Perturbaciones cubanas en
Venezuela
Entre Fidel
Castro y Hugo Chávez no todo sucede bajo el prisma de la
figura idílica de la amistad y del tinte ingenuo que
gracias a sus dones de actor, Hugo Chávez pretende hacer
creer. Si al principio muchos demostraron un sentimiento de
incredulidad cuando se mencionaba la injerencia cubana en
la “revolución bolivariana”, ahora ya es un hecho público y
admitido. Cuba, no es sólo la fuente de inspiración del
presidente y líder de la revolución, sino que éste cuenta
con la colaboración de un numeroso contingente de personal
cubano que asume tareas en los sectores más neurálgicos del
Estado; en particular en lo tocante a lo militar, servicios
de inteligencia , salud, educación, comercio, asesoría
jurídica, etc. El más relevante es el Convenio de
Cooperación Jurídica y asistencia Recíproca en materia penal
entre Cuba y Venezuela que considera que un delito cometido
en Venezuela es considerado como cometido en Cuba. De allí
el interés particular del gobierno venezolano de exigir la
repatriación del anti-castrista Luis Posada Carriles,[1]
acusado de actos terroristas, y detenido en Estados Unidos.
La
presencia de los servicios de inteligencia cubanos es
notoria. Un acuerdo de cooperación ha oficializado su
asesoría en la organización de los servicios de control de
la población, de opositores y de presuntos o posibles
opositores, cuyas actividades comienzan ya a hacerse sentir
en el país.[2]
La
propia seguridad del Presidente está en manos de personal
cubano.[3]
Fidel
Castro siempre ha utilizado como arma de manipulación
psicológica, reiterar el peligro del magnicidio; peligro que
por cierto enfrenta todo aquel que detenta la primera
magistratura de un país. Con relación a Chávez, Castro se
ha mostrado particularmente insistente al respecto. Tal
parecería que, consciente de la psicología del venezolano,
persigue acentuar su tendencia a la desconfianza y llevarlo
dudar aún más del personal venezolano para hacerlo más
dependiente aún, del personal cubano, y de esa manera
tenerlo más bajo su control directo.
El tema del
magnicidio enarbolado hoy hasta la saciedad por las cúpulas
chavistas, y por el propio Chávez, e inaugurado desde La
Habana por el propio Fidel Castro, quien fue el primero en
anunciarlo, ha ocupado masivamente los espacios informativos
de los medios venezolanos en las últimas semanas: según el
historiador Agustín Blanco Muñoz, se trataría del
(…)
centro de un culto que se extiende y crece para denunciar
los programas impulsados a nivel mundial para el asesinato
de quien se presenta como la nueva esperanza del cambio
social en el planeta. Así, cada vez más gente creerá en él
y lo adorará en la medida en que se le vea como víctima de
poderes salvajes que lo quieren matar porque sienten en su
figura y liderazgo al creador del nuevo imperio socialista
del siglo XXI, llamado a derribar al capitalismo.
[4]
 |
Caracas - 2005 |
En el
ámbito internacional Cuba ha puesto al servicio de la
“revolución bolivariana” sus amplias redes de apoyo que ha
ido tejiendo durante los 46 años de vida del régimen
castrista. Redes cuya acción se destacaba por su carácter
benévolo, hoy su motivación se acentúa gracias a las
importantes sumas destinadas por la “revolución
bolivariana” a campañas de propaganda en el exterior. Un
país que poco ha gozado del interés de los medios de
comunicación, hoy se le dedican amplios espacios, tanto en
la prensa escrita como en la audiovisual. Algunas veces
producto de la actualidad informativa, otras por razones de
simpatía política o simplemente porque “noblesse oblige”.
[5]
Por otro
lado, Venezuela, fiel a su modelo de inspiración, al igual
que Cuba, se ha abocado a la celebración de encuentros
internacionales de todo género: culturales, políticos etc.,
a los que acuden, periodistas, intelectuales, artistas,
novelistas premiados, y los tradicionales simpatizantes
castristas de siempre a quienes se les han abierto nuevos
espacios de esparcimiento en las playas del Caribe. Hoy
Venezuela es la primea destinación de turismo
revolucionario.
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