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Nexos revolucionarios  Venezuela-Cuba (II)
Paralelismos cubanos en la revolución bolivariana

por Elizabeth Burgos
París, junio 2005


Nexos revolucionarios  Venezuela-Cuba 

Los nexos de sectores de la izquierda venezolana con la revolución cubana, datan del año 1958, cuando, tras la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, acudieron grupos de cubanos en calidad de exiliados a Caracas. Incluso, por decisión del presidente de la junta de gobierno civil-militar, el Contralmirante Wolfgang Larrazabal, el ejército venezolano envió armas a Fidel Castro a la Sierra Maestra.[1] 

Los contactos de la izquierda venezolana con el aparato cubano, datan de los inicios de la revolución cubana. El origen militar del liderazgo de la “revolución bolivariana”, y la peculiar y tradicional complicidad de sectores de la izquierda venezolana  con el estamento militar, han facilitado la fusión del “bolivarianismo” con el castrismo. Relación que ha sido favorecida por  las estrechas  relaciones que han mantenido a través de los años con Cuba, los sectores civiles irreductibles, que tras el fin del período de lucha armada que conoció Venezuela en los años 1960-1970, continuaron con su labor conspirativa en el seno de las Fuerzas armadas, y hoy están integrados al “chavismo”. Una ilustración de esa complicidad temprana, fue la participación de un grupo de venezolanos, militantes de la Juventud comunista del PCV en junio 1959  en una invasión organizada por Cuba a República Dominicana. Todos los combatientes venezolanos perecieron en el intento.  

La novedad actual radica en que esa izquierda ahora en el poder, a falta de un modelo de revolución propio, puesto que en el panorama venezolano no estaba dibujada tal eventualidad, no le queda otra  alternativa que recurrir al modelo cubano haciendo gala de la misma falta de autonomía que tanto le reprochó a las elites del antiguo régimen que calificaba de relación de “colonizados ante las metrópolis  imperiales.” 

Marta Harnecker Intelectual chilena. Socióloga, investigadora y escritora.

A falta de un proyecto propio, la “revolución bolivariana” recurre a Cuba a tomar prestado, léase a adquirir, del modelo revolucionario cubano, su aparato conceptual, además de sus expertos. Hasta el envío de teóricos,  puesto que la intelectualidad venezolana, en su gran mayoría, repudia al régimen de Chávez. Es el caso de la chileno-cubana Marta Harnecker, afincada en Cuba tras el golpe de Pinochet,  puesta hoy a la disposición de Hugo Chávez para que elabore las bases teóricas políticas de ese nuevo ensayo revolucionario.[2]

Es la célebre autora de un manual de marxismo-leninismo, - influencia decisiva en la formación de varias generaciones de la izquierda latinoamericana durante los años 1960-1970. Constituyó la  enseñanza fundacional de un marxismo simplificado a la manera de un catecismo al que se le debe el magro desarrollo intelectual y el trágico retraso ideológico que caracterizó y caracteriza,  a los sectores más radicales de la izquierda en América latina, limitando el surgimiento de una izquierda democrática en el continente. Como podemos constatar dada la actividad que desarrolla en Venezuela, su influencia cobra de nuevo vigencia, esta vez sustentada en el doble poder que le imparte Cuba y la petro-revolución venezolana. 

El mecanismo de préstamo, y de adquisición de imágenes e influencias ideológicas provenientes del exterior, es consubstancial al talante de un país caribe y petrolero: los venezolanos se entregan gozosos al consumo de la novedad, rasgo que comparten todas las clases sociales. Es uno de los rasgos más notables de la cultura petrolera,[3] no obstante la presencia masiva del modelo revolucionario cubano, difícilmente la sociedad venezolana,  se pliegue a él,  aún en las propias filas del chavismo. 

La pasión cubana le costó a Hugo Chávez la pérdida del apoyo de la clase media que lo tuvo mayoritariamente al principio y lo condujo a la presidencia de la república. La primera manifestación de la oposición contra el régimen, se debió a la llegada de asesores cubanos que venían a dirigir la reforma de la educación emprendida por la “revolución bolivariana”; los que demostraba sin disimulo, la relación de interdependencia que se establecía con Cuba.


[1] El material constaba de : ciento cincuenta fusiles Garand M-1 con tres cargadores cada uno,  cien granadas de mano MK-2, veinte fusiles ametralladores, diez ametralladoras, seis morteros de 60mm y dos de 81mm, noventa y nueve mil novecientos cincuenta cartuchos, según declaraciones del único sobreviviente, el entonces Teniente de Navío Carlos Alberto Tayalhardat, que fue comisionado para ejecutar la operación del transporte por avión hasta la Sierra Maestra de dicho cargamento, La Razón, Caracas, 8 de marzo 2005.

[2] Taller de alto nivel, El Nuevo mapa estratégico, 12-13 de noviembre 2004, intervenciones del Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, Gobierno Bolivariano, Ministerio de Comunicación e Información, Caracas, 2004: una viñeta explicativa informa que :  Este texto fue editado por Marta Harnecker quien suprimió repeticiones y datos de menor interés, ordenó el material colocando al inicio una serie de ideas que de dejarse dentro del texto romperían su fluidez. Subtituló y enumeró los párrafos para facilitar la discusión colectiva, concibiendo el índice como un resumen de las principales ideas.

[3] Para ahondar en la relación de la sociedad venezolana con el petróleo ver: Carlos Blanco, Revolución y desilusión la Venezuela de Hugo Blanco, Madrid, Catarata, 2002.
 


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