Por
conducir en julio de 2005 a contravía en una autopista en estado
de ebriedad y provocar una colisión en la que murieron dos
personas, Martin Heidgen, de 25 años, fue acusado de homicidio
por una corte de Long Island y espera una sentencia que podría
llegar a cadena perpetua. La decisión del jurado abre las
puertas para castigos más severos contra los conductores
borrachos que ocasionan accidentes fatales, asunto que aplauden
los familiares que han perdido seres queridos a causa de la
irresponsabilidad ajena. Los abogados defensores en estos casos
insisten en que la intoxicación por alcohol limita la
responsabilidad del individuo, y por lo tanto, si mata a alguien
fue un accidente y no un asesinato.
Un
conductor ebrio es un victimario en potencia y a pesar de los
controles es casi imposible alejarlo del volante, por ello
algunos piden sentencias ejemplarizantes que los mantengan a
raya, mientras que otros consideran un exceso que sean juzgados
con la misma severidad como si hubiesen disparado un arma. Lo
cierto es que el año pasado murieron 13 mil personas en EEUU en
accidentes viales relacionados al alcohol. En la Unión Europea
esa cifra rondó los 10 mil. En Venezuela el 36% de las 3 mil
personas muertas en la vía estuvieron relacionadas al trago.
En
el pasado manejé borracho varias veces. Una madrugada decembrina
tomé la vía equivocada en la Autopista del Este, con la fortuna
de reaccionar a tiempo y retroceder ante los faros de los otros
autos. El jurado que sentenció a Heiden consideró que a este
nunca le importó el daño que podía causar a otros y por ello
aceleró a contravía hasta chocar. Yo pude haber ocasionado un
accidente similar, sin desearlo, y también matar a dos personas.
¿Qué era en ese momento, un borracho al volante o un asesino en
potencia?
Podría ser condescendiente conmigo mismo, pero la verdad, en el
momento que subí al auto tomé la decisión equivocada.
Ciertamente el alcohol nubla la mente y perdemos la capacidad de
decidir, pero hoy en día, cuando ya no bebo, pienso que en aquel
entonces la carga de la culpa hubiese estado de mi lado.
Tengo muchos amigos que llevan una botella de whisky por
copiloto. Si algún día mataran a dos personas en la calle no
sabría como juzgarlos. Lo que si se es que tuvieron la
oportunidad de evitar la tragedia y no lo hicieron.
ebravo@unionradio.com.ve
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