Chávez
se parece tanto a Bush, y viceversa, que el asunto da miedo.
Podrán decir que son antípodas ideológicos, pero en su
obstinación y fanatismo son siameses. Ambos abrazan su verdad
como un niño se aferra a su peluche, los dos sienten un llamado
histórico que los lanza en aventuras descabelladas y van a la
par cuando se trata de encender con retórica. Chávez y Bush son
las dos caras de una arepa difícil de tragar. Cada uno,
justificándose con nobles ideales, arrastra a su país tras sus
delirios y son incapaces de escuchar las críticas. Para ellos el
punto final es “estas con nosotros o contra nosotros” y “dentro
de la revolución todo, fuera de ella nada”. Si de cachos o
aureolas se trata, ambos visten las mismas galas.
Las
consecuencias de sus acciones son proporcionales a su poder.
George W. deja como legado más de 2.500 soldados estadounidenses
y 45 mil civiles muertos en Irak. Hugo Rafael no se ha lanzado
tales hazañas pero en Venezuela mueren violentamente 10 mil
personas al año y a la fecha 281 reos han fallecido dentro de
las cárceles. Mientras ambos vuelan por el mundo promoviendo la
democracia, aprovechan las escalas para intervenir en naciones
soberanas, Washington armando el caso contra Irán y Caracas
hablando de fraude en las elecciones mexicanas. Si algo
comparten ambos mandatarios es la incontinencia verbal, aunque
debemos ser justos y decir que Chávez gana en explosividad,
mientras Bush tiene mayor poder de destrucción masivo.
Y
las reacciones ante ellos son bipolares. El amor-odio que los
alimenta es tan inflamable como su radicalización, solo que en
este caso Bush ha tenido que moderar su agenda ante la
resistencia mundial y doméstica, mientras Chávez está viviendo
su momento de reconocimiento internacional. George W. se va
quedando solo y Hugo Rafael podría sufrir el mismo aislamiento
si insiste en cargar con el mundo sobre sus hombros. Los gemelos
no vuelan en la misma órbita, pero es si, ambos tarde o temprano
ambos tocarán tierra, quizás estrepitosamente.
Pero si en algo se diferencian, es el sistema en que operan.
Bush debe rendir cuentas a instituciones independientes y está
sujeto a un sistema judicial imperfecto pero respetable. Chávez
controla los poderes y designa funcionarios a su antojo,
recibiendo aplausos y vítores del propio Tribunal Supremo de
Justicia. Lo de Estados Unidos es una democracia perfectible,
pero en Venezuela hay una democracia convaleciente. Y en esa
diferencia radica mi mayor temor: en 2 años George W. saldrá de
la Casa Blanca y Estados Unidos tendrá los mecanismos para
corregir su rumbo, pero Hugo Rafael desea permanecer 15 años más
en el poder. Cuando el diablo se siente dueño del cielo y el
infierno, tarde o temprano todos nos quemaremos.
ebravo@unionradio.com.ve
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