De
todas las cosas que me intrigan del apoyo al chavismo, ninguna
como la aceptación de su componente militar. Puedo entender que
los resabios del caudillismo, la fascinación por los uniformes o
la conchupancia en las prebendas de la revolución expliquen la
tolerancia hacia las botas en la vida civil. Pero cuando veo a
gente libre pensadora, liberal, inteligente y de sólidas
convicciones democráticas, justificando su apoyo a Chávez con
los argumentos de justicia o inclusión social, no puedo entender
como son capaces de obviar la otra cara de la moneda: el
secuestro de los espacios institucionales por la fuerza militar.
La
revolución bolivariana ha servido para que nobles ideales sean
el soporte de un sistema cada vez más encharretado. ¿Cómo se
digiere la contradicción de un gobierno que levanta su voz por
la paz y entrena a civiles para la guerra? Todo país tiene el
derecho a la defensa, pero, ¿dónde están las defensas contra el
virus del militarismo?
Es
por ello que me pregunto: ¿Cómo es que gente cercana, amiga,
puede aceptar un sistema que define su diplomacia en la ONU como
de “rodilla en tierra”? ¿Es que acaso no se dan cuenta de que
están siendo cercados con un discurso guerrerista, de cuartel,
que cada vez está más entronizado en los asuntos cotidianos? ¿Es
compatible para un individuo progresista meter sus ideas en la
boina de un hombre que entiende la política como una batalla y a
la ciudadanía como sus tropas?
Para esos amigos, para esa gente que votará por Chávez en
Diciembre, mi solicitud es que se tomen una pausa, respiren, y
vean al personaje en toda su dimensión. Incluso, que den un paso
atrás y analicen la revolución en toda su perspectiva,
especialmente la militar, y pregúntense si se sienten cómodos
con tanta gorra ante sus narices. No les pido que voten por otro
candidato, sino que analicen todo el proceso más allá de la
retórica y la polarización. ¿Es un desfile militar lo que desean
como fiesta nacional?
Y
después de hacer el ejercicio, tienen todo el derecho a votar
por el presidente-candidato, pero entendiendo que al hacerlo se
están dejando poner la suela y tacón del militarismo sobre la
espalda. Y sacárselos de encima será cada vez más difícil.
ebravo@unionradio.com.ve
|