En
provocadoras declaraciones el pasado 11 de Septiembre, el
canciller venezolano Nicolás Maduro pidió una comisión
internacional independiente para revelar la verdad tras el
ataque a las torres gemelas. Maduro habló de una supuesta
conspiración contra la humanidad basada en los vínculos entre
las familias Ben Laden y Bush con el objetivo de desatar las
guerras contra Irak y Afganistán. Un argumento al estilo Michael
Moore y en línea con su rutinaria crítica al gobierno
estadounidense. El señor Nicolás tiene pleno derecho a sospechar
de la administración Bush, pero el Canciller Maduro debe ser más
responsable con sus declaraciones. Y también más contextualizado.
A finales de 2002 el Congreso
de los Estados Unidos, con la aprobación de George W. Bush,
designó una Comisión Independiente y bipartidista para
investigar lo que sucedió el 11-S. En julio de 2004 apareció el
informe final con grandes críticas a la preparación y actuación
gubernamental ante la amenaza terrorista. El debate público
socavó la imagen del presidente y sus asesores, además de
establecer responsabilidades y sugerir acciones, las cuales
según recientes declaraciones de los miembros de la Comisión, no
han sido tomadas en cuenta a cabalidad.
El Canciller Maduro no revela
nada nuevo, pero si pasa por alto la capacidad de la democracia
estadounidense para generar una investigación interna sin
intervención de los poderes, especialmente del presidente. Algo
que nos hace pensar en la incapacidad del gobierno venezolano
para organizar, digamos, una Comisión de la Verdad independiente
y plural que investigue los hechos del 11 de Abril de 2002 en
Caracas.
Esta misma semana el Ministro
de Comunicación e Información y Director de Organización del
partido MVR, Willian Lara (para quien la dualidad de funciones
no representa un conflicto de intereses en tiempos electorales)
comparaba la Doctrina Monroe con la de Mister Diablo, el término
usado por el oficialismo para referirse al presidente
estadounidense, que en manos de un Ministro es cosa delicada,
pero si el jefe la usa quince veces al día, no se puede esperar
menos de sus camaradas. Allí nos explica que la “América para
los Americanos” es hoy en día la estrategia de las corporaciones
para conquistar las riquezas mundiales valiéndose de la
propaganda mundial. El periodista William tiene plena libertad
para ventilar sus opiniones, pero el Ministro Lara debe ponderar
su verbo, si pide respeto a la soberanía venezolana.
La administración Bush es
indefendible y el final de su gestión puede que sea arrastrado
por escándalos y corrupción que la prensa libre y las
intituciones independientes deben revelar. Hay un fundamento de
base para la retórica de Maduro y Lara, pero desconocer la
investidura de sus cargos y ver solo la paja en el ojo ajeno,
los convierte en agentes partidistas y no funcionarios de
Estado, asunto que en Venezuela es la misma cosa.
ebravo@unionradio.com.ve
|