentido siguen los gobiernos de Colombia y Perú. El escenario de la Comunidad Andina de Naciones CAN pareciera que tenderá a agriarse con la llegada de este nuevo actor. Una vez más el futuro de la CAN se ha puesto en entredicho.

Las relaciones de Correa con los vecinos no comienzan con buen pie. En medio de la campaña electoral, el ahora presidente electo sostuvo un intercambio de declaraciones poco amistoso con el presidente colombiano Alvaro Uribe, alrededor del tema de la guerrilla. Según el ecuatoriano, las FARC y el ELN no son organizaciones “terroristas”, en contravía de la visión de Bogotá. Correa, en todo caso, aclaró que no permitirá la presencia de la guerrilla colombiana en territorio de su país. Este es un tema especialmente álgido ya que la región norte de Ecuador incluso en áreas de producción petrolera, en sus linderos con Colombia, es zona de actuación de narcotráfico y guerrilla. En Colombia temen que la llegada de Correa al poder pueda significar una -aún- menor acción de los militares ecuatorianos en las fronteras.

El tema de las alianzas militares regionales será puesto igualmente sobre el tapete por el gobierno Correa. En este momento, EEUU está procurando la firma de un acuerdo con  Ecuador que permitiera el uso por fuerzas militares estadounidenses de la Isla de Baltra (Galápagos) para ampliar el radio de acción del Comando Sur. En contrapartida, Correa ha anunciado reiteradamente que no renovará los actuales acuerdos que permiten la utilización por parte de EEUU de las instalaciones de la Base de Manta. Esto significa que Ecuador lejos de ampliar su participación en el esquema de seguridad regional promovido por Washington, tenderá a apartarse del mismo.

La arquitectura de defensa de los EEUU en la región tenderá a verse afectado directamente con el ascenso de Correa. Basta aún por saberse la orientación regional que Ecuador tomará en materia de defensa.

Correa entre Lula y Chávez

Durante la campaña electoral, Correa osciló entre ocultar, relativizar o vanagloriarse de sus vínculos con Chávez. En ocasiones  se autocalificó de “bolivariano”, en otras afirmó que pese a su amistad con “Hugo” no permitiría injerencia  venezolana durante su gobierno. Apenas el martes pasado, Correa repitió que en Ecuador no mandarán “ni Bush ni Chávez”. No deja de ser relevante que la primera visita internacional de Correa no sea a Cuba o Venezuela como fuera el caso de Evo Morales. Correa deberá estar llegando a Brasilia el próximo 07 de diciembre para un encuentro con el presidente brasileño, en el cual coincidiría con Hugo Chávez. Correa viajará al día siguiente -en el avión presidencial brasileño-  acompañando a Lula hasta Cochabamba (Bolivia), sede de la II Cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones. El anfitrión de la cita presidencial suramericana, Evo Morales, ya extendió invitación para que Correa participe.

Correa muestra prisa de lanzarse al ruedo de la política internacional. Lula y Chávez parecieran interesados en -cada uno por su lado- servir de padrino del nuevo gobierno ecuatoriano.
 

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  Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA

 
 
 
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