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Fondo y forma 
por Eli Bravo
jueves, 14 septiembre 2006

 

          En provocadoras declaraciones el pasado 11 de Septiembre, el canciller venezolano Nicolás Maduro pidió una comisión internacional independiente para revelar la verdad tras el ataque a las torres gemelas. Maduro habló de una supuesta conspiración contra la humanidad basada en los vínculos entre las familias Ben Laden y Bush con el objetivo de desatar las guerras contra Irak y Afganistán. Un argumento al estilo Michael Moore y en línea con su rutinaria crítica al gobierno estadounidense. El señor Nicolás tiene pleno derecho a sospechar de la administración Bush, pero el Canciller Maduro debe ser más responsable con sus declaraciones. Y también más contextualizado.

            A finales de 2002 el Congreso de los Estados Unidos, con la aprobación de George W. Bush, designó una Comisión Independiente y bipartidista para investigar lo que sucedió el 11-S. En julio de 2004 apareció el informe final con grandes críticas a la preparación y actuación gubernamental ante la amenaza terrorista. El debate público socavó la imagen del presidente y sus asesores, además de establecer responsabilidades y sugerir acciones, las cuales según recientes declaraciones de los miembros de la Comisión, no han sido tomadas en cuenta a cabalidad.

            El Canciller Maduro no revela nada nuevo, pero si pasa por alto la capacidad de la democracia estadounidense para generar una investigación interna sin intervención de los poderes, especialmente del presidente. Algo que nos hace pensar en la incapacidad del gobierno venezolano para organizar, digamos, una Comisión de la Verdad independiente y plural que investigue los hechos del 11 de Abril de 2002 en Caracas.

            Esta misma semana el Ministro de Comunicación e Información y Director de Organización del partido MVR, Willian Lara (para quien la dualidad de funciones no representa un conflicto de intereses en tiempos electorales) comparaba la Doctrina Monroe con la de Mister Diablo, el término usado por el oficialismo para referirse al presidente estadounidense, que en manos de un Ministro es cosa delicada, pero si el jefe la usa quince veces al día, no se puede esperar menos de sus camaradas. Allí nos explica que la “América para los Americanos” es hoy en día la estrategia de las corporaciones para conquistar las riquezas mundiales valiéndose de la propaganda mundial. El periodista William tiene plena libertad para ventilar sus opiniones, pero el Ministro Lara debe ponderar su verbo, si pide respeto a la soberanía venezolana.

            La administración Bush es indefendible y el final de su gestión puede que sea arrastrado por escándalos y corrupción que la prensa libre y las intituciones independientes deben revelar. Hay un fundamento de base para la retórica de Maduro y Lara, pero desconocer la investidura de sus cargos y ver solo la paja en el ojo ajeno, los convierte en agentes partidistas y no funcionarios de Estado, asunto que en Venezuela es la misma cosa.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 
 
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